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Los 'hombrecillos verdes' de Donald Trump: ¿qué está pasando en Portland?
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la capital blanca del black lives matter

Los 'hombrecillos verdes' de Donald Trump: ¿qué está pasando en Portland?

Tras meses de manifestaciones, Portland se ha convertido en la capital oficiosa de las protestas raciales. Un ruidoso paisaje con elementos fáciles de aprovechar por las dos Américas

Foto: Agentes en Portland (Reuters)
Agentes en Portland (Reuters)
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Aparecieron de la nada, vestidos de camuflaje, con vehículos y uniformes sin insignias claras. Los agentes enmascarados, con armas de uso militar, arrojaron a personas al interior de sus furgonetas, lanzaron gas lacrimógeno y golpearon a manifestantes lejos de los edificios que decían haber venido a proteger. Ocurrió en Portland, Oregon, por sorpresa y sin permiso de las autoridades locales.

Tras casi dos meses continuados de manifestaciones y disturbios, esta plácida ciudad del Noroeste, casi completamente blanca, se ha convertido en la capital oficiosa de las protestas raciales en Estados Unidos. “Hay más signos de 'Black Lives Matter' en Portland que personas negras”, decía un vecino a 'The New York Times'. En la niebla de la batalla se mezclan radicales enmascarados y grupos de madres con gafas protectoras y cascos de bicicleta para protestar contra el uso de gas lacrimógeno. Un ruidoso paisaje con elementos fáciles de aprovechar por las dos Américas.

Foto: El presidente de EEUU, Donald Trump. (Reuters)

Numerosos abogados, políticos y analistas han cuestionado la legalidad del envío de agentes por parte de Donald Trump y sus acciones, tachándolas de autoritarias. “Las ciudades estadounidenses están siendo invadidas por bandas fascistas del Gobierno federal”, tuiteó Walter Shaub, director de la Oficina de Ética Gubernamental entre 2013 y 2017. Larry Krasner, fiscal del distrito de Filadelfia, dijo que su padre y sus tíos partieron a luchar contra Hitler “para que no tuviéramos un presidente brutalizando y secuestrando americanos por ejercer sus derechos constitucionales”.

Agentes y campaña

Varios ciudadanos, incluidos periodistas acosados por los agentes, han denunciado al Gobierno federal por este despliegue de fuerzas no solicitado. Gracias a una decisión judicial hemos conocido el número de agentes sobre el terreno, 114, y su origen: provienen del servicio de aduanas y seguridad fronteriza y de la Guardia Costera. Departamentos, como apunta Anne Applebaum en The Atlantic, que no tienen experiencia ninguna en el control de multitudes y que, a tenor del aumento de manifestantes en las calles estos últimos días, habrían exacerbado los ánimos.

El envío de fuerzas, en lugar de coordinarse con las autoridades locales, las han enfadado y han enfadado aún más a los manifestantes. “Aunque el comportamiento de la administración no tiene sentido como forma de aplicar la ley”, escribe Applebaum, “tiene mucho sentido como nueva táctica de campaña”.

placeholder Agentes pobremente identificados en Portland. (Reuters)
Agentes pobremente identificados en Portland. (Reuters)

La administración Trump, por tanto, no buscaría restablecer el orden público, sino justificar su narrativa política: la idea de que Estados Unidos, gracias a la pusilanimidad de los alcaldes demócratas de ciudades como Portland, estaría siendo amenazado por hordas comunistas y anarquistas que odian todo lo americano y que quieren prender fuego a la nación. Ahí entraría la mano firme de Trump, el único capaz de evitar, con el envío de efectivos, que esto suceda.

Esta interpretación de las acciones de Trump no es nueva, dada su tendencia a diferenciar la sustancia de la imagen. Quizás sus acciones no signifiquen nada en la práctica. Quizás el muro con México, por ejemplo, sea imposible de construir, o, aún construido, difícil de vigilar y fácil de saltar. Pero la mera imagen de un muro, su potencia simbólica, su huella en la mente de millones de votantes, es un arma letal. Un vórtice capaz de absorber y manipular los sentimientos de la nación. Un golpe de la narrativa mucho mayor y más duradero que cualquier función práctica.

"Hombrecillos verdes"

Según Applebaum, estaríamos ante un ejemplo de 'performative authoritarianism' (autoritarismo teatral). Una manera de ejercer la represión mucho más sofisticada, con operaciones ideadas para mover los corazones de la opinión pública; en este caso, reforzando la idea del caos en las ciudades demócratas y la necesidad de restablecer el orden. Los agentes han llegado a ser comparados con los “hombrecillos verdes”: los soldados rusos desplegados, sin insignia, en la península de Crimea.

Un juez ha prohibido a los federales que ataquen o detengan a los observadores de las protestas, incluidos los periodistas. El miércoles por la noche, el alcalde de Portland, el demócrata Ted Wheeler, se presentó en el tumulto y fue afectado por la nube de gas lacrimógeno. Wheeler, insultado por algunos de los manifestantes, acusó a los agentes de haber tenido una reacción “indignante y exagerada”.

