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Cuatro meses en un hospital de covid en Irak: "Te tenías que insensibilizar a la muerte"
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El país árabe más infectado por coronavirus

Cuatro meses en un hospital de covid en Irak: "Te tenías que insensibilizar a la muerte"

Con más de 449.000 casos y 10.568 fallecimientos registrados, Irak es el país más infectado por covid-19 entre sus vecinos de Oriente Medio y entre los países árabes

Foto: Pedro, en el hospital de Bagdad (cedida)
Pedro, en el hospital de Bagdad (cedida)

Este enero, Pedro Serrano Guajardo presentó su solicitud para trabajar con la organización Médicos Sin Fronteras. Si lo llamaban, sería apenas su primer trabajo tras terminar su especialización como médico intensivista. Apenas unos meses después, estalló la pandemia de coronavirus, y los contagiados y los muertos empezaron a contarse por miles. "Me van a llamar", decía Serrano a su novia. Efectivamente, en mayo de 2020 Serrano aterrizaba en Bagdad para trabajar en una unidad de cuidados intensivos para pacientes de covid-19. Desde allí, vio llegar la explosión de la primera ola en el país árabe y vivió en sus carnes los estragos de la enfermedad: "Muchos se nos morían antes de poder ingresar a la terapia [intensiva]. Unos llegaban muy graves y se morían en la misma sala de urgencias".

Irak ni siquiera logró aplanar la primera curva, nunca hubo unos meses de respiro para el sistema sanitario, y los nuevos casos y muertes se cuentan por récords cada día mientras el país entra de lleno en el invierno. Con más de 449.000 casos y 10.568 fallecimientos registrados, Irak es el país más infectado por covid-19 entre sus vecinos de Oriente Medio y entre los países árabes.

Foto: Un trabajador yemení, con un traje protector. (EFE)

"Se te muere uno y en ese mismo segundo te tienes que virar y recibir a otro, y en ese segundo tienes que 'olvidar' al otro humano que se acaba de morir para poder atender al que sigue. Así de saturados están los hospitales", relata Serrano por teléfono a El Confidencial. Serrano, médico de nacionalidad mexicana y formado también en Cuba, ha trabajado durante cuatro meses en el hospital Al-Kindy de Bagdad, en una unidad de cuidados intensivos con apenas una treintena de camas que pronto se vio sobrepasada por la llegada de la pandemia. "Cuando yo llegué era el comienzo, cuando empezaban a saturarse un poco los hospitales, empezaban a hacer falta materiales... Y entonces llegó un aumento de casos que nadie se imaginaba. Más casos, y más casos, cada vez más difícil de controlarlo", recuerda.

Cuatro meses después, ni rastro de un aplanamiento de la curva: "los casos ahora están aumentando [aún más]". "Incluso teniendo en cuenta la gran cantidad de pacientes que estamos viendo, no estamos seguros de en qué punto nos encontramos de la curva epidémica", afirma por su parte Gwenola Francois, coordinadora general de MSF en Irak.

Veía compañeras que se tiraban en el piso a llorar y decían 'yo no estudié para ver tantas muertes'

Serrano acabó casi de casualidad en Irak. Después de que MSF lo contactara, su primer destino iba a ser Palestina. Luego Irán, también afectado por una fuerte ola de contagios de coronavirus. Pero el país de los ayatolás cerró sus fronteras, incluso a trabajadores humanitarios. "Fue entonces cuando me dijeron: ¿Estarías dispuesto a irte a Irak?", explica Serrano. En el hospital Al-Kindy de Bagdad, Serrano era el médico especialista de la sala de cuidados respiratorios, donde también se encargaba de formar al personal local en el uso de los respiradores. Los pacientes se agolpaban en las salas, algunos llegaban ahogándose y casi morados, cargando con bombonas de oxígeno, y su trabajo diario lidiando con enfermos y familias era agotador. "Han sido cuatro meses de batallar todos los días para intentar agilizar el proceso y poder atender a todos los pacientes que necesitaran el tratamiento intensivo", rememora.

