Un náufrago en Nueva York: salió a hacer deporte y terminó en una isla desierta

El coronavirus tiene a casi la mitad de la población mundial confinada en su casa sin salir. Sin embargo, no todos los países decretan las mismas medidas y mientras en España no se puede salir más que para las gestiones de primera necesidad, en otros lugares como Francia o el Reino Unido sí está permitido hacer deporte al aire libre cada día.

En Estados Unidos, el país más afectado por la pandemia, las normas las dicta cada estado, lo que ha llevado a una guerra entre Donald Trump, partidario de reabrir la economía cuanto antes, y algunos gobernadores que quieren mantener una cuarentena estricta durante el tiempo que sea necesario.

Y aunque la mayoría de los estados recomiendan quedarse en el domicilio todo el tiempo que sea posible para evitar contagios, lo cierto es que salir a hacer deporte es algo permitido en casi todo el país. Eso es lo que hizo un profesor de 36 años que vive en el barrio de Queens, en Nueva York, y que decidió salir con su kayak a hacer ejercicio.

Rescatado por la policía

La intención del profesor era la de llegar a Ruffle Bar, una pequeña isla en medio de la zona de Jamaica Bay, a unos 3 kilómetros de la costa. Sin embargo, cuando estaba cerca de su objetivo, el tiempo cambió radicalmente y comenzaron a levantarse olas que volcaron su embarcación, por lo que tuvo que llegar hasta la orilla a nado y con el teléfono móvil estropeado por el agua.

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A. Alamillos

Tal y como ha explicado a la CBS, después de dar un montón de vueltas por la arena encontró un mechero que "funcionó milagrosamente", por lo que hizo un pequeño fuego y aprovechó para escribir en la arena la palabra ‘HELP’, ayuda en inglés. Sin embargo, las horas pasaron y nadie se acercó hasta la isla a recogerle.

El hombre, que quiere permanecer en el anonimato, se dio cuenta de que "era probable que pasara la noche allí". Incluso llegó a verse a sí mismo como en una escena de la famosa película 'Náufrago', de Tom Hanks, aunque en su caso estaba apenas a 3 kilómetros de la civilización. Primero decidió tratar de construir una balsa con algunas ramas que encontró en la arena, pero no fue necesario.

Pensó que iba a pasar la noche en la isla y decidió construir una balsa con las ramas que fue encontrando

Poco antes del amanecer, un helicóptero llegó hasta la isla y se posó junto a él: "El tipo aterrizó y dijo, ¿vienes con nosotros?" El profesor explica que se trataba de dos jóvenes que "se habían trasladado desde el estado de Illinois hasta Nueva York para lidiar con la situación provocada por el covid-19, por lo que me sentí un poco avergonzado de acaparar esos recursos... Pero todos fueron muy amables conmigo y me alegro de haber logrado salir de allí".