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"Sucedió en una fracción de segundo": reconstrucción de la avalancha mortal en Israel
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45 muertos y cientos de heridos

"Sucedió en una fracción de segundo": reconstrucción de la avalancha mortal en Israel

Al menos 45 personas, incluidos niños pequeños, han muerto aplastadas en lo que se ha convertido una de las peores tragedias civiles de la historia reciente de Israel

Foto: Una de las escaleras de salida del recinto, donde se provocó la estampida. (Reuters)
Una de las escaleras de salida del recinto, donde se provocó la estampida. (Reuters)

Era el primer evento religioso masivo en Israel desde que se levantaron las restricciones. Con ya más del 62% de la población con al menos una dosis de vacuna, la celebración del Lag Baomer era un grito a la nueva normalidad y, para algunos, la libertad de poder celebrar de nuevo sus tradiciones. Más de 100.000 judíos haredíes, ultraortodoxos, se concentraron la madrugada del viernes en el Monte Meron, al norte de Israel, en lo que horas más tarde acabó con una avalancha mortal. Al menos 45 personas, incluidos niños pequeños, han muerto aplastadas y más de un centenar han resultado heridas, algunas de gravedad, en lo que se ha convertido en una de las peores tragedias civiles de la historia reciente de Israel. "Pasó en una fracción de segundo. La gente simplemente se caía, aplastando y pisando unos a otros. Ha sido un desastre", ha afirmado un superviviente a la radio del Ejército.

Esta es la reconstrucción de la tragedia, a través de los vídeos publicados y las primeras informaciones ofrecidas por la policía israelí.

100.000 personas en un recinto para 25.000

El incidente comenzó cerca de la 1:00 de la madrugada hora local. Cerca de 100.000 se habían congregado en el recinto, junto a la toma de un histórico rabino judío, Shimon Bar Yochai, en una celebración que incluye cantos y bailes durante toda la noche y una festiva hoguera a media noche. Aunque normalmente la celebración puede llegar a congregar hasta 200.000 personas, en 2020 se clausuró el recinto para impedir aglomeraciones en medio de la pandemia de coronavirus. Este año, en cambio, las autoridades locales habían decidido convertir la festividad de Lag Baomer en el primer gran evento multitudinario tras el fin del último confinamiento en Israel. Se había autorizado que 10.000 personas acudieran hasta la tumba, una cifra que finalmente se multiplicó por 10 en un recinto que, según un informe interno de la policía sacado a la luz tras la avalancha, solo cumplía los requisitos de seguridad como para acoger a 25.000.

Los organizadores del festival han asegurado que llegaron a fletarse 650 autobuses de todo el país para transportar a los peregrinos hasta la localidad de Meron, y la policía desplazó a cerca de 5.000 agentes para asegurar el evento que finalmente terminó en tragedia.

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Foto: EFE.

En los vídeos de los minutos previos al incidente puede verse a multitud de judíos de todas las edades cantando y saltando, con la hoguera ceremonial prendida y en grandes grupos muy apretados unos a otros. A medianoche se encendió la hoguera y, cuando terminó ese ritual, parte de la multitud se dirigió a la salida para dar por finalizada la noche. Entonces es cuando comenzó el drama.

Vídeos compartidos en redes sociales y por los medios de comunicación israelíes muestran cómo densas mareas de gente, unas 20.000 personas, se agolpaban hacia la salida. En un intento de controlar la aglomeración, la organización del evento había dividido en espacio en secciones separadas por paredes metálicas, convirtiendo una salida que ya era estrecha en un "cuello de botella".

Una escalera estrecha y pasarelas de metal

A los peligros de una aglomeración se añade que la salida del recinto se compone de una rampa metálica que cubría el suelo, según algunos testimonios resbaladiza y quizá mojada (en las escenas posteriores a la evacuación se podía ver el suelo cubierto de botellas de agua), y luego una estrecha bajada de escalones, flanqueada por paredes temporales de metal que generaron un embudo y una "trampa mortal". En un vídeo del pasillo de salida, momentos antes de la avalancha, muestra a miles de personas amontonadas hacia adelante y contra las paredes, algunas visiblemente arrastradas mientras la multitud avanzaba por la pasarela.

"[En la salida del recinto] hay una pasarela con suelo de aluminio, luego una escalera y luego una barrera", ha explicado el jefe del servicio de rescate de emergencia de United Hatzalah, Eli Pollack, citado por 'The Times of Israel'. "Fue una trampa mortal", ha lamentado.

Según las primeras reconstrucciones de la policía, alguien "resbaló" en la pasarela de rampa metálica, "tropezó" en esos angostos escalones y el resto se convirtió en un efecto dominó que acabó en avalancha. Al ser tan estrecho, los que avanzaban detrás no podían esquivar a los cuerpos caídos, entre los que estaban, según ha lamentado Pollack, también niños pequeños.

