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Kishore Mahbubani: "Los chinos pobres viven mejor que los estadounidenses pobres"
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ENTREVISTA A KISHORE MAHBUBANI

Kishore Mahbubani: "Los chinos pobres viven mejor que los estadounidenses pobres"

El diplomático singapurense Kishore Mahbubani explica por qué los occidentales no terminan de entender China y qué consecuencias geopolíticas pueden derivarse de ese malentendido

Foto: Kishore Mahbubani. (Imagen cedida)
Kishore Mahbubani. (Imagen cedida)
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Antes de presentar a nuestro personaje, hagamos un pequeño ejercicio práctico: imagine que usted quiere saber lo que piensan los chinos del resto del mundo. Es imposible conocer la opinión de 1.400 millones de personas, por lo que limita su búsqueda al Partido Comunista chino. De un vistazo, sin embargo, se desanima: el PCCh tiene más de 90 millones de miembros, así que se queda con la cúpula que rodea a Xi Jinping, que es la que decide el futuro del país.

Como no sabe chino pero sí inglés, lee a los mejores corresponsales o analistas anglosajones, hombres y mujeres que han pasado años y años viviendo en Pekín o en Shanghái y, con suerte, entienden y hablan la lengua local. Puede preguntar también a empresarios occidentales que felizmente hicieron sus negocios en China en la década de los noventa y entendieron la idiosincrasia y la filosofía del gigante asiático. Pero aquí llegan las malas noticias: en la mayoría de los casos, la opacidad de la dictadura imposibilita saber sobre qué temas discuten los líderes en Zhongnanhai, la Casa Blanca china. Entonces irá a las fuentes primarias traducidas al inglés, como el 'Global Times' o el 'China Daily', pero se dará cuenta de que no son más que órganos de propaganda del partido que difunden lo que quieren transmitir al mundo, no lo que ellos piensan de verdad.

Y, en ese clima de opacidad y en plena escalada de conflicto entre Estados Unidos y China, cobran especial relevancia figuras intermedias como Kishore Mahbubani, un puente entre dos orillas cada vez más alejadas.

Foto: Caricatura de Donald Trump en un restaurante en Guangzhou, China. (Reuters)

Este intelectual, antiguo diplomático y ministro de Exteriores singapurense de 71 años, representa una figura atípica. En su nuevo libro ' Has China Won? The Chinese Challenge to American Primacy', Mahbubani desgrana el conflicto desde una perspectiva distinta a la que estamos acostumbrados, pues pinta un cuadro mucho más benévolo para Pekín que para Washington. Tachado de estar sesgado a favor del país asiático, el singapurense se defiende. Admira EEUU, "el país más exitoso en la historia de la humanidad", está casado con una estadounidense y mandó a sus hijos a estudiar allí. El gran problema de los medios y los políticos en Occidente, contraataca Mahbubani, es que están malinterpretando las ideas y motivaciones de su rival. Y este tipo de malentendidos, afirma en entrevista con El Confidencial, pueden acabar en guerra.

Su libro, tan provocativo como original (en la actual guerra fría, "Estados Unidos es la Unión Soviética y China es EEUU"), describe de forma incisiva las principales fallas del sistema político y económico de EEUU, así como las virtudes de una China que quiere resarcirse de un siglo de humillaciones. Durante su lectura, es imposible no imaginarse a las clases dirigentes chinas repetir los mismos argumentos. El retrato del conflicto es incompleto, porque Mahbubani apenas menciona los problemas que tiene Pekín por delante, desde su delicada demografía hasta la desaceleración de su economía, por no mencionar las violaciones de derechos humanos en Xinjiang.

Pero usted ya ha leído acerca de los retos de China en la prensa occidental. Usted, recuerde, quería saber cómo ven el mundo los líderes del Partido Comunista chino. Y el singapurense Mahbubani, uno de los pocos puentes que van quedando entre Washington y Pekín, es un buen plato por el que empezar.

