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¿Un lobo con piel de cordero? Pekín teme que Biden lidere un frente global anti-China
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China felicita a Biden por los comicios

¿Un lobo con piel de cordero? Pekín teme que Biden lidere un frente global anti-China

No se esperan grandes cambios en la relación bilateral más importante del planeta, pero se abre una puerta a la colaboración en asuntos globales como el cambio climático

Foto: Foto de archivo: Joe Biden cuando era vicepresidente de EEUU saluda a Xi Jinping. (Reuters)
Foto de archivo: Joe Biden cuando era vicepresidente de EEUU saluda a Xi Jinping. (Reuters)

La política internacional de Donald Trump ha tenido un protagonista claro, casi exclusivo: China. Incluso antes de acceder a la presidencia de Estados Unidos, el exmagnate tuvo claro que el gigante asiático era el culpable de gran parte de los males socioeconómicos que aquejan a la primera potencia mundial. Desde la destrucción de empleos en un sector industrial marcado por la deslocalización, hasta la falta de competitividad del sector agroalimentario que se ve afectado por aranceles y subsidios, pasando por la competencia desleal de multinacionales chinas, depredadoras de propiedad intelectual.

Trump también vio la solución igual de clara: declararle a China una guerra comercial total. "Al principio, pensábamos que a Trump solo le movía el dinero. Que su objetivo era equilibrar la balanza comercial para ganar apoyo dentro de Estados Unidos y dotar de contenido a su eslogan de 'América primero'. Pero luego, con su apoyo a las protestas en Hong Kong, sus críticas a los campos de reeducación de Xinjiang y el bloqueo a Huawei o TikTok nos hemos dado cuenta de que su posición contra China es mucho más firme y de que afecta a todos los ámbitos", comenta un funcionario del aparato propagandístico chino que habla bajo condición de anonimato.

En esta coyuntura, parece lógico creer que la victoria de Joe Biden debería suponer un alivio en Pekín. Sin embargo, el Partido Comunista mantuvo un silencio atronador hasta este viernes, cuando el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Wang Wenbin, felicitó sin gran entusiasmo a Biden y a su vicepresidenta electa, Kamala Harris: "Respetamos la elección del pueblo estadounidense y trasladamos nuestras felicitaciones al señor Biden y la señora Harris", respondió ante la insistencia de los periodistas, cuyas preguntas sobre el resultado de las elecciones había eludido durante toda la semana.

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"La victoria de Biden no tiene por qué ser algo positivo para China, porque la convicción de que el país es una amenaza para Estados Unidos es compartida por republicanos y demócratas", apostilla el funcionario. Ve posible que Biden retire parte de los aranceles a los productos chinos para tratar de desmarcarse de su antecesor y salvar la economía estadounidense, pero considera que su postura más razonable acabará perjudicando a China. "Trump es un hombre que pone a todo el mundo en su contra. Un payaso mentiroso al que no se le hace caso ni cuando dice algo razonable. Por eso ha debilitado la influencia de Estados Unidos y ha facilitado que China lo retrate como un bufón. Biden, sin embargo, puede volver a crear un frente común con sus aliados tanto en Europa como en la región del Pacífico y resultar más efectivo en el mismo objetivo. Así que es difícil determinar quién nos conviene más", concluye.

Aunque Trump ha acusado de Biden de socialista y de buscar la reconciliación con China, los comentarios del candidato demócrata han sido inequívocos al respecto. "Para cuando dejé el Gobierno —como vicepresidente durante el Ejecutivo de Barack Obama— había pasado más tiempo con el presidente Xi Jinping que ningún otro líder mundial. Es un hombre que no tiene ni un solo hueso democrático en el cuerpo. Un hombre que tiene un millón de uigures encerrados en campos de concentración", dijo durante uno de los debates en CBS News cuando se le preguntó si permitiría a empresas chinas construir infraestructuras clave en Estados Unidos. Lógicamente, afirmó que no.