Una "trampa mortal"

"Masas de personas fueron empujadas hacia la misma esquina [el pasillo de salida] y se creó una vorágine. Una primera fila de personas se cayó, luego una segunda fila, donde estaba yo, que también comenzó a caer por la presión [de los de atrás]. Creí que iba a morir", ha declarado un joven testigo a la radio del Ejército.

El problema se exacerbó además durante los primeros minutos cuando —presuntamente— los agentes de policía que controlaban el recinto, sin saber el mortal alcance de la avalancha, impidieron la salida de la primera oleada de personas que intentaban escapar de la pasarela, según testimonios de los supervivientes citados por el Canal 12. Según imágenes grabadas por esta cadena, se puede observar a peregrinos discutiendo con la policía. "Estábamos saliendo, todo fluía, de repente se detuvo. Todos estaban apretados unos contra otros y no entendíamos por qué. Levanté la cabeza y vi a la policía bloqueando la entrada, les grité: 'Aquí se está muriendo gente".

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Foto: Reuters.

Vídeos posteriores muestran caóticas escenas de hombres trepando a través de los huecos de las sacudidas paredes de chapa, colocadas para dividir en secciones las salidas, mientras otras personas ayudan a arrancar fragmentos de esas paredes. Con cada sección de chapa arrancada, se puede observar como el pasillo vomita personas intentando salir desesperadas mientras policía y paramédicos intentan llegar hasta los heridos.

Un informe de 2016

Un superviviente explicó, desde la cama del hospital al medio Ynet, que resbaló en la pasarela antes de ser aplastado por la muchedumbre. Permaneció bajo la multitud durante 10 minutos antes de que los primeros servicios de emergencia consiguieran llegar hasta él. "La gente solo se caía, aplastándose unos a otros, fue un desastre", ha declarado otro testigo.

En imágenes publicadas por las televisiones locales se podían ver zapatos, sombreros, botellas de plástico y otros escombros esparcidos por el pasillo después de que lograra ser evacuado. Un pasamanos de metal, destinado a ayudar a la gente a sujetarse por la resbaladiza pendiente de metal donde se cree que se produjo la avalancha inicial, aparece derrumbado.

La ratonera del recinto de Meron ya había sido denunciada en numerosos informes de años anteriores, rescatados ahora por la prensa local. Un informe interno de la Policía Nacional de tráfico de 2016 concluía que la infraestructura del recinto no podía acomodar de manera segura al gran número de fieles que asisten cada año en Lag Baomer, y un informe anterior, de 2008, advertía de un "fallo sistémico en el recinto". En 2018, el medio ultraortodoxo denunciaba, bajo el titular "¿Quién evitará el desastre durante la ceremonia de encendido? [de la hoguera]", el cuello de botella en la salida del recinto, donde ya una estampida en 2015 en un funeral había provocado la muerte de una persona y varios heridos.

Entre las dudas de la participación inconsciente de la policía en el 'tapón humano' o la negligencia en la organización de la seguridad en el recinto, el comandante del distrito norte del área, Shimon Lavi, ha insistido en que la causa exacta del desastre aún no está esclarecida, pero, "para bien o para mal", asumirá la responsabilidad general. "Estoy listo para cualquier investigación", ha declarado a los periodistas.

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Foto: Reuters.

El primer ministro israelí en funciones, Benjamín Netanyahu, ha prometido que se llevará a cabo "una investigación exhaustiva, seria y detallada, para asegurarnos de que este tipo de desastre nunca vuelva a suceder", y ha declarado un día de luto nacional.

Ante las primeras noticias del incidente, que han sacudido el país, la cobertura en la zona del Monte Meron, donde todavía quedan miles de personas por evacuar, se ha caído, dejando a centenares de familias sin poder localizar a sus seres queridos. En redes sociales, algunos, desesperados, han empezado a colocar carteles de "se busca", a la espera de poder encontrar a sus familiares y con la esperanza de que no sea uno de esos 45 fallecidos en la tragedia.

Era el primer evento religioso masivo en Israel desde que se levantaron las restricciones. Con ya más del 62% de la población con al menos una dosis de vacuna, la celebración del Lag Baomer era un grito a la nueva normalidad y, para algunos, la libertad de poder celebrar de nuevo sus tradiciones. Más de 100.000 judíos haredíes, ultraortodoxos, se concentraron la madrugada del viernes en el Monte Meron, al norte de Israel, en lo que horas más tarde acabó con una avalancha mortal. Al menos 45 personas, incluidos niños pequeños, han muerto aplastadas y más de un centenar han resultado heridas, algunas de gravedad, en lo que se ha convertido en una de las peores tragedias civiles de la historia reciente de Israel. "Pasó en una fracción de segundo. La gente simplemente se caía, aplastando y pisando unos a otros. Ha sido un desastre", ha afirmado un superviviente a la radio del Ejército.

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