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El Polisario fracasa en su intento por reactivar el conflicto del Sáhara Occidental
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El Polisario fracasa en su intento por reactivar el conflicto del Sáhara Occidental

Rabat acaba de un plumazo con la protesta de civiles saharauis que bloqueaban desde hace semanas una ruta comercial clave entre Marruecos y Mauritania. Pero el conflicto parece que no irá a más

Foto: Soldados saharauis el pasado mayo. (EFE)
Soldados saharauis el pasado mayo. (EFE)

No habrá guerra en el Sáhara Occidental. En las últimas semanas, el Frente Polisario ha intentado echar un pulso a Marruecos para reactivar el conflicto por la independencia de la potencia que, hace 45 años, se adueñó de la excolonia española. Pero Rabat maniobró con habilidad y la pugna acabó mal para los intereses del movimiento independiente saharaui.

El pasado 21 de octubre, un puñado de civiles saharauis respaldados por el Polisario bloquearon el cruce de Guerguerat, al sur del Sáhara, un paso clave por donde transitan a diario unos 150 camiones que transportan mercancías, frutas y hortalizas, ganado y pescado, entre Marruecos y Mauritania. Impidieron así la circulación del tráfico rodado entre ambos países, provocando un cierto desabastecimiento en los mercados mauritanos y tensión en las autoridades marroquíes.

En Guerguerat acaba el muro de defensa marroquí -es decir, el territorio bajo la autoridad de Rabat- y es allí donde hace años se abrió una aduana marroquí para tramitar las exportaciones e importaciones que transitaban de un país a otro. Cinco kilómetros más al sur está la aduana mauritana, que ya existía en tiempos de la colonización española.

Foto: Paso fronterizo de Guerguerat. (EFE)

El Polisario considera “ilegal” esa aduana marroquí. Su plan era enviar allí a sus civiles –en teoría por esa franja no pueden circular hombres armados de ningún bando- para bloquear el tráfico y llamar así la atención de la comunidad internacional. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, y Francia, el principal valedor de Marruecos, expresaron por separado su preocupación por “la gravedad de la situación” generada por los independentistas saharauis.

El Gobierno de España, un país al que la doctrina oficial de Naciones Unidas considera potencia administradora del Sáhara desde 2002, guardó silencio. El grupo parlamentario de Podemos sí justificó la “protesta pacífica” el jueves en el Congreso como una muestra de que “la paciencia del pueblo saharaui se está agotando ante la inacción y la incapacidad de la ONU” a organizar el referéndum pactado en 1991.

Se rompe el alto al fuego

Rabat también perdió paciencia. Considerándose avalada por las reacciones de Guterres y de París, en la madrugada del viernes, sus tropas franquearon el muro de defensa y quebraron así, de facto, el alto el fuego. Según indicó el Estado Mayor marroquí en un comunicado el viernes, se procedió a establecer “un cordón de seguridad para garantizar el tránsito de los bienes y de las personas a través de la zona tampón de Guerguerat”.

Ante la llegada de las tropas marroquíes, los civiles saharauis huyeron a bordo de sus todoterrenos no sin antes quemar las jaimas (tiendas de campañas del desierto) que habían levantado en el lugar de la protesta. Hubo disparos al aire por parte de los militares marroquíes, pero nadie resultó gravemente herido durante la operación. En el momento en que se produjo la intervención, había 208 camiones bloqueados, según la agencia EFE.

El Ejército marroquí dejó a un puñado de hombres en la zona, también en violación del alto el fuego, que erigieron apresuradamente un pequeño muro a lo largo de la carretera -mitad asfaltada mitad pista de arena- según la prensa oficialista de Rabat. La construcción dificulta un nuevo bloqueo en el paso entre la aduana marroquí y la mauritana. La Minurso, el contingente de la ONU desplegado en el Sáhara, permaneció de brazos cruzados durante toda la incursión militar marroquí.

placeholder Jaimas en llamas en el cruce de Guerguerat. (Foto cedida I.C.)
Jaimas en llamas en el cruce de Guerguerat. (Foto cedida I.C.)

Guerra ¿total?

Nada más empezar la operación, el Polisario anunció en un comunicado que respondería con “firmeza”. Advirtió además de que el avance marroquí suponía “el fin del alto el fuego y abría paso al estallido de una nueva guerra total en la región”. Nada de esto sucedió. Sus lanzacohetes múltiples Katiusha, más conocidos en la jerga militar como los 'órganos de Stalin', sí abrieron fuego contra un puesto militar marroquí en Mahbes, en el noreste del Sáhara, muy lejos de Guerguerat. Las Fuerzas Armadas Reales respondieron al ataque con armas anti-carro y “neutralizaron al enemigo”, según la prensa oficialista marroquí. Se ignora si hubo bajas en alguno de los bandos.

Es, en todo caso, la primera vez que se produce un enfrentamiento armado en el Sáhara desde que se firmó al alto el fuego en 1991 y el acuerdo para celebrar un referéndum de autodeterminación que a día de hoy no se ha producido. Sin embargo, estas últimas escaramuzas no tienen suficiente alcance como para movilizar a las grandes potencias para que busquen una solución al conflicto, estancado desde hace años.

placeholder Despliegue marroquí en Guerguerat.
Despliegue marroquí en Guerguerat.

Todos los años, en ocasiones hasta dos veces, el Consejo de Seguridad aprueba resoluciones sobre el Sáhara Occidental bastante parecidas, aunque son cada vez algo más proclives a Marruecos. Ya no mencionan el referéndum de autodeterminación, uno de los dos cometidos de la Minurso, junto con la vigilancia del alto el fuego, y apuestan por “una solución mutuamente aceptable” para las partes. En el comunicado que publicó anoche manifestando su preocupación, Antonio Guterres se olvida de que el contingente de la ONU tiene también por tarea la organización de un referéndum.

La vuelta a la guerra en el Sáhara, anunciada el viernes por el Polisario, no es una decisión que se tome en los campamentos de refugiados saharauis del suroeste de Argelia. Se toma en Argel. La mayor potencia económica del Magreb atraviesa una crisis no solo sanitaria sino económica y política, como quedó demostrado por las masivas manifestaciones de protesta de su población a lo largo de 2019. Su presidente, Abdelmajid Tebboume, gravemente enfermo de Covid, está además ingresado en un hospital de Berlín. El país no está en condiciones de permitir a la guerrilla saharaui desenterrar el hacha de guerra como querrían muchos de sus más jóvenes reclutas.

No habrá guerra en el Sáhara Occidental. En las últimas semanas, el Frente Polisario ha intentado echar un pulso a Marruecos para reactivar el conflicto por la independencia de la potencia que, hace 45 años, se adueñó de la excolonia española. Pero Rabat maniobró con habilidad y la pugna acabó mal para los intereses del movimiento independiente saharaui.

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