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¿Puede un gobierno caer por el coronavirus?
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REUNIDOS ALREDEDOR DE LA BANDERA

¿Puede un gobierno caer por el coronavirus?

Después del cierre de filas, será hora de analizar los daños. Analizamos de qué forma el desarrollo de la epidemia puede afectar a la política de los próximos meses

Foto: Foto: Reuters/Yves Herman.
Foto: Reuters/Yves Herman.

Si el aleteo de una mariposa en Brasil puede producir un tornado en Texas, ¿qué no puede ocasionar un virus en Wuhan al otro lado del mundo, ya sea en España, EEUU o Italia? Las consecuencias políticas del coronavirus podrían estar hechas del material de los sueños para los aficionados a la teoría del caos si no fuese porque las decisiones humanas influyen, y mucho.

Como toda crisis, la habilidad para gestionarla es una cuestión de doble o nada, muerte o gloria, en la que el margen para ganar (o para perder) es más amplio. No tanto en un corto plazo, en el que se impone el cierre de filas y el control de la amenaza ante cualquier debate político –nadie quiere enfrentase a una pandemia con un vacío de poder ni escuchar a una oposición divisora–, pero sí en el medio o largo plazo.

“Todo gobierno va a sufrir desgaste, es muy raro convertir algo así en una oportunidad”, recuerda Pablo Simón, politólogo y profesor de la Universidad Carlos III. "Otra cosa es que puedas vender que es una situación de excepcionalidad y emergencia en la que todos debemos remar juntos como ha ocurrido este viernes". El pecado número uno para la oposición en un momento así, la crítica abierta al gobierno. "Ni puede ni debe porque sería visto como oportunista, debe agachar la cabeza y la factura política vendrá. Porque terminará llegando".

La oposición comenzará a sacar rédito en la segunda fase, en la de compensación. Por ahora no puede ni debe generar división

Simón considera que habrá dos tiempos en la presente crisis: el de contención y el de compensación. El corto y el largo plazo... y aún nos encontramos al principio del primer ciclo. La credibilidad y el crédito obtenidos durante la primera fase serán clave para afrontar la segunda. "Si la percepción que se tiene durante la primera fase es que se han tomado las medidas oportunas a tiempo, será más fácil afrontar el momento en el que se tengan que tomar medidas para compensar a todos aquellos que saldrán perdiendo, que serán muchos", añade. Es en ese segundo tiempo en el que la oposicion comenzará a asomar la cabeza. En ese sentido, Simón considera que Arrimadas ha estado mejor que Casado al centrarse en pedir el Estado de alerta mientras Casado se fijaba en medidas económicas. "Si lo has dicho antes que el gobierno, siempre puedes decir que has ido por delante".

El efecto a corto plazo, de hecho, es el refuerzo del líder. Es el efecto ‘rally’ o ‘rally round the flag’, "reunidos alrededor de la bandera". En definitiva, un cierre de filas patriótico que refuerza la autoridad (y la credibilidad) del líder al mando al mismo tiempo que reduce las críticas, como explica Luis Arroyo, consultor de comunicación y director de Asesores de Comunicación Política (ACP). “Cuando hay un ataque externo, la valoración del líder sube, como ya ocurrió con Bush después del ataque de las Torres Gemelas, pero también con ataques terroristas, desastres naturales o emergencias nacionales”, recuerda. Es el "síndrome Patriot act", en palabras de Simón, que ayuda al gobierno en cargo a postergar juicios. La declaración del estado de alarma y la comparecencia del presidente son la cara visible de este efecto 'rally'. "Es de primero que no puedes mostrar ninguna discrepancia política, aunque sea un pequeño gesto o aunque tengas razón, porque es letal a corto plazo", añade Arroyo.

Para que funcione, eso sí, es necesario cumplir un principio de comunicación política: seguir “el manual”, explica Arroyo. Es decir, “llamar a la fortaleza, la unidad, recordar que no van a acabar con nosotros, que estamos juntos ante la adversidad, que somos un pueblo fuerte”, añade el experto en comunicación política. Fue el manual que no siguió el PP después de los atentados del 11M, cuando “dilapidaron” la subida de popularidad obtenida inmediatamente después de los atentados. ¿Cuál es el mayor veneno para un político en una situación así? “Si se ve que hay batallas políticas o diferentes criterios entre administraciones, la gente percibe debilidad en el liderazgo”.

