Por qué China se frota las manos cuando ve a un chamán asaltando el Capitolio
El asalto al Capitolio y la decisión de Twitter de silenciar la cuenta de Donald Trump alientan el chovinismo en China y sirven de pretexto a Pekín para reforzar la mano dura
La maquinaria propagandística china funciona a pleno rendimiento estos días. La prensa estatal de la segunda economía mundial no ha escatimado recursos para sacar provecho de la crisis política que vive su gran rival. "La turba que asaltó el Capitolio marca el cambio en cómo el mundo ve Estados Unidos" es uno de los muchos titulares que dedica el diario 'Global Times' a la violenta irrupción de partidarios de Donald Trump en el Capitolio el pasado 6 de enero. La reciente decisión de Twitter de cerrar la cuenta del presidente saliente también es objeto de comentarios burlescos y caricaturas en los medios chinos.
Un dibujo de la mitad del rostro del mandatario, anaranjado y con una cremallera con el logo de la tecnológica sellando sus labios, ilustra la sección de Opinión del 'Global Times', vinculado al Partido Comunista de China (PCCh), el lunes, 11 de enero. El rotativo dedica su editorial a cómo la medida impacta en el estado de la libertad de expresión en el país líder del mundo libre.
"No importa lo que diga la Primera Enmienda, el hecho de que Trump no pueda expresar sus opiniones en las redes sociales y haya perdido un derecho del que disfruta cada ciudadano estadounidense definitivamente viola el principio de libertad de expresión defendido por las élites políticas de Estados Unidos", enfatiza el artículo. Twitter es una de las redes sociales occidentales censuradas en el gigante asiático, que defiende el férreo control que ejerce sobre internet, obligando a usuarios a servirse de circunloquios para hablar de temas que el régimen comunista considera polémicos.
Atacada por ello en el mundo liberal, China suele sacar tajada en casa de las crisis democráticas en otros países reivindicando a resultas de ello las virtudes de su modelo autoritario, en esta ocasión, matando dos pájaros de un tiro. Por un lado, defendiendo el orden preservado por su rígido sistema frente al caos en Washington, y la supresión del disenso, cuando hasta en Estados Unidos se silencia una voz 'disidente' como la de Trump. "La libertad de expresión tiene sus límites políticos y éticos. El amordazamiento de Trump ha desvelado la verdadera esencia de la libertad de expresión", se regocija el diario chino.
Por otro, China utiliza la debacle estadounidense para subrayar las supuestas incoherencias de la democracia y la 'superioridad moral' del Estado norteamericano. "La imagen de Estados Unidos como ejemplo de democracia y libertad se ha roto", escribe Lan Linzong, en representación de la Comisión Central de Inspección y Disciplina del PCCh, encargada de combatir la corrupción en China. "Esta bonita vista es solo uno de los muchos resultados derivados de los enraizados conflictos internos de América", añade.
La expresión 'bonita vista' fue empleada en 2019 por la presidenta de la Cámara de los Representantes, Nancy Pelosi, para describir las imágenes de las protestas prodemocracia de Hong Kong, y se ha convertido en una de las referencias enmascaradas para mofarse del sistema estadounidense en los medios chinos y en internet, donde el tema se convirtió en tendencia.
Como el incidente ha tenido lugar en Estados Unidos, agrega un editorial del 'Global Times', "los disturbios no ofrecen una bonita vista que contemplar, y son sus participantes, no la policía, los que reciben duros ataques por parte de los principales medios de comunicación y las élites políticas. Los manifestantes no han sido descritos como 'héroes de la democracia', sino como aquellos que han provocado el caos en el Capitolio. Estos son los escandalosos dobles estándares de Estados Unidos".
En Hong Kong, activistas prodemocracia irrumpieron en la sede del legislativo en julio de 2019, unas imágenes que dieron la vuelta al mundo y que la prensa china ha utilizado estos días para condenar la alegada parcialidad estadounidense. La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Hua Chunying, criticó en una rueda de prensa las diferencias entre la cobertura mediática estadounidense de aquellas protestas y lo ocurrido en Washington la pasada semana. "¿Qué palabras utilizaron sobre Hong Kong y cuáles han empleado ahora? Tales diferencias y sus razones son suficientes para que reflexionemos seriamente".
Falsa equivalencia
Pero, en esa reflexión, China deja de lado matices importantes. Entre ellos, que la irrupción en el legislativo de Hong Kong fue protagonizada en su mayoría por jóvenes que reclamaban reformas democráticas en la región administrativa especial china, ante lo que se percibía como una injerencia cada vez mayor por parte de Pekín en los asuntos internos de la excolonia británica. Mientras, en Estados Unidos, las protestas han sido consideradas un ataque al corazón de su sistema democrático, al basarse en la denuncia infundada de fraude electoral por parte de Trump y sus seguidores.
