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'Rastreadores de covid': Los comerciantes empiezan los primeros disturbios en Europa
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'Rastreadores de covid': Los comerciantes empiezan los primeros disturbios en Europa

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Foto: Imagen: Pablo López Learte.
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La primera ola conectó dos puntos: salud y economía. Una relación directamente proporcional. La segunda incorpora un tercer ángulo, el malestar social. No tardaremos en ver el triángulo instalado aquí. El miedo todavía domina al enfado. Pero cuando retiremos la anestesia de los ERTE, crecerá la desesperación. Se disparará. A lo largo de las últimas semanas, han crecido las protestas en Europa y también se ha intensificado la respuesta policial. Revueltas sociales. Agitadores. Guerrilla urbana. Extremistas que parasitan el dolor de los demás. Generadores de caos para consumo televisivo. Violencia para el 'prime time'. ¿Puede ocurrir en España? Nadie debería descartarlo. ¿Dónde podría pasar? Tres focos de contestación social destacan en la historia de nuestro país: Madrid, Barcelona y Andalucía. Veremos.

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Guerrilla urbana por toda Italia. Focos violentos durante la última semana: Nápoles, Roma, Turín. Movilizaciones en Milán, Sicilia y más ciudades. Protestas por el impacto en el sector de la restauración. Nos cuenta 'La Reppubblica' que la primera noche del toque de queda ha marcado en Nápoles un antes y un después desde que comenzó la pandemia. Hablan de guerrilla urbana. “Cientos de manifestantes en la calle. Entre ellos, comerciantes desesperados, napolitanos obligados a cerrar pequeñas y medianas empresas. Pero también, en primera línea, diferentes miembros de la lucha callejera. De extrema izquierda y de extrema derecha”. Duras imágenes. Agresiones a la policía y a los periodistas, cargas policiales, dos detenidos.

Declaraciones del presidente de la Cámara, Roberto Fico: “Fueron escenarios de violencia sin precedentes que hay que condenar con firmeza. No han sido la expresión de la disidencia, tampoco la expresión del malestar de empresarios y trabajadores que afrontan momentos difíciles, sino una guerrilla criminal”.

Disturbios en Roma tras las protestas contra las medidas anticovid

En la Piazza del Popolo romana, batalla campal promovida por los neofascistas y los 'hooligans' del Lazio. “Hay previstas más movilizaciones. Este jueves, los camareros vaciarán la cerveza caducada en Montesacro, el viernes en Ponte Milvio, el sábado en Campo Di Fiori. Y para el 5, Fuorza Nouva ha convocado en 'piazzale' Clodio”.

“La imagen de Turín al día siguiente de los enfrentamientos es la de una ciudad herida, saqueada por lo que empezó como una protesta contra el toque de queda y las limitaciones que dañan sobre todo a restauradores y comerciantes (...) Una guerra de guerrillas con escaparates rotos y contenedores quemados”. Gases lacrimógenos.

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No es primavera en Praga. “Los agentes antidisturbios inundaron la plaza de la Ciudad Vieja con caballos y vehículos blindados después de que un grupo de manifestantes —entre una multitud de 2.000 personas— arrojase botellas y latas de cerveza, bengalas y material pirotécnico”. 'The Guardian'.

“La manifestación fue organizada por los grupos ultra del fútbol y el hockey, muy enfadados porque las restricciones estén aumentando (...) La policía recurrió al gas lacrimógeno y a los cañones de agua para disolver a los manifestantes”. Chequia está sufriendo una fuerte segunda ola.

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Berlín. Alemania viene viviendo desde finales de agosto movilizaciones sociales. Una sopa de letras con antivacunas, conspiranoicos, extremistas de derecha, 'hippies'… de todo. Una de las protestas terminó con una acción contundente de la policía. Las fuerzas de seguridad son ahora conscientes del impacto que pueden tener las imágenes de cargas y detenciones. Eso explica lo ocurrido en la protesta del pasado domingo.

'Der Spiegel' nos informa sobre una manifestación prohibida a la que acudieron unas 2.000 personas. Alexanderplatz. No respetaron la distancia social. No llevaban mascarillas. Pero respetaron el recorrido y el horario acordado con la policía. A las cuatro de la tarde, los agentes subieron al escenario e informaron a los participantes de que debían abandonar el lugar rápidamente, o tendrían que intervenir. Esta vez, no hubo mayores problemas.

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Londres. BBC, pasado domingo. “18 arrestados en una protesta en el centro de Londres ante las restricciones por coronavirus. Disturbios en el puente de Westminster. Grandes multitudes se reunieron frente al Palacio de Buckingham, donde estaba apostada la policía, antes de pasar a Trafalgar Square”. En Londres, como en Berlín, el heterogéneo movimiento lleva manifestándose con regularidad desde hace semanas.

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Imagen general. “La pandemia abre una era de protestas —y de restricciones a las protestas—”. 'Washington Post', texto del 3 de octubre. “El coronavirus está propagando acciones de protesta. Pero las reglas sanitarias afectan a la forma en que las personas pueden manifestarse en todo el mundo. En las últimas semanas, las tasas de nuevos casos vienen aumentando, lo que está llevando a los gobiernos a renovar las restricciones, aunque pocos países han vuelto a los estrictos cierres de primavera y se está optando por medidas localizadas”.

Los descensos en la movilidad de las grandes ciudades no son suficientes para frenar la curva

La pieza desarrolla las movilizaciones celebradas hasta entonces en Israel, España —lo que ocurrió en Colón—, Reino Unido y Hong Kong.

¿Qué ha pasado desde que se publicó esa noticia? Segunda ola. Suben los casos, crecen las protestas y puede aumentar la contundencia policial. Vamos a más.

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La primera ola conectó dos puntos: salud y economía. Una relación directamente proporcional. La segunda incorpora un tercer ángulo, el malestar social. No tardaremos en ver el triángulo instalado aquí. El miedo todavía domina al enfado. Pero cuando retiremos la anestesia de los ERTE, crecerá la desesperación. Se disparará. A lo largo de las últimas semanas, han crecido las protestas en Europa y también se ha intensificado la respuesta policial. Revueltas sociales. Agitadores. Guerrilla urbana. Extremistas que parasitan el dolor de los demás. Generadores de caos para consumo televisivo. Violencia para el 'prime time'. ¿Puede ocurrir en España? Nadie debería descartarlo. ¿Dónde podría pasar? Tres focos de contestación social destacan en la historia de nuestro país: Madrid, Barcelona y Andalucía. Veremos.

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