Foto: Un coche de policía, delante de la puerta del hotel Trump en Washington. (Reuters)

Los defensores del presidente, en cambio, también tienen elementos exigir mayor autoridad y presencia en Portland. Hace unos días se intentó crear una “zona autónoma” al estilo de la de Seattle, justo enfrente de la sede de los juzgados federales de la ciudad. Las fuerzas enviadas por Washington desmontaron las barreras y las tiendas de campaña levantadas por algunos manifestantes, con carteles en los que se leía “el único policía bueno es el policía muerto”. La noche del miércoles los enmascarados prendieron fuego al edificio de los tribunales.

Los intentos de crear esta zona autónoma, llamada CLAT, acrónimo de "territorio autónomo de las tierras Chinook (los nativos americanos de la región)", han sido reivindicados por el llamado Grupo Joven de Liberación del Pacífico Noroeste. Según la policía, estos grupos arrojaron botellas a los agentes y prendieron fuego a los restos de las barricadas que se habían montado en el parque.

“Estos radicales odian a la policía, rechazan el imperio de la ley y están dispuestos a aterrorizar a sus comunidades”, escribió el republicano Ted Cruz, senador de Texas, en The Wall Street Journal. Cruz propone una ley que obligue a los alcaldes de las ciudades afectadas por los destrozos a compensar a los particulares afectados. “Los líderes locales que permitan a los rebeldes destrozar vidas y negocios deben de ser hechos responsables”.

placeholder Un grupo de madres en una manifestación en Portland. (Reuters)
Un grupo de madres en una manifestación en Portland. (Reuters)

Portland no es la única ciudad agitada. Donald Trump ha amenazado esta semana con enviar agentes a otros bastiones demócratas donde se suceden las protestas o ha habido un claro aumento de la violencia. La llamada “Operación Leyenda” quiere mandar policías federales a Chicago, Nueva York o Albuquerque, una iniciativa que sido rechazada o levantado sospechas entre los alcaldes. “Francamente, no tenemos elección”, dijo el presidente. “Otras ciudades necesitan ayuda, la necesitan desesperadamente (...). Son demasiado orgullosas”.

"Operación Leyenda" en bastiones demócratas

La alcaldesa de Chicago, Lori Lightfoot, rechazó la propuesta en Twitter. Más tarde, sin embargo, aceptó el envío de los agentes, siempre que vinieran con fines “investigadores”. Los tiroteos y homicidios en esta ciudad, ya de por sí una de las más violentas de Estados Unidos, han aumentado más de un 75% interanual en junio, según datos policiales.

Poco después de que el presidente barajara el envío de efectivos a Nueva York, varios agentes locales equipados con escudos y cascos aparecieron frente al Ayuntamiento, en el sur de Manhattan. Hacía varias semanas que los manifestantes habían organizado, en la tradición de los indignados de la Puerta del Sol en 2011, un 'Occupy City Hall'. El campamento atrajo a personas sin hogar y los vecinos empezaron a quejarse del ruido y los ocasionales actos de acoso.

"Muchos de los amotinados y extremistas de izquierda se han identificado con ideologías que llaman a la destrucción del Gobierno de EEUU"

La noche del martes al miércoles, sobre las cuatro de la madrugada, los agentes armados se presentaron de improviso: dieron 10 minutos para el desalojo y luego procedieron a despejar la zona. 13 personas fueron detenidas por resistencia a la autoridad. Cuando salió el sol, los técnicos vinieron a limpiar los grafitis anti-policía que habían cubierto las aceras y las paredes de los edificios. Al igual que en Chicago, los tiroteos y los homicidios también se han disparado en Nueva York.

El decreto del presidente para hacer estos despliegues se lee como un anuncio de campaña: “Muchos de los amotinados, pirómanos y extremistas de izquierda que han emprendido y apoyado estos actos se han identificado explícitamente con ideologías (como el marxismo) que llaman a la destrucción del sistema de Gobierno de EEUU”. El equipo de Trump ha tratado de ligar los disturbios a su rival, Joe Biden, que sin embargo evita meterse en ese territorio. Los presentadores de Fox News Sean Hannity o Tucker Carlson, líder nacional de audiencia, engordan la narrativa a diario con nuevos casos de violencia y desafío a las fuerzas del orden público.

Ya solo quedan tres meses para las elecciones. Todas las encuestas, incluida la de Fox, dan como perdedor a Trump por márgenes de más de 8 puntos de media.

Aparecieron de la nada, vestidos de camuflaje, con vehículos y uniformes sin insignias claras. Los agentes enmascarados, con armas de uso militar, arrojaron a personas al interior de sus furgonetas, lanzaron gas lacrimógeno y golpearon a manifestantes lejos de los edificios que decían haber venido a proteger. Ocurrió en Portland, Oregon, por sorpresa y sin permiso de las autoridades locales.

Joe Biden
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