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Músculo tecnológico y nacionalismo: la receta de EEUU para poder vacunar ya a sus jóvenes
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NO HAN EXPORTADO NI UNA DOSIS

Músculo tecnológico y nacionalismo: la receta de EEUU para poder vacunar ya a sus jóvenes

Más de 100 millones de norteamericanos han recibido al menos una dosis de la vacuna contra el covid-19: el 31% de la población. Cifras que aumentan a un ritmo cada vez más rápido

Foto: Joe Biden. (Reuters)
Joe Biden. (Reuters)
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Nunca antes en la historia hubo tanta gente contenta de recibir una molesta inyección intramuscular, con una aguja de cuatro centímetros, en alguna clínica improvisada dentro de un sórdido aparcamiento. El exhibicionismo de la vacuna se ha extendido a los jóvenes de Estados Unidos. Desde hace una semana, los neoyorquinos mayores de 30 años suben a las redes sociales la foto de rigor: la camiseta arremangada, la tirita y, por encima de la mascarilla, una diabólica alegría en los ojos. Una alegría que genera envidia en otros países.

Más de 100 millones de norteamericanos han recibido al menos una dosis de la vacuna: el 31% de la población. Cifras que aumentan a un ritmo cada vez más rápido. En dos meses se ha triplicado el número de vacunaciones diarias: de un millón a finales de enero a más de tres millones en la actualidad (cuatro millones el pasado sábado). El Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) ha dicho que los vacunados no solo no desarrollan síntomas, sino que tampoco son contagiosos; pueden reunirse con pequeños grupos en espacios interiores y sin mascarilla, y viajar por el país sin tener que hacerse pruebas o guardar cuarentena.

Foto: Miembros de la Guardia Nacional montan guardia frente al Capitolio. (Reuters)

Estados Unidos ha usado su evidente músculo tecnológico. La corporación farmacéutica más grande del mundo, Pfizer, con sede en Nueva York, ha producido por ahora unos 120 millones de dosis de la vacuna contra el covid: 30 millones más que la china Sinovac y casi 40 millones más que AstraZeneca. Las otras responsables de la campaña, Moderna y Johnson & Johnson, son igualmente americanas.

Política nacionalista de EEUU

A la capacidad científica e industrial se une la política nacionalista. Pese a que en el vecino México, por ejemplo, solo se ha vacunado completamente menos del 1% de su población, el Gobierno de Joe Biden sigue sin exportar dosis a ningún país y quiere acumular existencias suficientes para vacunar dos veces a todos los norteamericanos. La Unión Europea, como contraste, ha exportado el 42% de sus dosis y China y la India aproximadamente la mitad.

Foto: La vacuna de AstraZeneca, elemento clave. (EFE) Opinión

Esta asimetría entre Estados Unidos y casi todo el resto del mundo tampoco es una garantía de éxito. Los científicos advierten de que la pandemia solo puede ser doblegada si se vacuna una buena porción de la humanidad. Si no, el virus seguirá circulando hasta que una mutación pueda potencialmente superar las defensas de las vacunas. “EEUU solo ganará esta batalla si el mundo gana la guerra”, escribe Meghan Fitzgerald, profesora de salud pública de la Universidad de Columbia. “Luchar contra la pandemia es una cuestión de seguridad global y comercial”.

Aun así, en el medio plazo, todo apunta que, para el 4 de julio, la gran festividad americana, cientos de miles de barbacoas se encenderán por todo Estados Unidos en una euforia casi, casi pospandémica. Esa es la fecha que Joe Biden ha señalado como el umbral para volver a una especie de normalidad recuperada.

"EEUU solo ganará esta batalla si el mundo gana la guerra contra la pandemia"

Mientras tanto, las autoridades científicas recuerdan a los estadounidenses que todavía siguen en el ojo del huracán, y que dejarse llevar por un excesivo optimismo puede ampliar innecesariamente los fatales números de la pandemia: 554.000 fallecidos y subiendo, hasta alcanzar potencialmente los 700.000 a finales de abril.

