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La 'plaga' del covid agita la recta final de la campaña de EEUU y hace temblar a Trump
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A CINCO DÍAS DE LAS ELECCIONES

La 'plaga' del covid agita la recta final de la campaña de EEUU y hace temblar a Trump

Los casos por coronavirus se están disparando por todo el país, especialmente en estados clave como Michigan o Pensilvania. Y la popularidad de Trump baja cuando la pandemia resurge

Foto: Una cola para test de coronavirus en Atlanta. (EFE)
Una cola para test de coronavirus en Atlanta. (EFE)

2020 está siendo un año complicado para todos, especialmente para Donald Trump. El magnate estadounidense empezó el año sin saber quién sería su rival en las elecciones presidenciales de este 3 de noviembre, pero con altas posibilidades de lograr la reelección. La economía funcionaba a pleno pulmón, el paro de las minorías estaba en mínimos históricos y la popularidad del presidente, aunque no había subido, tampoco había sufrido ni una mella en sus tres años. Pero entonces, como dice el propio Trump, llegó la plaga. Llegó el coronavirus.

Solo tuvo que pasar un mes desde que Estados Unidos anunció su primera muerte por coronavirus hasta que la popularidad de Trump se empezó a resentir. A finales de la primera semana de abril, cuando el país superaba las 10.000 muertes por coronavirus, una mayoría de estadounidenses empezó a desaprobar la gestión de la pandemia por parte del presidente. A día de hoy, un 57,4% cree que Trump no lo está haciendo bien (solo un 39,8% piensa que sí).

Estos datos son relevantes para las elecciones, porque la pandemia ha sido el único tema capaz de afectar a Trump en las encuestas. A falta de cinco días para la gran cita, Trump sigue 7,5 puntos por detrás en la media de encuestas nacional de RealClearPolitics. En estados clave como Pensilvania o Wisconsin, el candidato demócrata le aventaja en varios puntos, aunque la distancia es más corta. El gran problema para el presidente es que no solo no ha conseguido un golpe de efecto en la recta final de campaña, sino que esta nueva ola del virus le puede complicar aún más la carrera presidencial.

"Covid, covid, covid"

“Todo lo que escuchamos es covid, covid, covid, covid, covid, covid, covid, covid, covid, covid, covid”, dijo Trump 11 veces seguidas en un mitin reciente. “Es lo único que ponen, porque quieren aterrorizar a la gente”, afirmó el presidente de EEUU, para decir después que el coronavirus estaba desapareciendo. Sin embargo, una mayoría de estadounidenses no está de acuerdo con el presidente. Una encuesta de 'The New York Times' revelaba que un 51% de votantes probables cree que “lo peor de la pandemia aún no ha pasado”, frente a tan solo un 37% que dice que es cosa del pasado.

placeholder Donald Trump. (Reuters)
Donald Trump. (Reuters)

“¿Cuál es su principal teoría? Que la gente está demasiada centrada en el coronavirus”, afirmó Barack Obama en un mitin con coches en Orlando, mofándose del último discurso de Trump. “En uno de sus mítines dijo: 'covid, covid, covid' y siguió quejándose. Está celoso de la cobertura mediática del covid”, continuó Obama entre las risas del público. El expresidente aseguró que, si él hubiera sido presidente, el país entero no estaría enfrentándose al virus una semana antes de las elecciones. Joe Biden, por su parte, lleva días alertando de que el país se dirige a un "oscuro invierno".

Los números, como en Europa, hablan por sí solos: por primera vez desde que empezó la pandemia, Estados Unidos promedia más de 70.000 casos diarios. Es casi un aumento del 40% en comparación con dos semanas atrás. Durante los primeros meses de la pandemia, el virus golpeó más fuerte en las costas, donde hay mayoría de demócratas en las ciudades. Trump llegó a afirmar que la tasa de mortalidad del covid-19 era “muy baja” si quitabas los estados demócratas. Sin embargo, en las últimas semanas, la virulencia del virus está siendo fuerte especialmente en condados rurales, donde se tiende a apoyar a Trump.

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Los condados rurales están sufriendo un crecimiento drástico de los casos y en más de 20 estados se están alcanzando récords diarios, como Nuevo México, Illinois o Nebraska. En Utah, por ejemplo, la Asociación de Hospitales dijo que habrá que empezar a racionar los cuidados en una o dos semanas. “Hasta ahora, nuestros hospitales han podido dar un buen tratamiento tanto a los pacientes de coronavirus como a los que tenían otras enfermedades”, dijo el gobernador republicano de Utah, Gary Herbert, hace unos días. “Pero hoy estamos al borde del colapso. Si los ciudadanos de Utah no toman medidas serias para limitar las reuniones y no llevan mascarillas, nuestros sanitarios no serán capaces de dar un cuidado de calidad a todo el mundo”.

El pasado lunes, Donald Trump aseguró en Twitter que los casos estaban subiendo en todo el país porque se estaban haciendo más pruebas. Pero este mismo miércoles, Brett Giroir, su subsecretario de Salud, reconoció que no tiene que ver solo con el testeo. "Los casos están subiendo. Y lo sabemos, además, porque las hospitalizaciones también están subiendo", afirmó a la NBC.

La guerra de las mascarillas

Este miércoles, Anthony Fauci, el epidemiólogo de la Casa Blanca, alabó el trabajo de Australia y Nueva Zelanda contra la pandemia y lamentó que en EEUU el uso de la mascarilla se hubiera politizado tanto. "Para mí, como médico, científico y técnico, es doloroso ver tanta división ante un tema de salud pública", dijo Fauci. Por comparar, en Australia han muerto menos de 1.000 personas desde que empezó la pandemia y apenas se han contagiado 28.000 personas. En Estados Unidos, han fallecido 227.200 y se han contagiado nueve millones.

Foto: Bruno Maçaes.

En Estados Unidos no hay un mandato nacional de llevar mascarilla, pese a que la evidencia apunta a que este tipo de obligaciones limita los contagios. Según un reciente estudio de la Universidad de Vanderbilt, las imposiciones para usar mascarilla en Tennessee han conseguido reducir las hospitalizaciones. En aquellos lugares donde no se obliga a llevar mascarilla, están experimentando las tasas más altas de hospitalización, mientras que en los condados donde es una medida obligatoria, el número es menor.

“Está claro que el simple hecho de llevar mascarilla no es un remedio milagroso”, escribieron los investigadores en sus conclusiones. “Desde principios de octubre, prácticamente cada región del estado [de Tennessee] ha visto crecer el número de hospitalizaciones. Sin embargo, este crecimiento ha sido mucho más dramático en los hospitales de las zonas donde no hay requerimiento de llevar mascarilla”.

2020 está siendo un año complicado para todos, especialmente para Donald Trump. El magnate estadounidense empezó el año sin saber quién sería su rival en las elecciones presidenciales de este 3 de noviembre, pero con altas posibilidades de lograr la reelección. La economía funcionaba a pleno pulmón, el paro de las minorías estaba en mínimos históricos y la popularidad del presidente, aunque no había subido, tampoco había sufrido ni una mella en sus tres años. Pero entonces, como dice el propio Trump, llegó la plaga. Llegó el coronavirus.

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