PREGUNTA. ¿Qué opina de cómo ven China los expertos, periodistas y políticos occidentales?

RESPUESTA. Los medios occidentales, especialmente los anglosajones, fracasan a la hora de entender la realidad de China. Siempre han tenido expectativas muy extrañas. Un par de ejemplos: una de las razones por las cuales Estados Unidos está muy decepcionado con China es porque ellos creían que si cooperaban con China y su economía se liberalizaba, Pekín abriría su sistema político y se convertiría en un país similar a EEUU. Cuando los historiadores del futuro estudien esta época se sorprenderán al ver que una república tan joven como Estados Unidos, con menos de 250 años de antigüedad, pretendía influir en una civilización que es cuatro veces más grande en población y con 4.000 años de antigüedad.

Te doy otro ejemplo: desde el punto de vista histórico chino, lo más importante en la sociedad es el orden. La pesadilla del pueblo chino es el caos. En el momento en que hay caos, los chinos sufren mucho. Cuando EEUU trata de exportar democracia a China, piensan que EEUU trata de exportar caos. Ellos quieren orden y estabilidad. La experiencia histórica de China les dice que cuando tienen un líder fuerte, la gente está mucho mejor. Las expectativas y la cultura política chinas son muy diferentes a las de EEUU. Y, aun así, algunos esperan que los chinos se transformen en algo parecido a ellos. Este malentendido es el que trata de resolver mi libro: “Ey, tenéis que entender bien China”. Al fin y al cabo, para entender China es mejor saber qué hay en la cabeza de los chinos, no en la de los estadounidenses.

placeholder La plaza de Tiananmen. (Reuters)
La plaza de Tiananmen. (Reuters)

P. Algunos críticos han dicho que su libro está muy sesgado en favor de China, pero otros analistas, especialmente en Asia, hablan de usted como un puente entre EEUU y China. ¿Le preocupan los ataques?

R. Decir que soy prochino es una forma fácil de criticar mi libro. Tan solo intento explicar su punto de vista. La buena noticia es que gente muy influyente y sabia como Martin Wolf o Max Hastings alabaron mi libro. Wolf dijo que era un libro útil para explicar a Occidente cómo piensa y actúa China. Hastings afirmó que era un error pensar que este libro es antiamericano. Mi objetivo no es ser ni prochino ni proamericano. Lo que quiero es evitar una colisión totalmente innecesaria entre ambas superpotencias como resultado de un malentendido.

P. En el libro insiste en que el conflicto entre ambos es inevitable y, al mismo, evitable. ¿A qué se refiere?

R. La razón por la que es inevitable es que el enfrentamiento está conducido por fuerzas estructurales muy fuertes. La primera es que, en 2.000 años de historia, cuando la fuerza emergente número uno va a superar a la superpotencia número uno, inevitablemente el primero tratará de debilitar al emergente. El académico Graham Allison ya lo ha documentado en su libro "Destinados a la guerra". Yo, al contrario que él, no creo que vaya a haber ninguna guerra. Pero es una fuerza estructural.

La segunda es más delicada, tan delicada que en Occidente no se quiere hablar de ello. Durante cientos de años, en la psique occidental siempre ha habido un miedo de lo que yo llamo el "peligro amarillo". El miedo a que los mongoles arrasen Europa. Ese miedo inconsciente también está presente en la relación entre China y EEUU. La tercera sería la creencia de que China tarde o temprano se acabará convirtiendo en una democracia. Eso no va a ocurrir, por lo que provoca una decepción. Y entonces llega el siguiente error: pensar que, como China no es una democracia, China es un enemigo.

Foto: Montaje: iStock/EC.

