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'Rastreadores de covid': La pandemia no rebaja las ganas de Navidad
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'Rastreadores de covid': La pandemia no rebaja las ganas de Navidad

Pablo Pombo se sumerge en la prensa internacional y selecciona los artículos imprescindibles para estar bien informado sobre la pandemia. Una 'newsletter' diaria solo para suscriptores

Foto: Imagen: Irene de Pablo.
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Hay ganas de celebración a pesar de tanta dificultad. Las hay, aunque el deseo de una normalidad imposible haya sido vencido por el peso de la enfermedad. Las hay, pero también hay riesgo, un peligro que la evidencia científica no sabe ya cómo señalar. Habrá soledad, más que en las celebraciones de otros años, distribuida en edades distintas a las que pensamos. También más precariedad, porque la pandemia se está cebando con todos los procesos de intermediación. Pero sobre todo habrá expectativas en los hijos, algo que no es fácil de gestionar entre tanta dificultad. ¿Se puede? Claro que se puede. Llevamos el manual de instrucciones incorporado. Felices fiestas.

Hay ganas

Desde hace meses, venimos hablando del pinchazo generalizado en el consumo. Hay una excepción que merece ser destacada porque sirve para reflejar el estado anímico social. De la mano del 'Wall Street Journal': “Los comerciantes subestimaron la demanda de luces, adornos y árboles: escasez de decoraciones navideñas”.

Foto: Ambiente navideño en Madrid. (EFE)

“La decoración navideña se está vendiendo más rápido de lo habitual en muchas tiendas. Los estadounidenses llenan los días oscuros y cada vez más fríos comprando adornos a un ritmo rápido (...) La demanda superó las previsiones (...) Las compras se anticiparon entre una y dos semanas (...) El papel de regalo se agotó, probablemente porque la gente está enviándolos por correo en lugar de darlos en mano durante las celebraciones”.

Entre el deseo y la evidencia

Hace poco terminó de evaporarse el deseo de unas Navidades normales, la pandemia manda. Esto del 'Washington Post' enmarcó bien las fechas de la aceptación. “La esperanza de una Navidad 'normal' se desvanece a medida que la pandemia se desata en Europa y América del Norte”. Los números llevaron a los líderes a endurecer las restricciones en países como Alemania, Holanda o Italia. No era una decisión fácil de comunicar… "Frenar las fiestas puede ser una decisión difícil. En Canadá, el primer ministro de Manitoba se emocionó cuando anunció que las restricciones tendrían que continuar. 'Soy el tipo que está robando la Navidad para manteneros a salvo', dijo con la voz quebrada". Son fechas importantes, nadie puede discutirlo. Pero la situación sanitaria es grave y puede empeorar con las celebraciones. Quizá debería haber algo de reflexión en las sociedades sobre el valor de la vida y la frivolidad. “Los expertos sanitarios llevan meses preocupados por la Navidad, especialmente por las celebraciones intergeneracionales en interiores y prolongadas, que además conllevan a menudo traslados (...) La evidencia de las celebraciones del Día de Acción de Gracias en los Estados Unidos y Canadá demuestra que las celebraciones pueden empeorar la propagación del virus”.

Los hijos y la gestión de expectativas

El mismo medio ofreció hace unos días un texto que puede ser útil para los padres: “Navidades covid: cómo gestionar las expectativas de los niños sin convertirse en el aguafiestas”. "Por si la crianza de los hijos durante una pandemia no fuese suficientemente difícil, agregue ahora la presión que conlleva la pérdida de las tradiciones". Surtido de consejos. Uno: “Lo primero que debe hacer, según los expertos, es averiguar si sus hijos están realmente tristes, decepcionados, enfadados o aburridos (...) Lo más importante y lo mejor que puede hacer es escuchar, escuchar lo que dicen en términos emocionales”. Dos. “Criar los hijos no consiste en que estén felices o entretenidos todo el rato. Si están aburridos, desafíeles a elaborar una listas con actividades que pueden hacerse en familia”. Tres: “Saque del foco central los regalos”. Cuatro: "Sea creativo. Es probable que usted no pueda dar ahora todo lo que quieren sus hijos, pero sí puede ofrecerles nuevos recuerdos. Busque la manera de crear pequeños momentos especiales. Instantes en los que ellos sientan que usted está completamente dedicado, recuerdos que debe verbalizar, calificar como 'especiales' para usted".

Foto: Imagen: Pablo López Learte.

Habrá soledad

No es una sociedad fácilmente equiparable a la nuestra, pero esta encuesta realizada en Reino Unido puede servir de referencia. Nos informa de ella 'The Guardian', titular: “Encuesta refleja la preocupación por la soledad navideña”. El trabajo de campo se realizó antes de las últimas restricciones provocadas por la variante.

Dos datos centrales. El 27% afirmó que no tenía previsto pasar las Navidades con algún ser querido. Mientras que el 41% se siente preocupado por la impresión de soledad que puedan sentir sus seres queridos a lo largo de las próximas semanas.

Foto: Ilustración: Raquel Cano

Otra encuesta privada realizada antes desvelaba que el 18% ya estaba preocupado por su sentimiento de soledad. Asociamos esa sensación a las personas mayores, pero ¿son las únicas? Un trabajo anterior elaborado por el equivalente británico al CIS desembocó en los siguientes números: “Las personas de 16 a 24 años tenían más del doble de probabilidades de haber experimentado 'la soledad del confinado' que las personas entre 55 y 59 años. Los mayores de 70 años no tenían más probabilidades de sentirse solos”.

La campaña de la precariedad

“Amazon ha convertido un empleo de clase media en un 'McJob'. La empresa está reduciendo los salarios en la industria de la logística y preparándose para una pelea con los sindicatos”. Bloomberg. “A medida que Amazon abre almacenes en Estados Unidos, a ritmo de uno al día, está transformando la industria logística, convirtiéndola en un destino profesional que promete salarios de clase media, pero ofrece sueldos solo un escalón por encima de las hamburgueserías”.

Hay ganas de celebración a pesar de tanta dificultad. Las hay, aunque el deseo de una normalidad imposible haya sido vencido por el peso de la enfermedad. Las hay, pero también hay riesgo, un peligro que la evidencia científica no sabe ya cómo señalar. Habrá soledad, más que en las celebraciones de otros años, distribuida en edades distintas a las que pensamos. También más precariedad, porque la pandemia se está cebando con todos los procesos de intermediación. Pero sobre todo habrá expectativas en los hijos, algo que no es fácil de gestionar entre tanta dificultad. ¿Se puede? Claro que se puede. Llevamos el manual de instrucciones incorporado. Felices fiestas.

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