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Los 'tories' anticonfinamiento que prefieren vacunar antes a los jóvenes por la economía
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otro problema para BORIS JOHNSON

Los 'tories' anticonfinamiento que prefieren vacunar antes a los jóvenes por la economía

El primer objetivo a corto plazo que tienen ahora los 'tories' rebeldes es votar en contra de cualquier extensión más allá del 2 de diciembre del actual confinamiento

Foto: Boris Johnson visita un centro de distribución de Tesco. (Reuters)
Boris Johnson visita un centro de distribución de Tesco. (Reuters)

No es fácil ser hoy en día primer ministro conservador en el Reino Unido porque está visto que a su formación le cuesta llegar a consensos. Durante décadas, la cuestión europea mantuvo dividida a las filas hasta llegar a una auténtica guerra civil en los años más convulsos de las negociaciones del Brexit. Tras firmarse el divorcio con Bruselas, las desavenencias llegaron con las relaciones con China. Aquello acabó prohibiendo a Huawei el acceso a la red 5G del Reino Unido. Pero ahora está la pandemia del coronavirus. Y los propios 'tories' se convierten, una vez más, en la peor oposición para el inquilino de Downing Street, inmersa estos días en una auténtica batalla por el poder que ha forzado incluso la salida del todo poderoso asesor Dominic Cummings.

En su momento, Boris Johnson estuvo en el bando de los rebeldes. Así que es consciente de lo que hay en juego, sobre todo con la popularidad del líder por los suelos mientras los laboristas comienzan a sacar ligera ventaja en los sondeos.

Esta semana, 50 diputados conservadores se unieron formalmente para crear el llamado 'Covid Recovery Group' (Grupo de Recuperación del covid). Otros 45 están considerando su adhesión después de haberse metido al grupo de WhatsApp con el que se coordinan las acciones contra el Ejecutivo. El nombre quizá les suene de algo. En efecto, el llamado 'European Research Group' —que aglutinaba al núcleo duro de 'tories' euroescépticos— dominó por completo el debate de los últimos años en Westminster, haciendo imposible la vida a Theresa May y forzando en última instancia su dimisión.

Foto: Foto de archivo de Boris Johnson y Donald Trump. (Reuters)

Los cabecillas de los nuevos rebeldes son Mark Harper (encargado de guardar disciplina en la formación durante los años del Gobierno David Cameron, amigo-enemigo de Johnson) y Steve Baker (al frente en su momento del batallón euroescéptico que logró la salida del Reino Unido también del mercado único y la unión aduanera).

Vuelve el fantasma de Farage

Se trata básicamente de un grupo anticonfinamiento. No es casualidad que comiencen a hacer ruido justo ahora que Nigel Farage, el 'enfant terrible' del Brexit, haya anunciado la creación de un nuevo partido llamado Reform UK (Reforma Reino Unido). Cuando el polémico eurófobo comenzó allá por 2014 a arrebatar gran número de votantes a los conservadores con su mensaje antiinmigración, el Gobierno empezó a ponerse nervioso. Cameron acabó convocando un referéndum sobre la permanencia en la UE y el resto es historia.

En este sentido, el primer objetivo a corto plazo que tienen ahora los 'tories' rebeldes es votar en contra de cualquier extensión más allá del 2 de diciembre del actual confinamiento en el que se encuentra Inglaterra. El Gobierno no lo descarta teniendo en cuenta que el miércoles el Reino Unido se convirtió en el primer país europeo en superar las 50.000 muertes.

Cuando el nuevo encierro se votó el pasado 5 de noviembre, los rebeldes —preocupados por la economía de un país en recesión y las libertades civiles— ya manifestaron su descontento. Y ante las votaciones que quedan por delante, no están dispuestos a enterrar el hacha de guerra. Para poder renovar los poderes extraordinarios que le fueron concedidos para lidiar con el segundo pico de la pandemia, el 'premier' ya tuvo que ceder ante las demandas de los suyos para que Westminster tuviera más poder de decisión en la gestión de la crisis.

placeholder Nigel Farage. (Reuters)
Nigel Farage. (Reuters)

Las tres demandas ahora del 'Covid Recovery Group' son la publicación de un análisis costo-beneficio de restricciones, el fin de lo que llaman "monopolio" de los científicos que asesoran al Gobierno y la mejora del rastreo de contagios (para finales de septiembre, el sistema solo había logrado localizar en la primera semana al 68.6% de contactos).

La cuestión es hasta qué punto tiene sentido formar un grupo de rebeldes en la misma semana que se ha anunciado las grandes perspectivas ante la esperada vacuna de Pfizer. ¿Realmente tiene razones Johnson para preocuparse? La respuesta es. Porque en el partido tampoco hay consenso a la hora de establecer quién debería tener ahora prioridad para ponérsela. Y esto va a generar gran debate.

Según Katy Balls, editora de política de 'The Spectator' (revista que en su día dirigió el propio Johnson) lo que deberían suponer buenas noticias para el primer ministro (que ha solicitado ya 40 millones de dosis a Pfizer) se ha convertido en una nueva pesadilla. La guía gubernamental establece que cuando llegue la vacuna se dará prioridad a los sanitarios, trabajadores sociales de las residencias y las personas mayores.

Foto: Nigel Farage, en un evento de campaña de Trump este octubre. (EFE)

Pero los rebeldes no estarían conformes. Lo que plantean es que, tras los sanitarios y trabajadores de residencias de ancianos, en vez de a personas mayores, se ponga en la lista a los jóvenes y aquellos que estén en edad laboral para iniciar la recuperación económica.

Cuando el que fuera ministro de Sanidad, Steve Brine, planteó la cuestión; la actual secretaria de Estado de Sanidad, Nadine Dorries, puso el grito en el cielo asegurando que son precisamente los ancianos los que se encuentran ingresados en los hospitales.

Pero el debate ya está en calle. El que fuera ministro de Economía, George Osborne, convertido ahora en director del rotativo 'Evening Standard', señala que si la mitad de la población recibe la vacuna, "el Gobierno no puede permitir que la enfermedad afecte a la otra mitad de la población, exponiendo a muchos a síntomas a largo plazo".

Y esta es la gran pregunta que los parlamentarios conservadores comienzan a hacerse: ¿en qué punto puede empezar a relajarse las restricciones? ¿Será cuando los vulnerables estén vacunados o cuando casi todos los ciudadanos lo estén? Cuando se le han planteado estas cuestiones al titular de Sanidad, Matt Hancock, no ha sabido dar respuesta.

En definitiva, los rebeldes están dispuestos a dar guerra. Y Johnson sabe perfectamente que no hay peor cosa que pueda ocurrirle a un primer ministro que tener a la oposición en casa.

No es fácil ser hoy en día primer ministro conservador en el Reino Unido porque está visto que a su formación le cuesta llegar a consensos. Durante décadas, la cuestión europea mantuvo dividida a las filas hasta llegar a una auténtica guerra civil en los años más convulsos de las negociaciones del Brexit. Tras firmarse el divorcio con Bruselas, las desavenencias llegaron con las relaciones con China. Aquello acabó prohibiendo a Huawei el acceso a la red 5G del Reino Unido. Pero ahora está la pandemia del coronavirus. Y los propios 'tories' se convierten, una vez más, en la peor oposición para el inquilino de Downing Street, inmersa estos días en una auténtica batalla por el poder que ha forzado incluso la salida del todo poderoso asesor Dominic Cummings.

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