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Así se vive en una ciudad dividida por una frontera y diferentes normas contra el covid
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DIFERENTES MEDIDAS DE CONFINAMIENTO

Así se vive en una ciudad dividida por una frontera y diferentes normas contra el covid

Una línea de cruces blancas marca la frontera entre Países Bajos y Bélgica en la ciudad de Baarle-Hertog-Nassau

Foto: Una pareja cruza la frontera entre Bélgica y Países Bajos. (Reuters)
Una pareja cruza la frontera entre Bélgica y Países Bajos. (Reuters)

En la calle Kerkplein del municipio de Baarle-Hertog-Nassau, una acera pertenece a Bélgica y la de enfrente a los Países Bajos. La separación entre un país y otro está marcada por una simple línea de cruces blancas en el suelo en la que es una de las fronteras más complejas del mundo. Y ahora, después de la crisis del coronavirus, todavía más, puesto que los gobiernos belga y holandés han tomado medidas diferentes para frenar la pandemia. A 54 kilómetros al suroeste de Amberes, el núcleo urbano se compone de la zona flamenca de Baarle-Hertog, de 2.705 habitantes, y de la zona holandesa de Baarle-Nassau, de 6.847 habitantes.

Cada enclave está sujeto a las leyes nacionales, lo que provoca que de calle a calle haya normas y leyes que entran en conflicto, pero sin "las tensiones asociadas normalmente a este tipo de zonas fronterizas", según cuenta a 'The New York Times' un agente turístico de la localidad, Willem van Gool. Después de más de mes y medio de confinamiento en distintos grados, Europa ha comenzado a relajar sus medidas. Sin embargo, mientras en países como Alemania ya abren la mayoría de los negocios, en España la reapertura se limita en esta fase a negocios como peluquerías, ferreterías, dentistas, ópticas, centros de fisioterapia o floristerías, siempre con cita previa y aforo reducido. Por eso, en zonas fronterizas como la de Baarle-Hertog-Nassau, donde se entremezclan distintas legislaciones, es difícil saber qué reglas imperan según, incluso, qué acera de la calle.

placeholder El 2 de abril, en una de las fronteras de Baarle-Hertog. (Reuters)
El 2 de abril, en una de las fronteras de Baarle-Hertog. (Reuters)

En Holanda se han extendido las medidas de confinamiento hasta el 19 de mayo incluido. El Gobierno pide que la gente se quede en casa lo máximo posible y no permite las reuniones de más de tres visitantes. Sólo se puede salir de casa si no es posible el teletrabajo y para comprar alimentos o dar un paseo, pero hay que mantener una distancia de metro y medio entre una persona y otra. Todos los establecimientos de comida y bebida permanecen cerrados, salvo los que tengan servicio a domicilio (incluidos los cafés para consumir cannabis).

En los hoteles también podrán servir comida y bebida a los huéspedes que pasen la noche. Los gimnasios —salvo los centros que puedan ofrecer actividades al aire libre y que tengan instalaciones para los entrenamientos de deportistas de élite, saunas, casinos, recreativos y sex-shops permanecen cerrados también. Las escuelas de Primaria reabrirán el 11 de mayo y desde el 29 de abril los niños y los adolescentes han podido salir a la calle. Los eventos multitudinarios están prohibidos, de mometo, hasta el 1 de septiembre.

placeholder La línea que divide el municipio en dos países. (Reuters)
La línea que divide el municipio en dos países. (Reuters)

En Bélgica también han pedido que se mantenga un 1,5 metros de distancia social y que la gente se quede en casa salvo por necesidad laboral, para ir al médico, comprar comida, ir a correos, al banco, a la farmacia, a la gasolinera o para asistir a alguien. Sólo permiten hacer deporte en solitario o con gente que viva bajo el mismo techo o en compañía de un máximo de dos personas y distanciados a metro y medio. Las tiendas de comida, de comida de mascotas, las farmacias, los quioscos de prensa, gasolineras, tiendas de reparación de aparatos de telecomunicaciones, tiendas al por mayor para profesionales, tiendas especializadas en telas, entre otras.

Pero hay muchos negocios que no tienen claro si pueden abrir o no. Como es el caso del estudio y galería de arte de Sylvia Reijbroek, cuya entrada está atravesada por la frontera, y no sabe qué legislación seguir. Por si acaso, ha decidido aplicar la ley belga, que es donde está radicada jurídicamente su empresa. "Sólo hay una tienda en esta calle que está siguiendo la ley belga y sigue cerrada. La mía", lamenta Reijbroek, quien además ve pasar todos los días delante de su puerta a clientes que entran y salen del resto de establecimientos. Este puzzle legislativo que supone la ciudad de Baarle-Hertog-Nassau es el resultado de un tratado entre dos señores feudales en 1198: actualmente 22 de las 'piezas' que componen ese puzzle pertenecen a Bélgica, pero están situadas en la parte holandesa y 8 de ellas pertenecen a Holanda y se encuentran situadas en terreno belga.

En la calle Kerkplein del municipio de Baarle-Hertog-Nassau, una acera pertenece a Bélgica y la de enfrente a los Países Bajos. La separación entre un país y otro está marcada por una simple línea de cruces blancas en el suelo en la que es una de las fronteras más complejas del mundo. Y ahora, después de la crisis del coronavirus, todavía más, puesto que los gobiernos belga y holandés han tomado medidas diferentes para frenar la pandemia. A 54 kilómetros al suroeste de Amberes, el núcleo urbano se compone de la zona flamenca de Baarle-Hertog, de 2.705 habitantes, y de la zona holandesa de Baarle-Nassau, de 6.847 habitantes.

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