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Encuestas EEUU | Todos los caminos de Trump a la victoria pasan por Pensilvania
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Encuestas EEUU | Todos los caminos de Trump a la victoria pasan por Pensilvania

Las encuestas auguran una victoria de Biden, que podría recuperar estados republicanos. Pero la campaña de Trump confía en que, como en 2016, se infravalore al votante blanco sin estudios

Foto: Simpatizantes de Donald Trump, en Pensilvania. (Reuters)
Simpatizantes de Donald Trump, en Pensilvania. (Reuters)
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Así imagina Donald Trump el camino hacia su reelección: sí o sí, ganar en Pensilvania. La hoja de ruta del presidente asume -digan lo que digan las encuestas- que conservará el grueso de su mapa electoral de 2016, cuando arrebató la Casa Blanca a Hillary Clinton desafiando los sondeos y sin ganar el voto popular.

El magnate trata de conservar su perenne optimismo electoral, pero él mismo reconoce que la pandemia del coronavirus supone un desafío que no entraba en sus planes. “Antes de que llegara la plaga, lo tenía hecho. No iba a venir a Erie. Quiero decir, siendo honestos, de ninguna manera iba a venir. No tenía que hacerlo. Os habría llamado y os habría dicho: ‘Hey, Erie. Si tenéis oportunidad, salid y votad’. Teníamos esto ganado”, dijo el líder republicano en un mitin esta semana en la ciudad industrial de Erie que se llenó hasta la bandera.

“Sabéis, si ganamos Pensilvania, hemos ganado esto. Hemos ganado esto”, concluyó Trump ante su entregado público.

Hace cuatro años, el entonces aspirante republicano se llevó el voto de este modesto enclave de 100.000 habitantes a las orillas del lago Erie, un condado que no había votado republicano desde la reelección de Reagan en 1984. Su triunfo se extendió al estado de Pensilvania, que se tintó por primera vez de rojo desde la victoria de George H. W. Bush en 1992.

Esto muestra cómo Trump destrozó la llamada “muralla azul” que los demócratas consolidaron en el ‘Cinturón de Óxido’ del medio oeste, junto con Michigan y Wisconsin. La pirueta ideológica de estos estados revela parte del éxito de su candidatura: un voto de castigo contra Washington de una clase obrera que se quedó atrás en la transición hacia la economía digital.

Estas elecciones, este estado de menos de 13 millones de habitantes, puede volver a ser decisivo para el futuro del país. Pensilvania es un peso pesado en el Colegio Electoral, con 20 votos electorales de los 270 que necesita el ganador -el quinto, después de California (55), Texas (38), Nueva York (29) y Florida (29). El voto demócrata se concentra en los núcleos urbanos de Filadelfia y Pittsburgh y es contrarrestado por los condados rurales conservadores. Por eso, en una elección disputada, los votos de una ciudad bisagra como Erie son cruciales para ganar el estado..

“Pensilvania es tan importante que nuestro modelo le da a Trump un 84% de posibilidades de ganar la presidencia si consigue el estado y un 96% a Biden si Pensilvania es azul”, escribía en septiembre Nathaniel Rakich en FiveThirtyEight.

Así ¿se equivocan? los sondeos

Para entender cómo Trump planea su camino a la reelección hay que hacer una consideración previa. Un gran “pero” en su estrategia. Cuenta con que las encuestas son falsas o erróneas y que, como en 2016, volverán a quedar en evidencia. Ese año, los estrechos márgenes entre ambos candidatos y la infravaloración del electorado republicano hicieron que la gran mayoría de medios y expertos lo dieran por derrotado antes de la contienda.

¿Pueden volver a estar los sondeos equivocados? Los encuestadores insisten en que han corregido los diseños muestrales de 2016 y las cifras no son tan ajustadas con entonces. En esta ocasión, Trump no solo está ligeramente en desventaja en los estados clave que ganó en 2016, Florida, Pensilvania, Wisconsin y Michigan-, sino que hay varios estados de tradicional signo republicano que ahora están en juego, incluyendo plazas como Ohio, Arizona, Georgia o Carolina del Norte. Incluso la carrera se hace más ajustada en estado que da por descontados, como Iowa y Texas.

