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Las ocultas negociaciones detrás de los secuestros a niñas en Nigeria
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Las ocultas negociaciones detrás de los secuestros a niñas en Nigeria

Grupos armados y delincuentes de todo tipo han dejado de secuestrar a viajeros para centrarse en las niñas por los rescates que pagan los gobiernos regionales

Foto: Así volvieron las niñas secuestradas en Jangebe, en la región de Zamfara (Reuters/Afolabi Sotunde)
Así volvieron las niñas secuestradas en Jangebe, en la región de Zamfara (Reuters/Afolabi Sotunde)

Las autoridades los llaman bandidos, pero bajo ese nombre tan abstracto se esconden secuestradores, ladrones, pastores y todo tipo de personas movidos por un único fin: el dinero. El norte de Nigeria lleva años sufriendo el rapto de algunas de sus niñas en los colegios, una situación que se ha intensificado en las últimas semanas con secuestros masivos.

Lejos queda el primer gran secuestro de niñas en Nigeria, el que protagonizó Boko Haram en abril de 2014 llevándose a 276 menores de un colegio de Chibok, en el noreste del país. Aquel rapto estuvo marcado por las ideas islamistas radicales de la organización terrorista, que utilizó a las niñas como esclavas sexuales e, incluso, como mujeres bomba en atentados.

Foto: Una de las 279 estudiantes secuestradas en Nigeria tras ser liberada. (EFE)

Hasta aquel momento, los viajeros eran las principales víctimas de los secuestros que se producían en la zona y tenían que pagar entre 20 y 200.000 dólares por su liberación, dependiendo de su nivel económico. Sin embargo, la publicidad que consiguió Boko Haram con el rapto de las niñas hizo que todos los delincuentes volvieran la vista sobre ese perfil tan desprotegido.

Un negocio redondo

Bello Matawalle es el gobernador de la región de Zamfara y el impulsor de una política que buscaba la paz a cambio de dar a los "bandidos arrepentidos" casas, coches y dinero en efectivo. Sin embargo, reconoce a la BBC que los habitantes de la zona "no se sentían cómodos" con su iniciativa. Mientras, los gobiernos regionales se involucran en las negociaciones para liberar a las niñas y, aunque no se publicita, se sabe que pagan grandes cantidades de dinero a los terroristas.

Kemi Okenyodo, experta en seguridad, asegura que "la decisión de pagar los rescates debe revisarse". El propio presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, también opinaba en un tuit que los gobernadores están alimentando la situación con su política de pagos: "Los gobiernos estatales deben revisar su política de recompensar a los bandidos con dinero y vehículos. Tal política tiene el potencial de ser contraproducente, con consecuencias desastrosas".

Auwalu Daudawa fue el autor intelectual del secuestro de 300 niñas en el estado de Katsina en diciembre de 2020. Después, se "arrepintió" de sus actos y se entregó junto con sus hombres y las armas y fue indultado por el gobierno de Zamfara. Hoy viven todos en casas del estado junto a medios económicos para mejorar sus niveles de vida.

El gobernador Beto Matawalle prometió dos vacas por cada fusil AK-47 a los bandidos

En los últimos días, los responsables de seguridad de los estados de Kano y Yobe cerraron más de 20 escuelas por no poder asegurarlas. La asistencia a las clases se ha reducido por el miedo y Unicef la cifra en apenas el 53% de los alumnos. Y los problemas no dejan de crecer para el presidente Buhari, muy activo contra los secuestros durante la campaña electoral que le llevó al poder en 2015 y que, sin embargo, ha visto como estos no han dejado de crecer desde entonces.

Las autoridades los llaman bandidos, pero bajo ese nombre tan abstracto se esconden secuestradores, ladrones, pastores y todo tipo de personas movidos por un único fin: el dinero. El norte de Nigeria lleva años sufriendo el rapto de algunas de sus niñas en los colegios, una situación que se ha intensificado en las últimas semanas con secuestros masivos.

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