P. ¿Por qué piensa, entonces, que el conflicto entre ambos es evitable?

R. China no está tratando de exportar el comunismo al resto del mundo. Les dice a otros países: tú elige tu sistema, yo elijo el mío y vivimos tranquilos cada uno. No se necesita una competición. Y me parece razonable. Además, ahora mismo nos enfrentamos a una gran cantidad de retos globales. El más grande era el calentamiento global. Y ahí, aunque seas EEUU o China, no puedes hacer nada tú solo. Necesitas encontrar una respuesta conjunta con el resto del mundo. Si China y EEUU siguen luchando entre ellos mientras el calentamiento global avanza, los historiadores del futuro verán a estos dos grandes países como dos tribus que luchaban mientras el bosque a su alrededor ardía. El covid-19 es otro ejemplo más.

P. Usted asegura que la relación entre Washington y Pekín se cimenta en una paradoja. La misma que explica por qué las analogías con la Guerra Fría no son muy acertadas.

R. Su relación es muy distinta a la que tenía EEUU con la Unión Soviética. La paradoja es que el país que más ha fortalecido a China es Estados Unidos. Después de que Deng Xiaoping liberalizara la economía, EEUU fue muy generoso con China y le ayudó a crecer. Incluso después de Tiananmen y del fin de la Guerra Fría, Washington siguió comerciando con China y le abrió las puertas a la Organización Mundial del Comercio. Si hay algún país al que China debe agradecer por haberse convertido en una economía tan exitosa es a Estados Unidos. Las cosas cambiaron de forma dramática con Donald Trump y la guerra comercial y tecnológica. Un país como España podría elegir y comprar los servicios de Huawei, la mejor tecnología 5G del mundo. Pero si lo hace, te garantizo que Washington le dará una bofetada a Madrid.

P. Hay un creciente debate en Europa sobre cómo posicionarse en un mundo cada vez más polarizado. Una de las mayores preocupaciones a largo plazo es la demografía del continente. Además, algunos expertos advierten de que, si no se apuesta por una mayor autonomía estratégica y no se invierte en tecnología puntera, Europa acabará siendo un gigantesco museo para las clases ricas de Shanghái o de Washington, pero geopolíticamente irrelevante. ¿Cómo ven los políticos chinos a la Unión Europea?

R. Hay mucho respeto. En el pasado, había más respeto por EEUU, porque América parecía exitoso en todos los campos, mientras que Europa parecía un actor más débil. Pero eso ha cambiado. En mi libro, cito a Angus Deaton y otros economistas que prueban cómo EEUU es el único gran país desarrollado cuyo salario medio del 50% de la población más pobre ha bajado en los últimos 30 años. Además, la incompetente gestión contra el covid-19 de EEUU y la muerte de George Floyd muestran una sociedad disfuncional. China quiere que la UE tenga éxito, porque China está feliz con un mundo multipolar, en vez de con un mundo unipolar liderado por EEUU o un mundo bipolar con China y EEUU.

placeholder Donald Trump y Xi Jinping. (Reuters)
Donald Trump y Xi Jinping. (Reuters)

P. ¿No cree que a veces sobreestimamos a China? A fin de cuentas, aún le queda un largo camino para alcanzar económicamente a Estados Unidos. Hace poco, el primer ministro Li Keqian dijo que en China todavía vivían 600 millones de personas que ganaban menos de 140 dólares al mes.

R. Estoy de acuerdo con el primer ministro Li Keqian. A China todavía le queda mucho camino por recorrer. Y esa es la razón principal por la que China quiere evitar un enfrentamiento geopolítico. La renta per cápita china es de 10.000 dólares al año. La estadounidense es de 60.000 dólares. Seis veces más. Pero no te olvides de que la población de China es cuatro veces más grande que la estadounidense, por lo que si China aumenta hasta los 15.000 al año, su producto nacional bruto (PNB) sería del mismo tamaño que EEUU. No necesita llegar hasta los 60.000. Y si llega hasta los 20.000, será más grande. Ese cambio, por mucho que no quiera EEUU, es imparable.