Biden, sobre Xi: "Es un hombre que no tiene ni un solo hueso democrático en el cuerpo. Que tiene un millón de uigures en campos de concentración"

"Las manufacturas han desaparecido y la agricultura ha perdido miles de millones de dólares sufragados por los contribuyentes. Estamos arremetiendo contra China de la forma incorrecta", sentenció Biden en una entrevista con la radio NPR en agosto. "China tiene que jugar con las reglas internacionales. Lo que hemos hecho nosotros ha sido desarmarnos, porque hemos señalado con dedo acusador a todos nuestros aliados. China cambiará de actitud cuando logremos unir a todos los países que confían en el libre mercado", apostilló, subrayando ideas que ha repetido en multitud de ocasiones. "O nosotros ponemos las reglas del juego, o lo hace China", dijo al 'Wall Street Journal' el año pasado.

25 horas juntos

Si finalmente logra franquear la puerta de la Casa Blanca, Biden volverá a encontrarse a Xi como principal adversario al otro lado del Pacífico. Los dos mandatarios se han visto en varias ocasiones, viajaron a la provincia interior de Sichuan e incluso acudieron juntos a un partido de baloncesto en China. El 'WSJ' ha calculado que han pasado 25 horas juntos y que han viajado más de 38.000 kilómetros. Pero es evidente que, con su beligerante discurso actual, las sonrisas que Biden le dedicó a Xi cuando era vicepresidente no se repetirán cuando sea investido presidente. De hecho, ha rehuido constantemente las preguntas sobre si eliminará los aranceles y analistas como los de MarketWatch avanzan que los mantendrá.

El diario ultranacionalista chino Global Times, controlado por el Partido Comunista de China, es de una opinión similar. "No habrá un cambio significativo en la estrategia para contener a China", destaca en el subtítulo de un artículo que, eso sí, menciona a expertos chinos que califican la victoria de Biden como "un alivio". En el texto, Jin Canrong, decano asociado de Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Renmin, avanzó que el presidente electo "será más moderado y maduro en la gestión de asuntos internacionales" y que, aunque las relaciones bilaterales pueden continuar deteriorándose, no lo harán tan rápidamente como con Trump.

placeholder Un grafiti que representa a Trump y Xi Jinping en El Alto, Bolivia. (Reuters)
Un grafiti que representa a Trump y Xi Jinping en El Alto, Bolivia. (Reuters)

En otro artículo, el rotativo también considera necesario que China haga modificaciones en sus políticas para facilitar que las relaciones vuelvan a su cauce. "Si logra estabilizar las relaciones con Estados Unidos, lo hará también con los países vecinos", destaca, reconociendo que la situación con Australia, India y Japón ha empeorado. "Estados Unidos es suficientemente fuerte como para tomar medidas contra China de forma intencionada. Pero si países como India o Australia se atreven a jugar la carta anti-China como Estados Unidos, China debe contraatacar con contundencia sin dudarlo", añade.

Foto: Foto: EFE.

El Confidencial ha preguntado a varios académicos e instituciones por sus previsiones, y todos han declinado hacer comentarios al respecto. "Es un asunto especialmente delicado. China tiene una estricta política de no injerencia en los asuntos internos de otros países y prefiero no hacer comentarios antes de que el Gobierno se manifieste públicamente", explica un profesor de Finanzas de una escuela de negocios internacional que reconoce temer represalias. Por su parte, la Cámara de Comercio Europea en China se despacha con un breve comentario que no menciona al país asiático: "Esperamos que la Administración Biden recupere las fuertes relaciones que unen [a Estados Unidos] con Europa y nos alegramos de que seguramente vaya a ser más predecible que la anterior".

Huang Jing, decano del Instituto de Estudios Internacionales y Regionales de la Beijing Language and Culture University sí que se ha mojado en un artículo publicado por Nikkei. "Sería ilusorio pensar que las relaciones vayan a mejorar de forma notable entre Washington y Pekín […] Pero eso no quiere decir que vayan a seguir en caída libre. Al contrario, Biden ofrece una oportunidad para estabilizar la relación desde una perspectiva global. Porque liderará una 'destrumpización' de las políticas internacionales […] y puede encontrar un espacio de interés común con China [en asuntos como el cambio climático o la vuelta a las instituciones multilaterales]", escribe Huang, que prevé el fin del unilateralismo estadounidense y del desacoplamiento. El 'Global Times' coincide en ese último punto y vaticina más colaboración en aspectos medioambientales o con las vacunas contra el covid-19.

