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Con los trapos de las negociaciones, Maduro confecciona una oposición a su medida
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se rompe el diálogo entre chavismo y oposción

Con los trapos de las negociaciones, Maduro confecciona una oposición a su medida

Maduro sale reforzado tras el fracaso en las negociaciones entre chavismo y oposición auspiciadas por Noruega tras una nueva división de sus adversarios y la subida de los precios del crudo

Foto: Juan Guaidó, líder opositor venezolano. (EFE)
Juan Guaidó, líder opositor venezolano. (EFE)

Nicolás Maduro tiene una buena racha. El relevo de John Bolton como asesor de seguridad nacional del presidente Donald Trump y la subida de los precios del crudo por los ataques contra instalaciones petroleras en Arabia Saudí son inesperados balones de oxígeno -políticos y económicos- para una administración en crisis permanente. Pero su gran triunfo se produjo en Venezuela, donde a pesar de la hiperinflación, la recesión y la escasez, el chavismo volvió a asestar un revés estratégico a sus adversarios al lograr que una facción tránsfuga de la oposición firme un nuevo acuerdo de colaboración con su Gobierno.

Foto: El jefe del Parlamento de Venezuela, Juan Guaidó saluda simpatizantes este sábado en Caracas (Venezuela). (EFE)

El ¿último? diálogo

El diálogo se inició en Oslo, continuó en Barbados y naufragó en Caracas. El acercamiento entre las partes se produjo en mayo, poco después del fallido alzamiento militar alentado por el líder opositor Juan Guaidó -reconocido como presidente encargado por medio centenar de países- como una forma de buscar una salida pacífica al conflicto que desde hace cinco años atraviesa el país petrolero.

Pero, tras varios amagos, Maduro ha decidido levantarse de una vez por todas de la mesa cuatro meses después de que arrancara el diálogo auspiciado por Noruega. El líder bolivariano justificó su decisión acusando a su rival de estar negociando entregar el territorio en reclamación del Esequibo a la vecina Guyana a cambio del apoyo a su causa de multinacionales que no identificó.

Para la oposición, el gesto muestra que Maduro nunca tuvo intenciones reales de negociar. “El régimen dictatorial de Nicolás Maduro abandonó el proceso de negociación con excusas falaces”, dijo la oficina de Guaidó en un comunicado. “Tras más de 40 días en los que se han negado a continuar en el mismo, confirmamos que el mecanismo de Barbados se agotó”, agregó la dirigencia opositora.

El punto crítico es que las conversaciones se hacían bajo el paraguas de Noruega, los mismos que manejaron los Acuerdos de Paz de Colombia -hoy en entredicho por la vuelta a las armas de una pequeña facción de las FARC-. Su misión era lograr limar asperezas y poner puntos en común, pero los diplomáticos nórdicos se han unido a la larga lista de mediadores fracasados, desde los países latinoamericanos y el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero -desaparecido en combate, por cierto–, al propio Vaticano. Para algunos analistas, esto da más argumentos a los que creen que una salida negociada no es viable.

Tras más de 40 días en los que se han negado a continuar, confirmamos que el mecanismo de Barbados se agotó

Oposición a medida

Tras el comunicado de Guaidó anunciando el fin del diálogo, los rumores no tardaron en circular. Una parte de la oposición que se estaba reuniendo con el Gobierno y negociando la liberación de presos políticos y un nuevo Consejo Nacional Electoral. Poco después, un grupo disidente opositor aparecía en Casa Amarilla -sede del Ministerio de Asuntos Exteriores- para iniciar una nueva ronda de conversaciones con el Gobierno de Maduro.

Al acto fueron invitados los integrantes del cuerpo diplomático acreditado en el país, entre ellos varios embajadores de la Unión Europea. Según informaron a EFE fuentes diplomáticas, los embajadores de la Unión Europea se retiraron del evento al ver de qué trataba, ya que sus países tan solo apoyan el proceso de negociación bajo el paraguas noruego. El Confidencial pudo confirmar con otras fuentes que se trató de una “encerrona” para el cuerpo diplomático.

