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Bolsonaro y el karma coronavírico: ignorar el covid no te inmuniza
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Bolsonaro da positivo por covid-19

Bolsonaro y el karma coronavírico: ignorar el covid no te inmuniza

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, ha dado positivo de coronavirus a sus 65 años, tras negar fervientemente que fuera peligroso y señalar el "pánico" sin sentido

Foto: Jair Bolsonaro. (EFE)
Jair Bolsonaro. (EFE)

“Es solo una pequeña gripe”. “La economía no puede parar”. “Se está sobredimensionando el poder destructivo de este virus”. “La vida sigue, no podemos caer en la histeria”. “¿Qué queréis que haga?”. “El 70% de la población brasileña se va a contagiar”. Son muchas las frases polémicas que el presidente Jair Bolsonaro ha usado desde el inicio de la emergencia sanitaria para minimizar el efecto devastador del covid-19, que ya se ha cobrado la vida de más de 65.000 brasileños y ha convertido el país tropical en el epicentro latinoamericano de la pandemia.

Incluso a la hora de confirmar públicamente que ha dado positivo en el test del coronavirus, Bolsonaro no ha renunciado a su estilo campechano y simplón. Ha anunciado su enfermedad en directo ante las cámaras de al menos tres canales nacionales de televisión con un tono leve y restando importancia en todo momento al episodio. “Estoy perfectamente bien”, ha asegurado a los periodistas de Brasilia, al mismo tiempo que revelaba algunos detalles del proceso infeccioso.

Bolsonaro, que tiene 65 años, empezó a acusar los primeros síntomas del virus el pasado domingo, pero fue el lunes cuando la fiebre y los dolores musculares empeoraron, causándole un malestar general. Enseguida acudió a un hospital de las Fuerzas Armadas de la capital y se sometió al cuarto test del covid-19 desde el indicio de la pandemia. Esta vez, el resultado fue positivo. También confirmó que le hicieron una tomografía de los pulmones, que de momento no están comprometidos.

Foto: Jair Bolsonaro, protegido con una mascarilla ante el coronavirus (Reuters/Ueslei Marcelino)

El presidente no perdió la ocasión de hacer propaganda de la hidroxicloroquina, el polémico medicamento cuyo uso fue desaconsejado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Él es un defensor apasionado de este remedio, que para una parte de la comunidad científica ha demostrado eficacia en el tratamiento del coronavirus, a pesar de sus numerosos efectos colaterales, como arritmias e incluso infartos. Este martes, ha revelado que ya tomó dos pastillas y que desde entonces se está sintiendo mejor. Fiel a su aversión a la mascarilla, ha llegado a quitársela al final de la entrevista para asegurar entre risas que está en forma y que se recuperará pronto.

Bolsonaro, positivo en coronavirus

Eso sí, Bolsonaro ha tenido que suspender su agenda oficial hasta realizar el próximo test, previsto para el lunes que viene. Ha reconocido que le cuesta asumir el papel del paciente y ha afirmado que seguirá despachando desde su residencia oficial. Detalle: varios ministros se han apresurado a hacerse la prueba, ya que estuvieron con el presidente en los últimos días. Incluso el titular de Defensa, el general Fernando Azevedo e Silva, que el 1 de julio visitó una aldea indígena yanomami localizada en el extremo norte del país, en la frontera con Venezuela, dentro de la operación Covid-19, criticada por la Fiscalía General de la Federación por la “violación de las reglas de distanciamiento social”.

Defensor del "aislamiento vertical"

Son varios los cabos sueltos dejados por el mandatario, que nunca confió en el criterio de los investigadores y que siempre quitó hierro al peligro del coronavirus para la salud. El 4 de julio, sin ir más lejos, el presidente comió en Brasilia con el embajador de Estados Unidos en Brasil, Todd Chapman. El grupo estaba compuesto por varios ministros y todos ellos se hicieron varias fotos sin mascarilla.

El líder de la Federación brasileña siempre se opuso a la cuarentena e incluso peleó públicamente con más de un gobernador por las medidas de confinamiento implementadas en sus territorios. Siempre se mostró partidario del llamado 'aislamiento vertical', es decir, de dejar en casa al colectivo de riesgo, mayores de 60 años y personas con enfermedades congénitas, mientras que los jóvenes podrían seguir trabajando. Se trata de un modelo duramente criticado por los principales expertos en enfermedades infecciosas de Brasil, que destacan que no puede funcionar en un país donde la mayoría de los ancianos vive con sus hijos y nietos.