"Afecta mucho. A veces llegaba a casa y me tenía que sentar en el jardín a llorar solo. Era muy frustrante. Pero trabajar en terapia intensiva te obliga a saber que tu trabajo es en una línea muy delgada, sabiendo que tu paciente tiene más 'chances' de morir que de sobrevivir. No puedes crear un vínculo emocional con tu paciente en UCI porque eso acabaría con tu vida. Te tienes que insensibilizar a la muerte", explica. "Veía compañeras, residentes de anestesiología, que se tiraban en el piso a llorar porque decían 'yo no estudié para ver tantas muertes'. Les decía 'nadie de nosotros. Es lo que nos toca'".

placeholder (Médicos Sin Fronteras)
(Médicos Sin Fronteras)

Riesgo de ser doctor

En medio del drama sanitario, los médicos también están siendo víctimas. Cerca de 15.000 trabajadores sanitarios se han contagiado de coronavirus desde el inicio de la epidemia en el país, según cifras recogidas por MSF, diezmando las capacidades de los hospitales para hacer frente a las oleadas de enfermos. Esas bajas se unen a la ya crítica situación de falta de médicos de Irak, que cuenta con uno de los ratios más bajos de personal sanitario per cápita, con 0,8 doctores por cada 1.000 habitantes y 2,1 enfermeros o comadronas. Desde 2003, más de 20.000 doctores habrían abandonado el país dejando el total de médicos en Irak en apenas 30.000 doctores, según la Asociación Médica Iraquí. Muchos, denuncia la asociación, abandonaron Irak por la inseguridad, amenazas o asesinatos contra personal médico.

Esos ataques contra médicos se han multiplicado con la llegada del covid-19. A finales de agosto, un vídeo de una cámara de seguridad CCTV en el párquing de un hospital en la ciudad de Nayaf (sur) se hizo viral en el país: varios hombres, presuntamente familiares de un joven fallecido por covid-19, propinan una brutal paliza al director del hospital, que queda inconsciente. El director de la Asociación Médica Iraquí, Abdul Ameer Hussein, describió a Reuters "un creciente patrón" de este tipo de ataques. El propio primer ministro, Mustafa Al-Kadhimi, ha condenado los ataques contra el personal médico y ha prometido endurecer la persecución de este tipo de delitos, que van desde acoso a amenazas e intimidación.

"Me marcó fuerte ver a un señor mayor que su esposa e hijo estaban los dos en un estado crítico. El papá se partía por la mitad, iba a ver al hijo, luego a la mamá, me preguntaba intensamente todos los días que cómo los veía", relata Serrano. Sin embargo, un compañero médico iraquí le advirtió de que no se le podía decir a la familia que ambos estaban en riesgo de muerte. "La gente se puede poner violenta", le advirtió el médico local. Ambos murieron. "No es que te agredan, pero buscan desesperadamente ayuda mientras cargan [a su familiar] que se les está muriendo en las manos y yo no tengo un respirador, te gritan, y se ponen agresivos. Eso hace el trabajo de todos más complicado", explica Serrano.

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Parte del equipo en el hospital (cedida)

Irak destina al presupuesto de Sanidad desproporcionadamente poco en comparación con otros países de la región, como Jordania o Líbano. El Gobierno de Bagdad gasta aproximadamente la mitad de lo que gasta por persona en salud su vecino más pobre, Jordania. En los presupuestos de 2019, se asignó apenas un 2,2% a Sanidad, frente a otras partidas como la de un 18% para seguridad y un 13% para el Ministerio del Petróleo.

El covid ha retrasado la aprobación de presupuestos este 2020, y precisamente la brutal caída de los precios del petróleo está diezmando las opciones en una economía fuertemente dependiente de este negocio: el petróleo representa el 60% del PIB y el 90% de los ingresos del Gobierno, según cifras de la UNDP. Y sin ingresos, el Gobierno no puede pagar a los médicos. Cerca de 2.300 médicos recientemente graduados no han podido ser incorporados a hospitales porque el gobierno no tiene fondos para pagar sus salarios.

Este enero, Pedro Serrano Guajardo presentó su solicitud para trabajar con la organización Médicos Sin Fronteras. Si lo llamaban, sería apenas su primer trabajo tras terminar su especialización como médico intensivista. Apenas unos meses después, estalló la pandemia de coronavirus, y los contagiados y los muertos empezaron a contarse por miles. "Me van a llamar", decía Serrano a su novia. Efectivamente, en mayo de 2020 Serrano aterrizaba en Bagdad para trabajar en una unidad de cuidados intensivos para pacientes de covid-19. Desde allí, vio llegar la explosión de la primera ola en el país árabe y vivió en sus carnes los estragos de la enfermedad: "Muchos se nos morían antes de poder ingresar a la terapia [intensiva]. Unos llegaban muy graves y se morían en la misma sala de urgencias".

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