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El antes y después de las ciudades: hay un beneficiario inesperado por el coronavirus
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Más distancia social, menos contaminación

El antes y después de las ciudades: hay un beneficiario inesperado por el coronavirus

Las concentraciones de NO2 experimentan un fuerte descenso en grandes ciudades europeas como Madrid, París o Roma, mientras que los animales colonizan las calles asfaltadas

Foto: Una vecina del Barrio Alto de Lisboa, Portugal. (EFE)
Una vecina del Barrio Alto de Lisboa, Portugal. (EFE)

El mundo se ha paralizado. Las principales ciudades europeas llevan al menos un mes confinadas, mientras que las demás siguen cayendo como fichas de dominó. Las familias están encerradas en sus casas, matando el tiempo como pueden. Los parques están en silencio, ya no hay niños que los disfruten. En las playas, se puede escuchar las olas rompiendo contra la orilla. Los pocos vehículos que transitan se han convertido en el zumbido de una mosca que evoca un tiempo que ya parece casi irreal. Con 1,3 millones de casos y más de 73.000 muertos, el mundo se ha paralizado y, con ello, el cariño, los abrazos y los besos. Pero también el ruido ensordecedor en el que normalmente está envuelta la humanidad, la contaminación y el ostracismo al que está condenado la población animal. En España, desde que entró en vigor el estado de alarma por la pandemia del coronavirus, se ha reducido en más de un 55% la contaminación, según un estudio realizado por Ecologistas en Acción que concluye que los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) de estos días son los más bajos de la década.

El informe 'Efectos de la crisis de la Covid-19 sobre la calidad del aire urbano en España' señala que la reducción drástica del tráfico se está traduciendo en una mejora sin precedentes de la calidad del aire, muy por debajo de los límites legales y las recomendaciones de la OMS. No obstante, también contribuyó a esta mejoría la inestabilidad atmosférica. En la imagen, el antes y el después de la Puerta del Sol de Madrid:

Los animales, además, están colonizando las ciudades. Desde los jabalíes recorriendo el centro de Barcelona por la Diagonal a pavos reales 'huyendo' del Parque del Retiro y cabras brincando por las calles de Chinchilla, en Albacete. Esta nueva realidad a la que se ha acostumbrado rápido el ecosistema se ha repetido en el resto de núcleos urbanos.

Los canales de Venecia, la ciudad italiana de la que emana un intenso aire al Renacimiento, están ahora cubiertos de agua clara, cristalina y transparente a través de la cual se ven bancos de peces y cisnes nadando en paz sin góndolas que los incomoden. En Cerdeña, los delfines no han dudado en coletear frente a los muros del puerto, y en Roma, que al año puede recibir alrededor de 7,5 millones de turistas, ahora reina el silencio y ya no se ven las colas a que están acostumbrados los ciudadanos en los principales monumentos, como el Coliseo o la Fontana de Trevi, en la siguiente imagen:

Las restricciones impuestas en Italia debido a la crisis del Covid-19 han generado también una disminución de la contaminación del aire, específicamente de las emisiones de dióxido de nitrógeno (NO2), que es particularmente visible en el norte del país. Así lo muestran los últimos datos del satélite de la ESA Copernicus Sentinel 5-P.

"La disminución de las emisiones de dióxido de nitrógeno en el valle del Po, en el norte de Italia, es particularmente evidente", comenta Claus Zehner, gerente de la misión Copernicus Sentinel-5P de la ESA, y señala que se han dado por la reducción del tráfico y de las actividades industriales. En la imagen, el Duomo de Milán.

La pandemia del coronavirus provocará en Francia este año la mayor recesión de su economía desde el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945, y amenaza con acabar con la zona euro si no se limitan las divergencias económicas entre los países, según ha pronosticado el ministro de Economía, Bruno Le Maire.

En una comparecencia ante el Senado, Le Maire ha asegurado que el retroceso de la economía francesa estará "muy por encima" del -2,9% registrado en 2009 —tras su última revisión—, la peor cifra hasta ahora desde la posguerra.

El turismo ha caído drásticamente en París, la ciudad más visitada el pasado año, con casi 20 millones de viajeros. El Museo del Louvre (en la siguiente imagen) fue la primera institución cultural europea que cerró el pasado 1 de marzo ante la expansión del virus, ya que, por esas fechas, comenzaba la oleada de casos en el norte de Italia, además de que de los 10,2 millones de visitantes que tuvo la institución en 2018, alrededor del 8% llegó desde China, país donde se inició la pandemia.