Además, la clase media china ya es más grande que Estados Unidos entero. 300 millones. Y eso solo es verdad si asumes que todos los estadounidenses son clase media, cuando hay muchos pobres. Otro elemento engañoso es que, aunque el ingreso en dólares de los americanos sea superior al de los chinos, los chinos pobres viven mejor que los estadounidenses pobres. Si eres pobre, no hay ningún tipo de ilusión, apenas hay esperanza ni posibilidades de mejorar. En China no es así. En el libro, citando a Martin Wolf, digo que EEUU se está convirtiendo en una plutocracia. China, sin embargo, es una meritocracia. Es un error infravalorar a China desde un punto de vista económico.

P. Gideon Rachman planteaba dos preguntas para saber quién era la actual superpotencia mundial: ¿Cuál es la moneda en la que más confías? ¿Adónde te gustaría mandar a tus hijos para que estudiaran en una universidad fuera de tu país? Como bien señalaba el analista del 'Financial Times', ambas preguntas siguen teniendo la misma respuesta. El dólar y Estados Unidos.

R. Estoy de acuerdo con Rachman. La gente sigue enviando a sus hijos a estudiar a universidades americanas. Mis tres hijos han estudiado allí. Dos de ellos en Yale. Esto era el mayor activo de EEUU. 300.000 estudiantes chinos iban a estudiar a universidades americanas. Pero ahora, por primera vez, América está cerrando sus puertas. Y eso es una pena. Porque era una de las mayores fuentes del 'soft-power' americano.

P. ¿Y el dólar? Más allá de discursos geopolíticos grandilocuentes, tener la moneda más atractiva del mundo da muchísimo poder. ¿Cree que en el futuro veremos un planeta dominado por una moneda china?

R. Hay un tema en la historia que no puedes negar. Cuando los británicos eran la superpotencia mundial, la libra esterlina era la moneda de reserva internacional. Cuando EEUU adelantó a Reino Unido, el dólar pasó a ser la moneda más codiciada. Por lo tanto, cuando China supere a EEUU, eventualmente, la moneda de China se convertirá en la más importante. No será de un momento a otro, porque eso tarda. No hay una amenaza inmediata para el dólar americano, pero creo que es muy poco inteligente que EEUU lo use como arma porque les da un privilegio exorbitado.

Es lógico que, cuando un país se hace más fuerte, sea más asertivo. Es inevitable. Y tendremos que aprender a vivir con ello

Hay países como Alemania, Reino Unido y Alemania que han creado INSTEX para comerciar con Irán. Es muy poco inteligente que América anime a sus aliados a dejar de usar el dólar. El peligro para EEUU es que los chinos creen una moneda digital. Y, si tienen éxito, la gente dejará de usar el dólar americano. Eso es muy malo para EEUU. No hay un peligro inmediato, pero yo llamo al dólar el talón de Aquiles de EEUU.

P. Algunos políticos, analistas y diplomáticos europeos han lanzado una alarma contra la política exterior asertiva de Pekín. Además, más allá de la errática toma de decisiones de la Casa Blanca, países como Reino Unido, Canadá o Australia están formando una alianza para plantar cara a China. ¿Cree que Pekín ha enseñado músculo demasiado pronto? Apenas tiene aliados claramente definidos.

R. Se han vuelto más asertivos, sobre todo después de la crisis financiera, cuando EEUU parecía que iba a colapsar. Ahora China y Xi Jinping tienen un liderazgo muy fuerte. Es lógico que, cuando un país se hace más fuerte, sea más asertivo. Esto es inevitable. Y tendremos que aprender a vivir con ello. Los líderes chinos creen que China estará mejor si puede mantener el estado mundial de la posguerra creado por Occidente. Xi Jinping siempre lo ha dejado claro: el objetivo de China no es destrozar el sistema multilateral sino fortalecerlo. A China le gusta el sistema de la ONU, la OMS, la OMC... Justo todas las que está en contra EEUU. Si comparas EEUU y China, te das cuenta que China apoya mucho más el sistema occidental que EEUU.