La ventaja de Biden a nivel nacional está en 7,6 puntos, según el agregador de encuestas RealClearPolitics, y es favorito en Michigan (7,2), Pensilvania (4,8) y Wisconsin (4,6) -si gana estos tres, tendría la elección ganada-. Además, el demócrata lidera en Arizona (2,8), Carolina del Norte (2,3) y Florida (1,8), donde Trump ganó por 113.000 votos. Así que cualquier escenario de victoria para Trump implica aceptar un fallo masivo en las encuestas.

placeholder Donald Trump, en Erie, Pensilvania. (EFE)
Donald Trump, en Erie, Pensilvania. (EFE)

Dentro de la narrativa republicana, hay elementos para este escepticismo. El primero es cómo los votantes registrados del partido han subido acusadamente en tres estados clave, incluyendo Florida, Carolina del Norte y la propia Pensilvania, que podrían cimentar la reelección el 3 de noviembre. Los expertos avisan que estas cifras por sí solas no son buenos predictores de los resultados, pero sí son un elemento que podría distorsionar los estudios de opinión si las preferencias están disputadas.

El segundo son las propias limitaciones de las encuestas. Muchas de las ventajas de Biden en estados clave -y algunas, como las de Trump en Ohio o Georgia- están dentro del margen de error aceptado por los sondeos (que suele rondar el 3%), por lo que, en realidad, pueden caer de un lado u otro. Además, sigue habiendo controversia respecto a la representación de los diferentes segmentos electorales y la probabilidad de que voten.

Por último, algunos analistas prorrepublicanos creen que existe un voto oculto a favor de Trump que podría llegar hasta el ¿3%? del electorado, que por presión social, contexto personal o vergüenza ocultan sus preferencias políticas -o incluyo votan contra el candidato del partido por el que se han registrado-.

“Es mucho menos probable que los conservadores participen en las encuestas en general”, dijo a la National Review Robert Cahaly, el encuestador jefe de Trafalgar Group, única encuestadora que cree que Trump tiene muchas posibilidades de ganar.

Foto: Putin y Trump en un encuentro del G20. (Reuters)

Trump 'mindset'

Una vez asumida que las encuestas están equivocadas podemos analizar los cada vez más estrechos caminos de Trump hacia la reelección. Su punto de partida hacia el 3 de noviembre es, sin duda, peor. Los demócratas tienen razonablemente asegurados estados que suponen 226 votos electorales (de los 270 necesarios para ganar), mientras que el Partido Republicano apenas suma 125 votos. En juego 187 votos electorales repartidos en 13 estados. Llega la hora de sumar.

Primero, demos por hecho que Trump cuenta con todos los estados de inclinación republicana: Texas (38), Ohio (18), Georgia (16) y Iowa (6). Esto serviría para equilibrar un poco la balanza, sumando así 203 votos electorales. El siguiente reto sería conservar Florida. “Trump tiene 64 formas de ganar las elecciones y el 91% de ellas pasan por ganar Florida”, explicaba el 'Wall Street Journal' en un simulador de probabilidades electorales. De perder el estado del sol, los republicanos se verían obligados a ganar una improbable serie de estados.

Trump tiene 64 formas de ganar las elecciones y el 91% de ellas pasan por lograr Florida

Aquí llegamos a Pensilvania. Si gana allí podría permitirse perder Michigan y Wisconsin y algún otro estado de poco peso en el colegio electoral. Pero… ¿y si pierde? Todavía podría conseguir combinaciones ganadoras: asegurar Arizona (11) y Carolina del Norte (15) y ganar Michigan (16), o combinar los dos primeros con Wisconsin (10) y hacer pleno en los distritos de Nebraska y Maine.

Incluso se podría dar la posibilidad de un empate a 269. En ese caso, la elección la decidirían las delegaciones de cada estado. Las probabilidades de que ocurran apenas superan el 3%. Pero, ¿no sería la guinda al pastel de 2020?

Así imagina Donald Trump el camino hacia su reelección: sí o sí, ganar en Pensilvania. La hoja de ruta del presidente asume -digan lo que digan las encuestas- que conservará el grueso de su mapa electoral de 2016, cuando arrebató la Casa Blanca a Hillary Clinton desafiando los sondeos y sin ganar el voto popular.

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