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Coordenadas | ¿Qué hay detrás de los secuestros masivos en Nigeria?
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Oleada de violencia

Coordenadas | ¿Qué hay detrás de los secuestros masivos en Nigeria?

Más allá de este tipo de incidentes, en el país más poblado de África se han generalizado en los últimos años el bandolerismo y la violencia recurrente entre pastores y agricultores

Foto: Una de las 279 estudiantes secuestradas en Nigeria tras ser liberada. (EFE)
Una de las 279 estudiantes secuestradas en Nigeria tras ser liberada. (EFE)

La historia ha vuelto a repetirse. El pasado viernes 26 de febrero, un total de 300 alumnas fueron secuestradas en una escuela de secundaria femenina gubernamental en la ciudad de Jangebe, en el estado noroccidental de Zamfara, después de que hombres armados atacaran el centro durante la madrugada.

"Estamos indignados y entristecidos por otro brutal ataque contra escolares en Nigeria", aseguraba Peter Hawkins, representante de UNICEF en Nigeria. "Se trata de una flagrante violación de los derechos de los niños y de una experiencia horrible para ellos, que podría tener efectos duraderos en su salud mental y su bienestar. Condenamos totalmente el ataque y pedimos a los responsables que liberen a las niñas inmediatamente y que el gobierno tome medidas para garantizar su liberación segura y la de todos los demás escolares de Nigeria", añadía.

En breve

Este tipo de ataques no han dejado de sucederse a lo largo de los últimos meses. Apenas una semana antes de que 300 jóvenes desaparecieran de la escuela de Jangebe, otros 28 estudiantes y varios profesores de la Escuela de Ciencias del Gobierno en Kagara, en el occidental estado de Níger, fueron arrestados a manos de hombres armados. Este incidente se suma al ocurrido el pasado 11 de diciembre, cuando más de 340 personas fueron secuestradas en una escuela en Kankara, en el estado de Katsina (noroeste). La autoría de este ataque fue reclamada por el grupo yihadista Boko Haram, desatando una oleada de indignación e inseguridad en la región, ya que hasta entonces solo se limitaba a atacar el noreste del país.

placeholder Una mujer camina hacia la puerta de la escuela donde 300 niñas fueron secuestradas en Zamfara, Nigeria. (Reuters)
Una mujer camina hacia la puerta de la escuela donde 300 niñas fueron secuestradas en Zamfara, Nigeria. (Reuters)

En los últimos años, este escenario se ha adueñado de gran parte de este territorio, víctima de un conflicto silenciado en el que participan desde grupos de pastoreo hasta organizaciones criminales. La violencia ha acabado con la vida de más de 1.100 personas tan solo en la primera mitad del 2020, según un informe emitido por el grupo de Derechos Humanos de Amnistía Internacional, y ha obligado a más de 200.000 a desplazarse al país vecino, Níger. Los últimos tres ataques tienen una víctima en común: el sistema educativo. ¿Qué hay detrás de esta oleada de violencia?

Contexto

En 2014, Boko Haram hizo estremecer al mundo con un secuestro masivo en una escuela del país. El último de estos ataques tuvo lugar la pasada semana, cuando varias personas sin identificar irrumpieron en un internado y comenzaron a trasladar forzosamente a las alumnas a vehículos y motocicletas.

Durante la jornada del martes, las casi 300 estudiantes secuestradas fueron liberadas. No obstante, pese a las afirmaciones de las autoridades federales sobre el aumento de medidas de seguridad, este tipo de acontecimientos no han dejado de repetirse. Desde 2011, el desarrollo del país más poblado de África ha estado marcado por la guerra contra el grupo terrorista Boko Haram en los estados del norte. En el resto del país se han generalizado los secuestros, el bandolerismo y la violencia recurrente entre pastores y agricultores.

Esta situación se suma a la crisis en el Delta del Níger, donde coexisten diferentes grupos armados que atacan a las compañías petroleras y a los oleoductos de propiedad estatal. Esta creciente conflictividad ha reducido en un tercio la producción de petróleo del país, lo que ha empobrecido aún más a los habitantes de la región.

Nigeria es una federación multiétnica y culturalmente diversa que está formada por 36 estados autónomos y un territorio federal, donde se encuentra la capital, Abuya. El panorama político está principalmente dominado por el partido All Progressives Congress (APC). Muhammadu Buhari se aseguró un segundo mandato en las elecciones presidenciales de 2019, pese a que los resultados fueron impugnados por el principal partido de la oposición, el Partido Democrático Popular (PDP). La situación de inseguridad en la región ha ido acompañada de un aumento de indignación entre la población. Ante esta situación, Buhari decidió sustituir a su alto mando militar el pasado mes de enero.