Foto: Foto: EFE.

P. La gran ventaja de Estados Unidos siempre ha sido su posición estratégica, alejada de sus rivales por océanos. Hay una teoría que dice que, siempre que China se mantenga rodeado de aliados de EEUU, será incapaz de hacerse con el trono mundial. ¿Cómo lo ve?

R. Es cierto que China está rodeado de aliados estadounidenses. Pero lo que cambia es que estos aliados comercian más con China que con EEUU. Y si los aliados americanos se unen en una política conjunta de contención con China, sufrirán consecuencias económicas gigantescas. En algunos casos, en el sudeste de Asia, dos de ellos son aliados americanos. Filipinas y Tailandia. Tienen tratados de defensa con EEUU. Pero si te preguntas: ¿Filipinas y Tailandia están más cerca de China o de EEUU? El mundo ha cambiado de forma sutil: ¿Tiene el mismo sentido usar la palabra “aliado americano” que en el siglo XX? ¿Qué significa que tu aliado tenga mayores lazos comerciales con tu rival que contigo?

P. ¿Cree que China irá a por Taiwán después de Hong Kong? ¿Qué hará EEUU?

R. Los chinos sufrieron mucho por la intervención del Reino Unido y de Portugal. No se olvidan de su siglo de humillación. Desde entonces, han conseguido eliminar todos los signos de humillación de ese siglo, salvo Taiwán. Incluso EEUU reconoce por detrás que Taiwán y China son un mismo país. Yo tengo la esperanza en que haya una reunificación pacífica. Debemos apoyar eso, en vez de una reunificación forzada por parte de China. ¿Qué hará EEUU si Taiwán es atacada? No lo sé. No tengo tan claro que EEUU defienda Taiwán.

P. No hace mucho tiempo, algunos analistas y futurólogos predecían que Japón le iba a comer la tostada a Estados Unidos. Con la URSS pasó algo parecido, pero todas las predicciones se mostraron erróneas. ¿Por qué esta vez con China iba a ser distinto?

R. EEUU ha sido el país más exitoso de la historia de la humanidad. Ha acumulado muchísimo poder, más que el Imperio romano. Y por eso, en mi libro tengo un texto ficticio escrito por Xi Jinping en el que se dice: hagamos lo que hagamos, en China nunca tendremos que subestimar a EEUU. EEUU ha ganado todos los grandes conflictos: la Primera Guerra Mundial, la Segunda, la carrera tecnológica y comercial con los japoneses, la Guerra Fría contra la URSS... EEUU se ha acostumbrado a ganar siempre. Pero esa es su mayor debilidad, porque no pueden pensar en la posibilidad de perder. De ahí el título de mi libro. Detrás del ¿ha ganado China? está la pregunta de ¿puede EEUU perder? Porque, ¿qué hay más peligroso que ir a una batalla pensando que eres invencible? En su enfrentamiento contra China, EEUU no tiene una comprensión racional del conflicto. Esto me lo explicó hace dos años Henry Kissinger.

P. En su libro, no termina de responder a la pregunta del título. Se lo pregunto yo: ¿ha ganado China?

R. China no ha ganado. Siendo más precisos, China no ha ganado... todavía. Pero es posible que China gane. Y los americanos no pueden descartar esa posibilidad. Quiero explicarle a EEUU que puede ganar, pero también perder. Ellos siguen sin creerlo, así que he escrito un libro que trata de mandarles un sencillo mensaje: ¿y si perdéis?

Antes de presentar a nuestro personaje, hagamos un pequeño ejercicio práctico: imagine que usted quiere saber lo que piensan los chinos del resto del mundo. Es imposible conocer la opinión de 1.400 millones de personas, por lo que limita su búsqueda al Partido Comunista chino. De un vistazo, sin embargo, se desanima: el PCCh tiene más de 90 millones de miembros, así que se queda con la cúpula que rodea a Xi Jinping, que es la que decide el futuro del país.

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