Bolsonaro, que es capitán en la reserva y adora realizar unas flexiones de dudosa eficacia (y con el cuello en lugar de con los brazos) cada vez que visita un cuartel, ha dicho en varias ocasiones que sus antecedentes como atleta lo protegen del virus. “Después de la puñalada, no va a venir una gripecita a derribarme” es otra perla que soltó durante una rueda de prensa, en referencia al atentando que sufrió durante la campaña electoral de 2018.

Más de una vez ha sido acusado de causar aglomeraciones en plena cuarentena, ya que prácticamente cada fin de semana ha participado en actos públicos de distinta índole, incluso en protestas manifiestamente a favor de la vuelta de la dictadura, y del cierre del Parlamento y del Tribunal Supremo. De hecho, la máxima instancia de la Justicia en Brasil está ahora mismo investigando a los supuestos financiadores de estos actos, considerados “antidemocráticos”. El proceso judicial podría incluso salpicar a uno de los hijos del presidente, Carlos Bolsonaro, acusado de ser el cerebro de la red de 'fake news' que llevaron a su padre a la presidencia, en octubre de 2019.

En peligro la seguridad nacional

“La decisión de Bolsonaro de no usar la mascarilla y de encontrarse con multitudes durante la pandemia es irresponsable desde el punto de vista de la salud pública. Pero su enfoque también es profundamente preocupante desde una perspectiva de seguridad nacional. El presidente puso en peligro deliberadamente su vida y la de los miembros del gabinete”, señala Oliver Stuenkel, profesor adjunto de Relaciones Internacionales en la FGV.

El presidente del Consejo Nacional de los Secretarios de Sanidad, Carlos Eduardo Lula, destaca que Bolsonaro lanzó un mensaje “muy negativo” al ignorar las reglas sanitarias establecidas por la OMS. “La actitud del presidente hasta ahora no ayuda a enfrentar la enfermedad. No es casualidad que ocupemos el segundo lugar del mundo por número de muertes. Es preciso que todos entiendan que el enemigo es uno solo: el covid-19. No se trata de la disputa [electoral] de 2022”, ha afirmado.

Foto: Simpatizantes del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, realizan una manifestación de apoyo al mandatario este domingo, en Brasilia (Brasil). (EFE)

Curiosamente, el lunes, la abuela de su esposa, Michelle Bolsonaro, fue intubada después de desarrollar una forma grave de covid-19. Maria Aparecida Firmo Ferreira tiene 80 años y padece varias enfermedades, entre ellas el mal de Párkinson y problemas cardiacos. Esta anciana acaparó la atención nacional cuando los medios de comunicación revelaron que hace dos décadas fue condenada a tres años por tráfico de drogas. Este episodio fue citado por el presidente en diversas ocasiones para demostrar que no tiene secretos y que es un marido entregado. “Confieso que no lo sabía y si lo hubiese sabido, me habría casado de todas formas con la señora Michelle”, afirmó el 24 de abril, el día en que el exjuez de la Lava Jato Sérgio Moro dejó el cargo de ministro de Justicia, causando la mayor crisis del Ejecutivo hasta la fecha.

Cabe destacar que Bolsonaro ha protagonizado una gran polémica precisamente por las pruebas de coronavirus que tuvo que hacerse el pasado mes de marzo, después de un viaje oficial a Miami. Dos decenas de personas de la comitiva oficial dieron positivo en coronavirus, incluso el alcalde de Miami. Sin embargo, el mandatario de Brasil nunca quiso mostrar el resultado de su test, que realizó con un seudónimo para preservar su intimidad. Finalmente, tuvo que intervenir la Corte Suprema para que Bolsonaro hiciese público el resultado de estos análisis.

Ahora solo queda esperar para saber cómo evolucionará el estado de salud del presidente. La Constitución de 1988 prevé que, en caso de baja por enfermedad, lo sustituya el vicepresidente, el general Hamilton Mourão, a quien Bolsonaro el año pasado intentó alejar de los focos por miedo a que le hiciese sombra. Si mejora rápidamente, habrá ganado su batalla ideológica y podrá afirmar con aún más convicción y autoridad que el coronavirus es una pequeña gripe y que la cloroquina es la panacea.

“Es solo una pequeña gripe”. “La economía no puede parar”. “Se está sobredimensionando el poder destructivo de este virus”. “La vida sigue, no podemos caer en la histeria”. “¿Qué queréis que haga?”. “El 70% de la población brasileña se va a contagiar”. Son muchas las frases polémicas que el presidente Jair Bolsonaro ha usado desde el inicio de la emergencia sanitaria para minimizar el efecto devastador del covid-19, que ya se ha cobrado la vida de más de 65.000 brasileños y ha convertido el país tropical en el epicentro latinoamericano de la pandemia.

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