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'Rastreadores de covid': Pandemia y malestar social. Los últimos de la fila
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'Rastreadores de covid': Pandemia y malestar social. Los últimos de la fila

Pablo Pombo se sumerge en la prensa internacional y selecciona los artículos imprescindibles para estar bien informado sobre todos los aspectos de la pandemia. Una newsletter diaria sólo para suscriptores

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Ingresos y clases. Centro y periferia. Norte y sur. La segunda ola de la pandemia está mordiendo en las costuras del contrato social. Ahora, con las reservas económicas y mentales todavía más mermadas. Brechas más abiertas y riesgo de más desigualdad para cuando el discurso de la recuperación esté instalado. Proletariado, precariado y desempleados en los territorios estancados. La polarización material, la de verdad, dejará cicatrices para muchos años. Pandemias, la historia no se cansa de demostrarlo.

Una de las mayores brechas

“En España, el coronavirus pone los pobres al final de la fila”. Titular en 'The Washington Post'. “En todo el mundo, las familias de ingresos más bajos vienen siendo las más afectadas por diversos motivos. Sus trabajos suelen tener mayor exposición a la enfermedad y suelen tener menos ahorros. En España, su situación es peor que en gran parte de Europa debido a que los beneficios sociales son más débiles y al impacto en los sectores económicos más afectados, por ejemplo, el turismo”

Foto: Reunión de la mesa de diálogo social en Moncloa. (Moncloa)

Según un experto, “el gasto social es insuficiente, hay demasiada burocracia, falta acceso a la tecnología. Como consecuencia del resurgimiento de la pandemia, es probable que se amplíe la que ya es una de las mayores brechas del mundo entre ricos y pobres (...) Recuperación económica en forma de K. Los ricos pueden recuperarse de la crisis, muchos trabajando desde casa. Mientras que los más vulnerables se quedan sin los beneficios que obtuvieron desde la crisis financiera de la última década”.

Periferias

“Barrios populares: 110 alcaldes interpelan a Macron sobre la crisis económica y sanitaria. Advierten de que la situación se está deteriorando y piden que 1.000 millones de euros del plan de recuperación se destinen a estos territorios”, recoge 'Le Monde'. Extracto de la carta que han enviado al jefe del Estado francés: “A pesar de las advertencias, los pueblos y los barrios obreros siguen siendo un punto ciego en el plan de recuperación: no se han tomado medidas ambiciosas para responder al malestar social y económico que afecta a nuestros municipios”.

Un 59,9% de los españoles tiene peor opinión sobre el Gobierno por la crisis del covid

Los representantes políticos, desde el Partido Comunista hasta los centristas pasando por los socialistas, proponen que el 1% del plan de recuperación se destine a los “territorios en estancamiento”. “Tenemos miedo de ver pasar el tren de la recuperación sin que se detenga en casa”.

Tercera clase

“Advertencia de los sindicatos al Gobierno: no mandéis al final de la fila a los trabajadores esenciales del Reino Unido”, dice 'The Guardian'. ¿De quiénes estamos hablando? Fundamentalmente, de quienes trabajan en los hospitales pero no son médicos ni enfermeros: servicio de limpieza, porteadores, conductores y personal de seguridad.

Quienes trabajan en la seguridad privada parecen estar, según los datos, en una especial situación de riesgo, con la tasa de mortalidad más alta de todos los sectores. Fuera de los hospitales, en el transporte público también hay trabajadores más expuestos a los contagios, por ejemplo, los conductores de autobuses. Desde marzo, solo en Londres, 30 conductores han muerto como consecuencia del covid.

El Gobierno británico no ha incorporado estos sectores al grupo prioritario en el proceso de vacunación. Sí a los médicos, sí al personal de enfermería. Pero no al resto de personas que trabajan en los hospitales. “Nos sentimos como la tercera clase”. Y esto preocupa tanto a los sindicatos como a los expertos.

El sur

"No queda dinero: los pobres del sur de Italia, golpeados por el covid. El impacto de la pandemia es una catástrofe para las personas que ya se encuentran en una situación precaria", cuenta 'Financial Times'. “El 30% de la población italiana ha sufrido una caída de ingresos como resultado de las medidas tomadas para frenar el virus, según el Banco de Italia. El gasto de los hogares cayó un 11,5% en el segundo trimestre de 2020, según la oficina nacional de estadísticas. Casi la mitad de las personas que acudieron a Cáritas entre mayo y septiembre lo hicieron por primera vez. Los más afectados son los que viven al sur del país, en particular, los más vulnerables, los que viven en las afueras de las ciudades y en las zonas rurales y los que participan en la vasta economía informal (...) Es en el sur donde más ha crecido el desempleo. Solo dos de cada cinco personas en edad de trabajar tenían un empleo en comparación con los dos tercios del norte”.

Foto: Roma. (EFE)

El legado

Esto merece una lectura y una reflexión. “El malestar social es el legado inevitable de la pandemia”. Columna de opinión en Bloomberg. Tras recopilar las diferentes formas de contestación que han venido viéndose en todo el mundo, el autor escribe: “En abril, predije que 'esta pandemia conducirá a revoluciones sociales'. Lo que hemos visto hasta ahora es solo el comienzo. A pesar de las nuevas esperanzas que trae la vacuna, el virus entrará en su fase más mortal en muchas regiones que están entrando en el invierno. Incluso después de derrotar al virus, muchos de sus efectos persistirán durante muchos años (...) En marzo, todavía al principio de la pandemia, los 'think tanks' ya apuntaban que estábamos entrando en una 'era de protestas masivas'. A escala global, el número de revueltas ha venido aumentando en un promedio del 11,5% desde 2009. El covid, como tantas plagas anteriores, actuará como acelerador del fuego. Algunas revueltas derrocarán gobiernos, otras serán reprimidas. Algunas se consumirán pronto, otras arderán durante años. En 1381, los pobres de las zonas rurales británicas se levantaron en lo que se llamó 'la revuelta de los campesinos'. Lo hicieron porque sus vidas se habían vuelto insoportables desde que la peste negra llegó a la costa por primera vez, 33 años antes. Y porque las élites no habían hecho nada por mejorar las cosas”.

Ingresos y clases. Centro y periferia. Norte y sur. La segunda ola de la pandemia está mordiendo en las costuras del contrato social. Ahora, con las reservas económicas y mentales todavía más mermadas. Brechas más abiertas y riesgo de más desigualdad para cuando el discurso de la recuperación esté instalado. Proletariado, precariado y desempleados en los territorios estancados. La polarización material, la de verdad, dejará cicatrices para muchos años. Pandemias, la historia no se cansa de demostrarlo.

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