Lo ocurrido en Estados Unidos también ha servido para distraer la atención de las maniobras de Pekín en Hong Kong, que sucedían en paralelo. Al menos un millar de policías participaban el Día de Reyes en la mayor redada contra la oposición en Hong Kong desde las protestas de 2019. Hasta 53 personas, entre ellas los políticos de la oposición más destacados, abogados y concejales de distrito, quedaban detenidas, sospechosas de subversión según la controvertida Ley de Seguridad Nacional aprobada el pasado junio e impuesta por Pekín. Entre otros comportamientos, la normativa castiga con penas que oscilan de los tres años de cárcel a la cadena perpetua los actos de 'secesión' encaminados a separar Hong Kong o cualquier otra parte del territorio de la República Popular de China.
Aparte de desviar las miradas de lo que acontecía en la región china, la crisis en Washington ha sido el pretexto de los líderes chinos para urgir a reforzar el uso de la ley con el objetivo de asegurar la estabilidad social en el país en "tiempos turbulentos". Ese fue uno de los mensajes difundidos en el encuentro anual del departamento del Partido Comunista encargado de supervisar los órganos judicial, fiscal y policial del país, celebrado el pasado fin de semana en Pekín.
"Mientras los cambios de la estructura mundial se aceleran, el orden en China contrasta de forma aguda con la agitación en Occidente", enfatiza el comunicado del encuentro, citado por el diario 'South China Morning Post' (SCMP). Guo Shengkun, miembro del Politburó chino y encargado de liderar la reunión, conminó a los asistentes a robustecer el uso de la ley este año, de cara a los cambios “en casa y fuera” del país. Sin separación de poderes real, los órganos ejecutivo, legislativo y judicial están supeditados a los designios del Partido Comunista.
“Cualquier movimiento que dañe los intereses centrales de China serán respondidos con un golpe decisivo”, amenazó este lunes Zhao Lijian
Si bien China apuesta por la mano dura en el plano doméstico, el país estaría abogando por un enfoque más contenido en el lado diplomático. Analistas chinos advirtieron de que Pekín debía prepararse y mostrar moderación a la hora de enfrentarse a una posible escalada de provocaciones por parte de la Administración de Trump antes de la investidura de su sucesor, Joe Biden, el próximo 20 de enero.
Y así ha sido. El secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, anunció el fin de semana que el país eliminaba las restricciones, vigentes desde hace décadas, impuestas sobre los encuentros entre sus funcionarios y los de Taiwán. Un último órdago del equipo de Trump sobre un asunto extremadamente delicado para Pekín, que concibe Taiwán como parte inalienable de su territorio. Desde que Pekín y Washington restablecieron sus lazos diplomáticos en 1979, Estados Unidos ha mantenido estrictos protocolos sobre sus relaciones con Taiwán para no dañar sus vínculos con el régimen comunista. No obstante, Trump se ha acercado a Taipéi durante su mandato, vendiéndole armas y aumentando las visitas bilaterales de alto nivel.
La medida, que puede ser revertida por la Administración de Biden, ha sido tachada como un "intento malicioso de infligir una herida permanente en los lazos entre China y Estados Unidos", publicó la agencia oficial Xinhua en un comunicado el domingo. "Cualquier movimiento que dañe los intereses centrales de China serán respondidos con un golpe decisivo", amenazó este lunes Zhao Lijian, portavoz de Exteriores, sin especificar medidas concretas. Una venganza que, a pocos días del relevo en Estados Unidos, muchos analistas ven más que improbable.
"China no responderá de ninguna forma, salvo con palabras, a no ser que la situación llegue a un nivel inaceptable… China no es tan insensata como para convertir la revancha en su primer movimiento con el Gobierno de Biden", vaticina un académico chino que guarda su anonimato en el SCMP. Sobre todo, cuando le resulta más rentable sentarse a observar y comentar los dislates de las últimas horas de Trump a los mandos de la Casa Blanca.
La maquinaria propagandística china funciona a pleno rendimiento estos días. La prensa estatal de la segunda economía mundial no ha escatimado recursos para sacar provecho de la crisis política que vive su gran rival. "La turba que asaltó el Capitolio marca el cambio en cómo el mundo ve Estados Unidos" es uno de los muchos titulares que dedica el diario 'Global Times' a la violenta irrupción de partidarios de Donald Trump en el Capitolio el pasado 6 de enero. La reciente decisión de Twitter de cerrar la cuenta del presidente saliente también es objeto de comentarios burlescos y caricaturas en los medios chinos.
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