Las lecturas, no obstante, suelen realizarse a toro pasado. “Todo depende de cómo evolucione la crisis y lo que haga el gobierno, obviamente”, responde Xavier Peytibi, politólogo y autor de ‘Las campañas conectadas’. “Lo que peor le funciona a un gobierno es no hacer nada. Aunque no digas nada nuevo, la gente tiene que percibir que hay alguien al mando”. Por supuesto, la clave es la coherencia. “Los argumentos deben ser consistentes, si dices que no hay nada de lo que preocuparse y al día siguiente las medidas son extremas, la gente no dará credibilidad a la palabra del gobierno”, añade Simón.

¿A qué se enfrenta Sánchez?

El gobierno PSOE-UP, recuerda Simón, tiene la relativa suerte de encontrarse muy lejos de los ciclos electorales (salvo Galicia y País Vasco, que han pasado inmediatamente a un segundo plano) y disponer de mayoría parlamentaria, lo que en todo caso hace más peligrosas las consecuencias a largo plazo que las inmediatas. La estrategia en opinión de Simón ha sido gestionar el coronavirus como un asunto técnico a través de las apariciones diarias del director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias Fernando Simón, “una salvaguarda ante el gobierno”. Al menos hasta que Pedro Sánchez compareció ante los medios el martes por la noche. Desde ese momento, lo técnico se convirtió en político.

Si dentro de un año el coronavirus ha desaparecido pero la inversión se ha paralizado, el gobierno va a tener un problema

De ahí que, aunque en círculos internos hubiese disparidad de opiniones ante la urgencia de cerrar colegios el pasado lunes, nadie se atreviese a entrar en conflicto. Solo excepciones como la de Emiliano García-Page se han permitido ser discordantes. Una vez más, cierre de filas. “Podría haber ocurrido algo curioso, que Sánchez hubiese dicho que no al cierre de Madrid, lo que habría acabado con ese efecto de rally”, recuerda Arroyo. “Cuando se percibe un ataque, se aplaza cualquier discusión sobre los motivos de fondo, lo que siempre da tiempo a quien está en el poder”.

Lo que ya ha ocurrido ha sido una pérdida total de control de la agenda por parte del Gobierno español. Por ejemplo, la moratoria de cuatro años de los desahucios hipotecarios aprobada el martes, que pasó sin pena ni gloria. “Estar en el gobierno es un plataforma estupenda porque llevas a los medios a danzar a tu son y marcar el ritmo: los pensionistas, los funcionarios, el franquismo, las casas de apuestas”, añade Simón. “Con una crisis de esta naturaleza pierdes el control de la agenda, y cuanto más se prolongue menos vas a poder hacerlo”. Algo clave en los primeros meses de un gobierno, que suelen ser los de las declaraciones de intenciones.

placeholder Gisueppe Conte.
Gisueppe Conte.

Pero el gran problema para el gobierno español probablemente se encuentre en el día después, a medida que los efectos de la pandemia se dejen notar en la economía. “Los recursos se van a tensionar”, recuerda Simón. “Si se instala la percepción de que se ha sido capaz de contenerlo a lo mejor a la vuelta del verano es ya un mal recuerdo, lo que permitiría al gobierno controlar daños, pero si la situación se mantiene y hay una percepción de descontrol...”.

Con un plus añadido: el retorno del viejo fantasma socialista que sugiere que la izquierda no sabe gestionar la economía. “Si dentro de un año el coronavirus ha desaparecido pero se han parado las inversiones, el gobierno va a tener un problema gordo”, explica Arroyo. “Aunque objetivamente no sea cierto, la sensación de que la economía se viene abajo con gobiernos socialistas volverá, porque al PSOE a menudo le ha tocado lidiar con situaciones de crisis”. ¿Qué ocurre por lo tanto con las medidas propuestas por Pablo Casado? "No se presta mucha atención, porque las miradas se centran en los que mandan. Él tiene que situarse en el nivel económico, que es donde funciona bien junto al patriótico".