Las infecciones de coronavirus están creciendo en la mitad de los estados del país. Según datos de la Universidad de John Hopkins, los casos han subido una media del 19% en las últimas dos semanas. Ahora mismo se están detectando más de 60.000 contagios diarios y en torno a 700 muertes. El CDC pronostica que estos números pueden mantenerse estables hasta principios de mayo y ascender a mediados de ese mes en caso de que aumenten los viajes dentro de Estados Unidos.

placeholder Una panadería en Texas, estado que acaba de levantar las restricciones y quitar la obligación de llevar mascarilla. (Reuters)
Una panadería en Texas, estado que acaba de levantar las restricciones y quitar la obligación de llevar mascarilla. (Reuters)

En ocasiones, los estados chocan con el Gobierno federal, que les implora que mantengan las restricciones más básicas, como el uso de mascarilla en lugares públicos. Texas, un estado que se precia de su espíritu autosuficiente, levantó de golpe todos los límites y prescripciones sanitarias: hasta el punto de que el Gobierno o los ciudadanos denuncian a quienes sigan mandando, a nivel local, el uso de tapabocas. Tal ha sido el caso del distrito escolar Katy Independent, que será llevado ante los tribunales por un grupo de padres de alumnos.

El presidente Joe Biden declaró en marzo que actitudes como la tejana equivalían a “pensamiento neanderthal”. Tres semanas después de que el gobernador republicano del estado, Greg Abbott, eliminase de golpe las restricciones, el número de casos ha ido descendiendo para luego volver a repuntar en los últimos 10 días. La capacidad de hacer pruebas ha caído gracias en parte a la destructiva tormenta de nieve que paralizó grandes porciones de Texas en febrero.

Foto: Anthony Blinken, Secretario de Estado de EEUU. (Reuters)

En la otra esquina del país, Michigan está teniendo problemas: es el estado con más casos de covid por habitante. Una situación que su gobernadora, la demócrata Gretchen Whitmer, achaca a la menor cautela de los habitantes y las autoridades. Y advierte de que esta tendencia puede acabar reproduciéndose a nivel nacional. “Dada la constante relajación de los mandatos de distanciamiento social y de constantes aumentos en la movilidad”, declaró, “una repetición del patrón de Michigan en muchos otros estados es una marcada posibilidad”.

Así que ahí está la tensión entre la subida de casos y la subida de las vacunaciones, como dice el Dr. Anthony Fauci, principal asesor sanitario de la Casa Blanca. “Es como una carrera entre el potencial de un aumento [de casos] y nuestra capacidad de vacunar a tanta gente como podamos”, dijo a la radio NPR. “Y esperemos, si quieres pensar en términos de carrera metafórica, que la vacuna gane esta”.

En Nueva York, donde se pusieron 1,4 millones de vacunas la semana pasada, la edad mínima para recibir el pinchado bajará hoy a los 16 años

Los Estados Unidos han pasado de ser, en 2020, esa potencia doblegada por su lenta respuesta al virus y su irreparable tribalismo político, al caballero blanco que anda por las calles repartiendo vacunas a manos llenas. Aquí en el estado de Nueva York, donde se pusieron 1,4 millones de vacunas la semana pasada, la edad mínima para recibir el pinchado bajará este martes a los 16 años. Se espera que el 1 de mayo todos los estados estén ya vacunando a quien lo desee.

Foto: Una persona es vacunada frente a la bandera estadounidense. (EFE)

Algunos ciudadanos con doble nacionalidad, estadounidense y canadiense, abandonaron EEUU hace un año por el miedo que les inspiraban estados como Florida o Texas, donde las calles y las playas seguían llenas de gente sin mascarilla. El sentimiento que les embarga hoy, según los testimonios recogidos por el 'Toronto Star', es distinto: más parecido a la envidia. Y estas familias de 'refugiados' pandémicos están pensando en efectuar el camino a la inversa.

Nunca antes en la historia hubo tanta gente contenta de recibir una molesta inyección intramuscular, con una aguja de cuatro centímetros, en alguna clínica improvisada dentro de un sórdido aparcamiento. El exhibicionismo de la vacuna se ha extendido a los jóvenes de Estados Unidos. Desde hace una semana, los neoyorquinos mayores de 30 años suben a las redes sociales la foto de rigor: la camiseta arremangada, la tirita y, por encima de la mascarilla, una diabólica alegría en los ojos. Una alegría que genera envidia en otros países.

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