Yemi Osinbajo aseguró durante una Cumbre de la ONU que "la población de Nigeria está creciendo mucho más rápido que la economía"

Asimismo, la población del país ha aumentado rápidamente durante las últimas décadas. El pasado 23 de febrero, el vicepresidente Yemi Osinbajo aseguró durante una Cumbre de la ONU que la población de Nigeria está creciendo mucho más rápido que la economía, lo que limita su capacidad para construir sistemas alimentarios sostenibles y resistentes. En estos momentos se estima que ya hay más de 219 millones de habitantes y se proyecta que la población alcanzará los 400 millones para mediados de siglo. Si algo caracteriza a Nigeria es su amplia diversidad cultural, étnica y religiosa; una diversidad que se manifiesta en la división entre un norte mayoritariamente musulmán y el sur, donde predomina el cristianismo. De las más de 250 etnias que existen en el país, las mayoritarias son Hausa-Fulani que representan el 29% y se ubican al norte del país, Yoruba al sureste con un 19% de la población, Ijwbo e Ikwa, que representan el 18 y 10% respectivamente y se ubican al suroeste del país.

Esta división ha generado otro conflicto más que se ha incrustado en la región durante las últimas décadas. Los niveles de desarrollo, educación o riqueza son completamente diferentes entre el norte musulmán y el sur cristiano, provocando un aumento de la conflictividad entre ambos grupos sociales con sucesivos ataques de los fulani musulmanes contra otras comunidades. Además, de los 36 estados federales del país, al menos 12 reconocen la ley de la Sharia, que es la ley islámica. Este hecho tiene un impacto directo en el sistema judicial que aunque aparentemente sea independiente es muy ineficiente, al igual que la administración local.

Actores

En este contexto hay una serie de actores que juegan un rol fundamental. Por un lado, se encuentran las bandas armadas que roban y secuestran a civiles con el objetivo de pedir un rescate. Además, la piratería se ha convertido en un mal endémico. En los últimos años, diversos grupos han encontrado en el robo de crudo o el asalto a plataformas petrolíferas una manera de obtener beneficios. Además, dentro del Golfo de Guinea, una de las zonas negras de la piratería, los grupos nigerianos realizan el 80% de los ataques piráticos.

En esta espiral de inestabilidad, el grupo islámico Boko Haram, encontró el escenario perfecto para desarrollar sus actividades. Surgido en 2002 en el norte de Nigeria, zona de mayoría musulmana, esta organización persigue establecer un gobierno de la Sharía en el país. A pesar de aterrorizar al país desde principios del siglo XXI, este grupo no recibió la atención mundial hasta 2014, cuando secuestró a casi 300 niñas en Chibok. Aunque 200 niñas fueron liberadas tras las negociaciones, unas 100 siguen en paradero desconocido.

Foto: Imagen de uno de los vídeos del secuestro de las niñas de Chibok (Nigeria) | Reuters


Desde entonces, Boko Haram ha llevado a cabo más ataques y secuestros de alto nivel en escuelas del noreste. La violencia provocada por la insurgencia ha desplazado a unos dos millones de personas y ha acabado con la vida de más de 30.000, según los últimos datos proporcionados por la agencia de refugiados de las Naciones Unidas.

La estructura débil del sistema político de un país marcado por la corrupción y en el cual los gobernadores tienen poco control sobre la seguridad de los estados, ya que la Policía y el Ejército están controlados por el Ejecutivo federal, han convertido los secuestros masivos en una lucrativa manera de obtener ingresos. En declaraciones recogidas por BBC, el experto en seguridad Kemi Okenyodo explica que el hecho de que se secuestren niñas en escuelas en vez de otras personas "garantiza la publicidad y la participación del gobierno en las negociaciones". Por su parte, Buhari también ha culpado a los políticos estatales de fomentar este tipo de actuaciones.

La progresiva desertificación del territorio está conduciendo al enfrentamiento de los pastores y los agricultores. Este conflicto podría agravarse por dos razones: la primera de ellas es por el aumento de la población en el país, lo que llevará a una mayor competencia para acceder a los escasos recursos y, por otro, por el calentamiento global.

Además, desde el pasado mes de octubre se han ido sucediendo las protestas contra la violencia policial. Durante las movilizaciones que se produjeron en esas fechas, al menos 56 personas perdieron la vida, incluyendo manifestantes, miembros de las fuerzas armadas y matones supuestamente contratados por las autoridades, según varias organizaciones internacionales.

Foto: Manifestantes el pasado 14 de octubre en Lagos contra la brutalidad policial. (Reuters)


¿Y ahora qué?

Los últimos incidentes se consideran un ejemplo más del fracaso del gobierno y del ejército a la hora de proteger a los ciudadanos de Nigeria. El aumento de las víctimas sumado a la crisis económica que está atravesando el país está alimentando la ira, no sólo en el noreste, que es la región más afectada por la violencia, sino en todo el país.

Así, en los próximos años Nigeria tiene el gran reto de reducir su dependencia del petróleo y diversificar su economía, así como de crear instituciones sólidas y eficaces, capaces de hacer frente a problemas como el terrorismo o la pobreza; consecuencia directa, en parte, del aumento de población.