Ahora es habitual ver desértica la Torre Eiffel, que suele estar custodiada por una pareja de policías que pasea pacientemente frente al monumento preguntando a todo aquel con el que se cruza por sus papeles y el motivo por el que está en la calle. Además, frente al Teatro Nacional de la Comédie-Française, se pudo ver la semana pasada a varios patos corretear por las calles de la capital francesa.

Con casi 400.000 personas contagiadas y 14.817 muertes, Estados Unidos ya es el país más afectado por la pandemia del coronavirus. Mientras que Nueva York se ha convertido en el epicentro de la pandemia, el presidente Donald Trump comparece diariamente con su equipo de crisis para intentar calmar el pánico. Sin embargo, las cifras hablan por sí solas. Como nota discordante ante estos dramáticos datos, en San Francisco algunos usuarios de redes sociales aseguran haber visto coyotes, que normalmente viven en las áreas verdes de la periferia, recorriendo las calles.

Este lunes, el concejal Mark Levine, presidente del Comité de Salud y miembro del Partido Demócrata, ha manifestado que se está considerando la posibilidad de crear fosas comunes temporales en los parques públicos por el desbordamiento de las morgues, aunque de momento no ha revelado ningún nombre. En la imagen, la Quinta Avenida de Nueva York, durante la cuarentena (izquierda) y en los pasado carnavales (derecha).

El jefe del Comisionado del Servicio de Salud Pública de EEUU y cirujano general, el vicealmirante Jerome Adams, expresó el pasado domingo que el país se aproxima al "momento más duro y más triste" de la pandemia y aseguró que las próximas semanas podrían ser testigos de una tragedia equivalente "al bombardeo sobre Pearl Harbor" o a los "atentados del 11 de septiembre de 2001".

Ahora, en Londres, que lleva años intentando bajar sus altos niveles de contaminación en el centro con medidas como cobrar 28 euros por entrar con coche, se pueden observar cielos despejados en toda la ciudad. Tras la primera semana de confinamiento en Reino Unido, el Centro Nacional de Ciencias Atmosféricas de la Universidad de York mostró una fuerte caída en la contaminación del aire en la capital y señaló que la disminución fue "mucho más significativa" que la tendencia de los últimos tres años. A continuación, el antes y el después del puente de Westminster, una de las principales arterias de la ciudad.

El presidente de Global Carbon Project, Rob Jackson, ha apuntado que las emisiones de dióxido de carbono podrían caer más de un 5% respecto al pasado año en todo el mundo y que tocarán mínimos desde la Segunda Guerra Mundial por el parón económico derivado del brote del coronavirus.

Esta caída sería aún mayor que la que se produjo tras la crisis financiera de 2008, con un 1,4% menos de gases de efecto invernadero. “Es probable que ni la caída de la Unión Soviética ni las diversas crisis del petróleo o ahorro y préstamos de los últimos 50 años hayan afectado las emisiones de la misma manera que esta crisis”, señaló Jackson a Reuters.

Rusia cerró al público la tumba de Vladimir Lenin en la Plaza Roja de Moscú (en la anterior fotografía) el pasado 18 de marzo. Fue la última atracción turística rusa en cerrar por temor a la expansión del coronavirus. El Servicio de la Guardia Federal, que maneja la seguridad del Kremlin y del presidente, Vladimir Putin, afirmó que la tumba, que contiene el cuerpo embalsamado de Lenin, será sometida a tareas de mantenimiento durante el cierre, aunque no indicó cuándo reabrirá.

Moscú, con 857 nuevos casos en las últimas 24 horas, supone más del 70% de los 10.131 positivos confirmados hasta la fecha por las autoridades rusas. Por su parte, la cifra de fallecidos ha aumentado a 76, tras sumar 14 nuevas víctimas. Ante este escenario, Putin, que se encuentra aislado tras haber estado en contacto con un médico con coronavirus, ha ampliado a todo el mes la semana de asueto laboral que había decretado, en un intento de evitar los desplazamientos de la población. El Gobierno ha abierto además la puerta a extender a otras zonas las medidas adoptadas en Moscú, donde rige una orden de confinamiento.