Foto: Pegatina en un un restaurante subvencionado por el Gobierno en Caracas. (Reuters)

Los opositores tránsfugas son un grupo minoritario encabezado por Timoteo Zambrano, diputado opositor del partido Cambiemos, y otros dirigentes de segunda fila como el partido MAS, Soluciones para Venezuela y Avanzada Progresista. El acuerdo inicial contempla que el partido socialista de Maduro (PSUV) vuelva a la Asamblea Nacional -la cámara legislativa presidida por Guaidó- la renovación de las autoridades electorales, el rechazo a las sanciones económicas de Estados Unidos y la liberación de varios presos políticos -a los que el chavismo llama políticos presos-.

El miércoles, un tribunal de Caracas ordenó la liberación del diputado y vicepresidente de la Asamblea Nacional, Edgar Zambrano, quien ha pasado cuatro meses preso "como un animal" acusado de la traición a la patria. Y podría ser el primero de varios en una lista pactada con el Gobierno. Poco a poco, Maduro busca construirse una oposición a su medida que le apoye en su búsqueda por derogar las sanciones económicas de Washington y maquillar la descascarada fachada democrática de la "revolución bolivariana".

Sin solución a la crisis

La nueva atomización de sus adversarios da la razón al chavismo cuando a menudo habla de las “oposiciones”. Este nuevo grupúsculo que han firmado el pacto son representantes de partidos minoritarios, alejados del conocido G4 de la oposición venezolana: Primero Justicia (Henrique Capriles, Julio Borges), Voluntad Popular (Leopoldo López, Juan Guaidó), Acción Democrática (Henry Ramos Allup) y Un Nuevo Tiempo.

Por ejemplo, el partido Avanzada Progresista acudió a las cuestionadas elecciones presidenciales de mayo de 2018 con Henri Falcón como candidato, convirtiéndose así en “la oposición de la oposición”. Y Timoteo Zambrano fue quien trató de promover el diálogo anterior de la mano con Zapatero, muy denostado por el G4.

Foto: Juan Guaidó. (Reuters)

Pero en este cogollo que ha llevado adelante todas las últimas acciones contra Maduro en lo que va de año hay tensiones, desacuerdos y diferentes objetivos. Incluso hay un sector más antichavista y radical, liderado por María Corina Machado (Vente Venezuela) y Antonio Ledezma (Alianza Bravo Pueblo), que pese a ser también minoritarios en voto, son muy activos mediáticamente y se han desmarcado del llamado "presidente encargado".

El revés del fracaso del diálogo, del que gran parte de la base opositora era escéptico desde el principio, no ha hecho sino agrietar aún más las deprimidas filas antichavistas. Guaidó sufre una crisis de credibilidad y no hay líder de repuesto.

El escollo de Miraflores

Exactamente a la misma hora que el canal del Estado transmitía en vivo el acto entre el Gobierno y los opositores insurrectos, Guaidó comparecía ante la prensa -aunque solo se podía seguir por canales en internet-. No dio respuesta a lo que estaba pasando en Casa Amarilla y solo valoró la salida de Maduro de Barbados. Según el líder opositor, el chavismo abandonó la negociación "justo cuando se había avanzado en una propuesta concreta”.

Guaidó no mostró todos los puntos que llevaron a la mesa cada una de las partes, pero confirmó que se había propuesto la creación de un Consejo de Gobierno de Transición plural -en el que tendrían presencia distintas fuerzas políticas y las fuerzas armadas-, la creación de un nuevo Consejo Electoral, la liberación de los presos políticos y que tanto Maduro y como él mismo renunciaran a sus respectivos cargos. Y este último sigue siendo el escollo insalvable.

“Mientras el usurpador siga en Miraflores, no habrá confianza”, insistió Guaidó para dejar claro que la salida de Maduro del Palacio de Miraflores es condición 'sine qua non' para avanzar en cualquier salida política.

Nicolás Maduro tiene una buena racha. El relevo de John Bolton como asesor de seguridad nacional del presidente Donald Trump y la subida de los precios del crudo por los ataques contra instalaciones petroleras en Arabia Saudí son inesperados balones de oxígeno -políticos y económicos- para una administración en crisis permanente. Pero su gran triunfo se produjo en Venezuela, donde a pesar de la hiperinflación, la recesión y la escasez, el chavismo volvió a asestar un revés estratégico a sus adversarios al lograr que una facción tránsfuga de la oposición firme un nuevo acuerdo de colaboración con su Gobierno.

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