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La caza del neoyorquino rico en los pueblos: "Tenemos un problema y es Nueva York"
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No pueden absorber la llegada masiva

La caza del neoyorquino rico en los pueblos: "Tenemos un problema y es Nueva York"

La oleada de neoyorquinos ricos a pueblos pequeños en la costa preocupa a las autoridades locales, y no solo porque NY sea el epicentro de la epidemia de coronavirus

Foto: Nueva York. (EFE)
Nueva York. (EFE)

No vienen de Siria, ni de un pueblo de Honduras. No han tenido que cruzar desiertos ni poner su vida en manos de las mafias. Se trata de neoyorquinos. Por lo general, de neoyorquinos muy ricos. El tipo de persona que aparece en las páginas del 'New York Times' y que en apenas unos días, en los pueblos costeros de alrededor de la megaurbe, ha pasado de ser un veraneante rico a un apestado. Un portador de la plaga al que nadie quiere ver fuera de su infectada ciudad: el epicentro de la pandemia de Covid-19 en EEUU.

"Hay una nueva tendencia que pone a nuestros residentes en mayor riesgo: gente de las áreas urbanas que busca refugio", ha afirmado el alcalde de Southold, Scott Russell. “Es un cálculo sencillo: cuanta más gente venga, más propagación y más casos confirmados”. Russell y otros seis alcaldes de la zona de Los Hamptons, en Long Island, han pedido por carta al gobernador de Nueva York que limite los viajes.

Foto: Un trabajador de la construcción en Nueva York. (Reuters)

Muchos residentes de Los Hamptons, o los Catskills, o Jersey Shore, que normalmente viven del dinero que dejan allí los urbanitas en verano, están haciendo campaña para que se limite la entrada de neoyorquinos. "Nadie está vigilando nada", dice Catherine Lang, vecina de un pueblo frente al Hudson, en la página de Facebook de los Catskills. “La gente de la ciudad está inundando la zona y no solo trae a sus familias inmediatas, sino también a sus entornos de amigos, etc. Luego nos preguntamos por qué no quedan suministros en nuestras tiendas”.

Algunos propietarios de hostales y apartamentos de alquiler han bloqueado las reservas. Perderán dinero, pero prefieren poner su seguridad por delante. “Me da mucha pena cerrar mi Airbnb, pero la zona no puede aguantar un enorme influjo de gente en este momento”, dice Steven DiLorenzo, vecino a tiempo parcial de Greene County y dueño de un Airbnb, a El Confidencial. “A nadie le gusta pedirle a la gente que no venga a Greene County. El problema es que el condado tiene recursos muy limitados y no tiene hospital. El más cercano está en Hudson y es muy pequeño”.

Redadas contra neoyorquinos

La preocupación ha subido hasta el más alto nivel de los estados. “Pido a quienes tienen casas en Jersey Shore que no vengan a ellas en este momento”, declaró el gobernador de Nueva Jersey, Phil Murphy. “La infraestructura local, especialmente la infraestructura sanitaria, no está preparada para el influjo de residentes a tiempo parcial. Por favor, quédense en sus primeras residencias”. Un pueblo como Long Beach Township ha triplicado su población en unos días.

La gobernadora de Rhode Island, Gina Raimondo, ha anunciado que la Guardia Nacional irá puerta por puerta buscando neoyorquinos

Varias gobernadurías han puesto límites al movimiento. Martha’s Vineyard y Nantucket, en Massachusetts, solo tienen cuatro casos confirmados de Covid-19, pero la afluencia de gente ha requerido el despliegue de la policía y de las tropas del estado. El gobernador ha pedido que nadie más entre en las islas.

La gobernadora de Rhode Island, Gina Raimondo, ha anunciado que la Guardia Nacional irá puerta por puerta buscando neoyorquinos. "Ahora mismo hemos identificado un riesgo que tenemos que abordar y tenemos que tomárnoslo muy en serio", ha declarado Raimondo. “Y ese riesgo se llama ciudad de Nueva York”. La policía controla los accesos a Rhode Island. Los agentes detienen los coches con matrícula de Nueva York y apuntan los datos personales de los ocupantes. Así se cercioran de que estos respetan la cuarentena obligatoria en las próximas dos semanas.

Oleadas que arrasan las tiendas

Las tiendas de Brooklyn o Manhattan pueden aguantar la riada diaria de clientes. No así en un pueblo como Southold, de 22.000 habitantes, donde la gente empieza a hacer cola de madrugada. "Tenemos un número limitado de tiendas intentando mantener avitualladas sus estanterías", dijo su alcalde, Scott Russell. “Los residentes locales encuentran difícil satisfacer las necesidades más básicas”.

Hemos identificado un riesgo que tenemos que abordar y tenemos que tomárnoslo muy en serio. Y ese riesgo se llama ciudad de Nueva York

No solo es por el número de personas que vienen de fuera, sino también por su enorme poder adquisitivo. Los supermercados y las tiendas de productos 'gourmet' han sido vaciadas de salmón, carne, marisco, botellas de vino y todo tipo de latas de conservas. “Tuve un cliente que se gastó 8.000 dólares”, relata Joe Gurrera, fundador de la cadena de supermercados Citarella, a 'The New York Post'. “¿Sabes cuando ves a alguien llevar un carro lleno? Pues ahora llevan cinco”.

Desconfianza hacia el urbanita

En Southampton, la tienda de electrodomésticos PC Richards & Son vendió 700 congeladores en un fin de semana. Los millonarios tenían que meter en algún sitio sus viandas. Lo mismo sucede con los recursos médicos. Seis localidades, entre ellas Southampton, dependen de un hospital en el que solo hay 125 camas. Una cantidad insuficiente para los residentes fijos; más aún si la población se multiplica.

En ocasiones, la pandemia ha exaltado un rechazo que ya existía: la clásica desconfianza de los pueblos pequeños hacia los habitantes de la gran ciudad, teóricamente maleducados y condescendientes. Entre las peticiones de los alcaldes y las quejas de los habitantes, se cuelan los insultos. En Jersey Shore, a los neoyorquinos se les llama 'Benny'. Nadie sabe de dónde viene este apelativo: una de las teorías es que los neoyorquinos pagaban ostentosamente con billetes de 100 dólares, que llevan la efigie de Benjamin Franklin. Otra, que, dado que venían a disfrutar del clima y las aguas 'beneficiosas' para la salud, se les puso la etiqueta.

"Ahora mismo, no hay muchos casos de Covid-19 en Greene County, pero se espera que suban a medida que se hagan más pruebas", dice Steven DiLorenzo, que asegura haber tenido un "enorme aumento" de la demanda de alquiler. "A este paso, van a desbordar los recursos locales de salud, solo es cuestión de tiempo".

No vienen de Siria, ni de un pueblo de Honduras. No han tenido que cruzar desiertos ni poner su vida en manos de las mafias. Se trata de neoyorquinos. Por lo general, de neoyorquinos muy ricos. El tipo de persona que aparece en las páginas del 'New York Times' y que en apenas unos días, en los pueblos costeros de alrededor de la megaurbe, ha pasado de ser un veraneante rico a un apestado. Un portador de la plaga al que nadie quiere ver fuera de su infectada ciudad: el epicentro de la pandemia de Covid-19 en EEUU.

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