En este contexto también habrá que tener en cuenta la elección de la nigeriana Ngozi Okonjo-Iweala como nueva directora general de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Foto: Ngozi Okonjo-Iweala, futura directora general de la OMC. (Reuters)


Para saber más

Con más de 190 millones de habitantes y una de las poblaciones más jóvenes del mundo, Nigeria se ha convertido en un actor regional clave en África Occidental. En este país se encuentran las mayores reservas de gas natural del continente. A pesar de ello, Nigeria sigue siendo un país profundamente pobre y desigual. A nivel nacional, el 40% de los nigerianos (83 millones de personas) viven por debajo del umbral de la pobreza, mientras que otro 25% (53 millones) se encuentran en situación de vulnerabilidad.

Nigeria es un país en el cual el petróleo representa más del 80% de las exportaciones, un tercio del crédito del sector bancario y la mitad de los ingresos del gobierno, según los últimos datos del Banco Mundial. Los cambios que ha vivido esta industria en los últimos meses han provocado mayor desigualdad en el país.

Foto: El petrolero fue abordado apenas a diez kilómetros de la costa de Nigeria (EFE/Carrasco Ragel)


Con la pandemia del coronavirus esta situación se ha intensificado y es incluso peor que en 2015-2016, cuando los precios del petróleo sufrieron una importante caída, llevando al país a sufrir su primera recesión en 25 años. Esta situación se ha traducido en una mayor tasa de desempleo, que afecta principalmente a las familias más desfavorecidas.

Otro de los problemas es la contaminación que genera la extracción de crudo. Hace menos de un mes, el Tribunal Supremo de Reino Unido dictaminó que las comunidades nigerianas contaminadas por estos residuos podrían demandar a la compañía Shell ante los tribunales ingleses. Las comunidades que viven en el Delta del Níger, formadas por más de 40.000 personas, llevaban más de cinco años denunciando el impacto que tenía la contaminación en sus vidas, su salud y su entorno.

Un documental para ampliar

Sobre este asunto y sobre la situación de las mujeres en el país y el impacto de la violencia del grupo yihadista Boko Haram trata la nueva producción del director Desmond Ovbiagele, "The Milkmaid" ("La lechera").

Otro ángulo

El conflicto en Nigeria comenzó en 2002 con la formación del grupo terrorista Boko Haram. Desde entonces, los constantes enfrentamientos han degenerado en una crisis humanitaria regional, que se ha cobrado como víctimas otros países vecinos como Camerún, Chad o Níger, en donde la violencia se ha extendido y han tenido que hacer frente a una llegada masiva de desplazados. Esta situación se recrudece por la lucha por el control de los recursos naturales estratégicos y por la limitada capacidad de las fuerzas armadas de los Estados del Sahel para dar seguridad y controlar todo el territorio.

Además, hay que tener en cuenta la desnutrición endémica por el reducido poder adquisitivo de la población de esta zona y por la aparición de una crisis económica cada vez más profunda provocada por el aumento de población. A ello hay que sumar la aparición de enfermedades como el coronavirus y las dificultades de los sistemas de salud para afrontar los brotes a tiempo; algo que continúa siendo un factor de riesgo, así como la presencia de grupos armados o el aumento de la criminalidad que ha llevado a miles de personas a tener que huir de esta región en búsqueda de un futuro mejor.

Foto: Manifestaciones en Lagos, Nigeria, contra la violencia policial. (Reuters)

Para seguir el hilo

En este hilo de Twitter (en inglés), el corresponsal en Nigeria para la agencia de noticias Reuters, Paul Carsten analiza cómo se ha llegado a este punto. En 2019, la policía de Nigeria liberó a más de 300 personas, en su mayoría niños, maltratados y encadenados por los tobillos en una supuesta escuela coránica en el estado norteño de Kaduna. Las víctimas de este ataque culpan al Gobierno de la nación más poblada de África de esta situación --y no a las organizaciones criminales-- por no brindarles la oportunidad de poder estudiar en un entorno seguro.

Y en este otro, el analista Bulama Bukarti reflexiona sobre el impacto que puede tener en esta sociedad el hecho de que se esté atacando constantemente el sistema educativo. "Ningún niño debería tener que elegir entre su educación y su vida. No se debe hacer que los padres vean la decisión de enviar a su hijo a la escuela como algo difícil. Estos ataques deben detenerse", aseguraba tras el ataque del pasado viernes.

Una imagen

La fotografía que representa este conflicto sigue siendo la ausencia de las decenas de adolescentes secuestradas en los últimos años.

placeholder Los nombres de las niñas secuestradas por Boko Haram. (Reuters)
Los nombres de las niñas secuestradas por Boko Haram. (Reuters)

La imagen de la desesperación se ha visto principalmente en los estados del norte de Nigeria, específicamente Yobe, Kano, Bauchi, Borno y Kaduna. El impacto de las organizaciones criminales como Boko Haram en la sociedad nigeriana también se ha analizado en el último año en 'A golpe de Trinchera', un documental dirigido por los periodistas Sonsoles Mesana y Xaquín López, quienes se adentran en los territorios más castigados por el terrorismo yihadista.

La historia ha vuelto a repetirse. El pasado viernes 26 de febrero, un total de 300 alumnas fueron secuestradas en una escuela de secundaria femenina gubernamental en la ciudad de Jangebe, en el estado noroccidental de Zamfara, después de que hombres armados atacaran el centro durante la madrugada.

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