Conte reforzado, división en los ‘landers’

Cabría esperar que en un país cerrado como Italia, que cuenta por miles sus infectados y cientos sus muertos, el primer Ministro Giuseppe Conte pasase por sus horas más bajas. Paradójicamente, le ha servido para remontar de cara a su electorado, explica Arroyo, que acaba de recibir una encuesta que muestra un aumento del apoyo al Partido Democrático, lo que vuelve a demostrar el efecto cierre de filas.

Si todo el mundo habla del coronavirus pero nadie habla del gobierno, no es bueno para el gobierno

“El gobierno italiano las habrá tomado tarde o pronto, pero ha tomado decisiones”, abunda Peytibi. “Pero ya veremos qué ocurre dentro de una semana”. Italia se enfrentaba este año a un referéndum constitucional previsto para el 29 de marzo que ha sido aplazado ‘sine die’. “El gobierno necesita sobrevivir a toda costa, porque Cinque Stelle está en la cuerda floja y necesita resistir”, explica Simón.

Alemania es un ejemplo paradigmático de las fricciones que también vivirá España si las administraciones no son capaces de coordinarse, uno de los caballos del apocalipsis político que puede traerte esta peste moderna. Mientras el ‘lander ciudad-estado’ de Berlín se resistía a cerrar eventos con un aforo de más de 1.000 personas, el gobierno federal se vio obligado a intervenir este domingo. “Los gobiernos con administraciones multinivel tienen una dificultad, que es la asignación de responsabilidad y la coordinación”, matiza Simón.

Singapur, Hong Kong: comunicar la epidemia

Uno de los focos más conflictivos de todo el planeta es Japón, muy cercano al epicentro del contagio por su proximidad con China y que este verano alberga uno de los eventos que más dinero y gente mueve en todo el mundo, los Juegos Olímpicos. Lo que ha originado no pocos conflictos diplomáticos entre vecinos: después de que Japón decidiese negar la entrada a los coreanos, estos respondieron acusándolos de “sospechosa pasividad” en el control del brote.

placeholder Foto: Efe/Diego Azubel.
Foto: Efe/Diego Azubel.

EEUU y el mundo: la centralidad de la sanidad

Si hay algo en lo que va a cambiar la forma de entender la política durante los próximos meses, y probablemente, años, es que la sanidad se convertirá en un tema fuerte en las agendas políticas a expensas de otros, como la migración. “Ahora, la sanidad es el debate público”, explica Peytibi. “No era un tema clave a la hora de decidir el voto pero ahora tal vez cuestiones como la dicotomía sanidad pública y privada o los recortes comiencen a serlo. Está todo lleno de expertos en sanidad”.

Un gripazo económico afectará a todos los gobiernos, incluido el de EEUU. Trump tiene fácil la reelección mientras la economía vaya a buen ritmo

Si hay un país donde esta discusión puede tener patas más largas tal vez sea EEUU, con un sistema de salud inaccesible y caro. “Puede ser una china importante en el zapato de Trump, porque tiene la reelección relativamente sencilla mientras la economía vaya a buen ritmo”, explica Simón. “Un gripazo económico afectará a todos los gobiernos, incluido el suyo. Además, la conversación en EEUU girará hacia la cuestión sanitaria, y en eso están más fuertes los demócratas, por lo que eso tampoco les sería propicio”.

Hay, más allá de todo eso, un axioma innegable, como concluye el politólogo. “La gente prefiere un gobierno eficiente a uno ineficiente, y eso es transideológico”. Eso, y que si las cosas salen mal, la gente se enfada con quien esté en el gobierno. Ahí está la batalla política de las próximas semanas.

Si el aleteo de una mariposa en Brasil puede producir un tornado en Texas, ¿qué no puede ocasionar un virus en Wuhan al otro lado del mundo, ya sea en España, EEUU o Italia? Las consecuencias políticas del coronavirus podrían estar hechas del material de los sueños para los aficionados a la teoría del caos si no fuese porque las decisiones humanas influyen, y mucho.

Comunicación política Luis Arroyo Pedro Sánchez
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