Foto: Caricatura de Donald Trump en un restaurante en Guangzhou, China. (Reuters)

"También interesa tanto a China como a Estados Unidos crear un mecanismo de gestión de crisis que ahora apenas existe para lidiar con asuntos espinosos como el mar del Sur de China o el estrecho de Taiwán y evitar así una escalada de tensión que desemboque en un enfrentamiento", añade Huang.

Oportunidad para invadir Taiwán

El funcionario chino que habla con este diario, sin embargo, teme que Xi aproveche una ventana de oportunidad, "por pequeña que sea", para lanzar la temida invasión de la antigua Formosa si la inestabilidad política en Estados Unidos crece. "Creo que es inevitable. Porque, cuanto más espere, más difícil será. La mayor parte de la ciudadanía taiwanesa ya no quiere saber nada de China y la isla ha adoptado la estrategia del erizo y se está armando con misiles que tienen un rango de 300 kilómetros. Pero, si tiene éxito la reunificación, Xi lograría una victoria histórica y se pondría al nivel de Mao", comenta.

Una vez más, el 'Global Times' apuesta por una de cal y otra de arena en lo que se refiere a Estados Unidos y Taiwán: vaticina que las ventas de armas continuarán, pero también que Washington no cruzará las líneas rojas para provocar a Pekín; y que Estados Unidos adoptará una estrategia más equilibrada en sus relaciones con China y Taiwán, pero sin adoptar una estrategia clara en lo que se refiere a lo que el régimen considera 'la provincia rebelde'. En relación a Hong Kong, el diario no espera cambios en las sanciones impuestas por Trump a los líderes de la excolonia británica, pero tampoco que ahonde en las mismas. En definitiva, que Biden será un presidente más razonable que Trump pero no por ello menos firme. Es más, podría acabar revelándose como un lobo con piel de cordero.

placeholder Xi y Trump durante un encuentro del G20. (Reuters)
Xi y Trump durante un encuentro del G20. (Reuters)

Entre la población china, sin embargo, parece que no faltan quienes van a echar de menos a Trump. En un comentario muy compartido en redes sociales, los internautas lo comparan con una 'casa clavo', en referencia a los vecinos que se resisten a que los expropien y sus viviendas terminan siendo las últimas en pie en medio de un océano de escombros. "A mí me parece un tipo que da mucho juego porque, al no ser el típico político y tener una gran bocaza, es especialmente entretenido. También me gusta que mire más por su país que por la cuenta de resultados de las multinacionales, y a ese respecto me recuerda a Xi. Claro que las formas de ambos son opuestas", comenta Li Xiaohong, una joven administrativa de Shanghái. "Pero me parece que su lucha contra China está perdida de antemano, porque no creo que haya nada que pueda frenar nuestro desarrollo", concluye.

No en vano, ante los ataques lanzados por Trump, China ha decidido cerrarse en sí misma y desarrollar para su crecimiento el santo grial: el mercado interno. La teoría de la 'doble circulación' que ha acuñado el Partido busca reducir al mínimo la dependencia del mundo y apostar por las fortalezas domésticas —desde el gran número de consumidores hasta la capacidad de innovar— para no desviarse del camino 'socialista con características chinas' que Xi ha delineado con 'una sociedad moderadamente próspera' como meta.

La política internacional de Donald Trump ha tenido un protagonista claro, casi exclusivo: China. Incluso antes de acceder a la presidencia de Estados Unidos, el exmagnate tuvo claro que el gigante asiático era el culpable de gran parte de los males socioeconómicos que aquejan a la primera potencia mundial. Desde la destrucción de empleos en un sector industrial marcado por la deslocalización, hasta la falta de competitividad del sector agroalimentario que se ve afectado por aranceles y subsidios, pasando por la competencia desleal de multinacionales chinas, depredadoras de propiedad intelectual.

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