Una enorme nube de humo gris suele envolver las principales ciudades chinas, sin embargo, la llegada del Covid-19 ha provocado que, en uno de los países más contaminados del mundo, se reduzcan drásticamente las emisiones de dióxido de nitrógeno de diciembre a marzo. El gerente de la misión Copernicus Sentinel-5P de la ESA atribuye parte de la reducción de partículas contaminantes al cierre de plantas de energía, instalaciones industriales y vehículos. "Actualmente, vemos una reducción de alrededor del 40% sobre las ciudades chinas, sin embargo, estas son solo estimaciones aproximadas, ya que el clima también tiene un impacto en las emisiones", especifica Claus Zehner.

El país asiático ha comenzado a funcionar de nuevo lentamente y esta reactivación de la economía incluye un repunte de la contaminación, según varios economistas del Fondo Monetario Internacional. Además, el pasado 26 de marzo, la Gran Muralla China ha reabierto parcialmente sus puertas para visitantes y público en general, con lo que vuelve la movilidad de turistas por todo el territorio. Esto ha provocado que aunque el número de contagios activos sea solo de 1.300, según fuentes oficiales, cada día haya un aumento de casos importados.

El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, ha declarado este martes formalmente la alerta sanitaria en Tokio, Osaka y otras cinco prefecturas del país, una medida que amplía de forma excepcional los poderes de las autoridades con el objetivo de contener la propagación del virus. Tras alcanzar los 4.667 de casos confirmados y con 97 defunciones, esta nueva política se prolongará hasta el 6 de mayo y permitirá a las autoridades imponer una serie de restricciones a ciudadanos y empresas para tratar de frenar el aumento de los contagios.

En los últimos días, se ha podido ver una imagen completamente diferente del cruce de Shibuya (en la imagen de arriba), el más transitado del mundo, por el que pueden llegar a pasar hasta 3.000 personas al mismo tiempo durante los 47 segundos que dura el semáforo en verde. Ahora, sin casi peatones, el enorme paso con un 'stop' sincronizado en cuatro direcciones, ha dejado de tener sentido. En cambio, en la ciudad de Nara, los ciervos que habitan el parque natural cercano del mismo nombre se han acercado en manada a las calles.

"Va a ser un largo trayecto, no tenemos que cansarnos, nuestra determinación y misión es unirnos victoriosos en la lucha contra la pandemia". Así ha alentado al pueblo el primer ministro de India, Narendra Modi. Con casi 200 fallecidos y un aumento de 700 contagios en las últimas 24 horas, los casos en India se están duplicando cada 4,1 días de media.

Para mantener controlados a los mas de 1.300 millones de habitantes confinados desde el pasado 24 de marzo, el gobernador del estado de Karnataka (con 64 millones de habitantes) ha presentado una polémica medida por la que los ciudadanos deberán mandar un selfi cada hora desde su casa para demostrar que cumplen con el aislamiento.

El antes y el después de la contaminación en la India. (Atlas)

Mientras que Nueva Delhi, la capital más contaminada del mundo, respira un aire más puro estos días. La ausencia de coches y el parón de las fábricas han contribuido a que se vean algunos edificios, como el Palacio Presidencial, habitualmente ocultos tras la contaminación. Mientras, el principal monumento del país, el Taj Mahal, ubicado en Agra, sigue blindado por la policía.

El mundo se ha paralizado. Las principales ciudades europeas llevan al menos un mes confinadas, mientras que las demás siguen cayendo como fichas de dominó. Las familias están encerradas en sus casas, matando el tiempo como pueden. Los parques están en silencio, ya no hay niños que los disfruten. En las playas, se puede escuchar las olas rompiendo contra la orilla. Los pocos vehículos que transitan se han convertido en el zumbido de una mosca que evoca un tiempo que ya parece casi irreal. Con 1,3 millones de casos y más de 73.000 muertos, el mundo se ha paralizado y, con ello, el cariño, los abrazos y los besos. Pero también el ruido ensordecedor en el que normalmente está envuelta la humanidad, la contaminación y el ostracismo al que está condenado la población animal. En España, desde que entró en vigor el estado de alarma por la pandemia del coronavirus, se ha reducido en más de un 55% la contaminación, según un estudio realizado por Ecologistas en Acción que concluye que los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) de estos días son los más bajos de la década.

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