Las quinielas del Nobel de la Paz: ¿quiénes son los candidatos con más opciones?

Arranca la semana del Premio Nobel más atípica. Aunque este año el anuncio de los ganadores se hace por vías telemáticas y en diciembre no se celebrará la tradicional entrega de medallas, el covid-19 ha respetado la agenda que dejó escrita en su testamento el inventor de la dinamita: ayer se conoció el nombre de los galardonados en Medicina; hoy se ha desvelado quién merece el máximo reconocimiento en Física; mañana será el turno de Química; el jueves de Literatura; y no será hasta el viernes cuando se sepa quién ha ganado el Nobel de la Paz, reconocimiento que se disputan 211 personas y 107 organizaciones.

Las nominaciones al único Nobel que se otorga en Noruega —que sí contará con una ceremonia a menor escala en el auditorio de la Universidad de Oslo— son secretas durante 50 años, si bien quienes proponen a un candidato pueden difundir libremente su elección. De ahí que en las quinielas se hayan colado nombres como el de la joven activista contra el cambio climático Greta Thunberg, el opositor ruso Alekséi Navalny o el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom.

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A. Alamillos

A sus 17 años, Thunberg ha sido nominada por tres legisladores noruegos y dos parlamentarios suecos. "La principal razón por la que se merece el Premio Nobel de la Paz es porque, a pesar de su corta edad, ha trabajado duro para hacer que los políticos de todo el mundo abran los ojos", defendían Jens Holm y Hakan Svenneling, del Partido de la Izquierda sueco, en una carta enviada al Comité Noruego del Nobel. No sería la primera vez que el galardón recae en manos de un defensor del medioambiente: el keniata Wangari Maathai lo recibió en 2004 por su campaña para plantar 30 millones de árboles en África y en 2007 se lo llevó Al Gore por su Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático. De ganarlo, Thunberg igualaría a Malala Yousafzai como la más joven hasta la fecha. Sin embargo, la adolescente erigida en el símbolo del movimiento Fridays For Future ya estuvo nominada el año pasado y todo quedó en una anécdota.

La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, ha abanderado desde las instituciones el desafío climático, con iniciativas como implementar una red eléctrica procedente al 100% de energías renovables o la siembra de 100 millones de árboles al año. La falta de peso de su país en el panorama internacional es su principal escollo.

Alekséi Navalny, el líder que ha denunciado la corrupción entre los altos cargos del Kremlin y que ha estado al borde de la muerte tras ser envenenado, es otro de los políticos que suena con fuerza. Una candidatura del mismo perfil podría estar formada por representantes de la revolución popular en Sudán que derrocó al presidente Omar al-Bashir después de 30 años, entre ellos la joven activista Alaa Salah, convertida en el rostro de las manifestaciones. Incluso puede darse la posibilidad de que se reconozca a organizaciones internacionales que defienden los derechos humanos o, más concretamente, la libertad de expresión por parte de los sectores críticos con gobiernos de todo el mundo. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Reporteros sin Fronteras y el Comité para la Protección de los Periodistas entran en esta categoría.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha sido nominado para la edición de 2021 por un diputado noruego y otro sueco como reconocimiento a su mediación en el acuerdo de paz entre Israel y Emiratos Árabes, pero no hay constancia de que pueda ser elegido este año. En cualquier caso, parece poco probable. Si el Nobel fuera a parar a Estados Unidos, hay analistas que apuestan por el movimiento Black Lives Matter, que ha trasladado al debate público el racismo estructural y la brutalidad policial. El antiguo integrante de la CIA Edward Snowden y la exsoldado Chelsea Manning sí que son aspirantes confirmados, junto con Julian Assange, a propuesta de la diputada alemana Zaklin Nastic.

Pero 2020 es, sin duda, el año del coronavirus; y el Comité Noruego podría premiar el esfuerzo de quienes han combatido la pandemia. Aquí es donde entra el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom, que desde el pasado 31 de diciembre —cuando la Comisión Municipal de Salud de Wuhan notificó un cúmulo de casos de una extraña neumonía— ha coordinado la respuesta internacional al problema de salud pública más importante en los últimos tiempos. Esta decisión sería, como mínimo, controvertida, pues el papel de la OMS ha sido muy discutido, hasta el punto de que Estados Unidos decidió abandonar la entidad este verano. No en vano, el jurado del Nobel suele optar por candidatos más alejados del foco mediático.

¿Quiénes toman la decisión?

Estar nominado al Nobel de la Paz no quiere decir que haya opciones reales de ganarlo. La última voluntad de Alfred Nobel manda que este premio se entregue a "la persona que haya trabajado más o mejor en favor de la fraternidad entre las naciones" y las únicas condiciones son que las propuestas se envíen antes del 31 de enero y que provengan de un parlamentario, ministro, profesor de universidad de reconocido prestigio o personalidad laureada con el premio. Adolf Hitler, Iosif Stalin y Benito Mussolini figuran en el registro histórico de nominados, pero ninguno de ellos fue considerado en serio.

Estar nominado al Premio Nobel de la Paz no quiere decir que haya opciones reales de ganarlo

El Comité Noruego del Nobel, que consta de cinco personas —a menudo, políticos y académicos retirados— designadas por el Parlamento noruego, se reúne una vez al mes para discutir las nominaciones y, por lo general, toma su decisión en la reunión final del comité, que tiene lugar a principios de octubre. Todos los miembros son propuestos por partidos políticos noruegos y sus nombramientos reflejan el equilibrio de poder en la cámara. El órgano busca llegar a un consenso sobre su elección. Si no puede, la decisión se toma por mayoría de votos.