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Los chinos que aman a Trump: los conservadores, a la caza del voto asiático
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ES UN 6% DE LA POBLACIÓN AMERICANA

Los chinos que aman a Trump: los conservadores, a la caza del voto asiático

El número de votantes asiáticos ha pasado de dos millones en 2001 a cinco en la actualidad. Su peso demográfico está concentrado en territorios demócratas, aunque eso también está cambiando

Foto: Dos votantes sinoamericanos en un colegio electoral en San Francisco, en 2004. (Reuters)
Dos votantes sinoamericanos en un colegio electoral en San Francisco, en 2004. (Reuters)

Aunque parezca mentira, en EEUU aún queda territorio político virgen. No todos los miembros del electorado son “guerreros sociales” y bloques de hormigón electoral. Los asiático-americanos, la minoría étnica que más rápido crece del país, es también la que menos participa en las elecciones y la que tiene más votantes independientes. Los demócratas ya han tendido sus redes en este caladero. Ahora les toca el turno a los conservadores.

“Trabajar con los diferentes grupos étnicos, dentro de los conservadores asiáticos, es un verdadero reto; pero no tan difícil como la gente piensa”, cuenta Cliff Li, jefe del Comité Nacional de Republicanos Asiáticos-Americanos, o Asian GOP. “Hay muchas similitudes entre los conservadores de origen chino, vietnamita, coreano o japonés. La mayoría pertenecen a la clase media o a la clase media alta”.

No resulta fácil encontrar una estrategia adaptada a la diversidad de la comunidad asiática. A diferencia de la minoría latina, unida por el acervo común del español y el catolicismo, provenga de México, Puerto Rico o Guatemala, los asiáticos están fragmentados en grupos con claras diferencias culturales e idiomáticas: desde los predominantes chinos e indios, hasta los tibetanos, birmanos o bangladeshíes. En total, un 5,8% de la población de EEUU, con perspectivas de llegar al 10% en 2044.

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Uno de los elementos comunes entre los asiáticos conservadores, dice Cliff Li, es su oposición a las políticas de discriminación positiva, conocidas en Estados Unidos como 'affirmative action': el uso de criterios raciales a la hora de admitir a estudiantes en la universidad. Los defensores de esta medida alegan que los latinos y afroamericanos, para compensar una situación socioeconómica muchas veces desventajosa, necesitan preferencia a la hora de matricularse.

“Creo que la mayoría de los conservadores asiáticos quieren un sistema basado en el mérito”, explica el republicano. “Que todo el mundo sea tratado de manera igualitaria, sin tener que mirar a su origen”. Este ha sido el grito de guerra de las organizaciones querelladas contra la Universidad de Harvard, acusada en 2014 de discriminar a los estudiantes asiáticos en favor de las minorías negra y latina.

Los mejores estudiantes de EEUU

La realidad es esta: los asiático-americanos son, con mucha diferencia, los mejores estudiantes de EEUU. Más de la mitad, el 54%, posee un diploma universitario, frente al 36% de los blancos. En California hay un 13% de asiáticos, pero seis de cada diez semifinalistas en los premios al Mérito Nacional del Estado (el 0,5% que sacó la mejor nota) son asiáticos. Proporciones parecidas se dan en otros estados. En Harvard, uno de cada cuatro estudiantes son asiático-americanos.

Este retrato, sin embargo, ha de ser desmenuzado entre los diferentes grupos asiáticos. “Esto [la oposición a la discriminación positiva] parece ser liderado por inmigrantes chinos acaudalados que ven sus intereses en peligro”, dice por email Andrew Aoki, profesor de Augsburg University y autor de varios libros sobre minorías políticas. “Para los asiático-americanos más pobres, como los Hmong (…), quieren ser contados de forma separada de los asiáticos más educados y con más ingresos, los cuales ignoran el hecho de que muchos asiáticos tienen pocos ingresos”.

El objetivo conservador de transformar este descontento en un apoyo político sólido enfrenta un camino cuesta arriba, a tenor de los últimos resultados electorales. La mayoría asiático-americana pasó de favorecer a George H. W. Bush en 1992 a votar masivamente a Barack Obama y luego a Hillary Clinton, un 65%, en 2016 (todos los grupos, dentro de la minoría asiática, se inclinaron por los demócratas).

Foto: Una tienda de Louis Vuitton en Manhattan. (Reuters)

“Creo que el cambio hacia los demócratas se debe mucho más al rechazo de los republicanos”, explica Aoki. “Las posturas antiinmigrante de Trump y sus variados ataques contra la gente de color se han añadido, pero los republicanos ya tenían problemas antes de Trump. Una gran parte de su electorado es el ala conservadora cristiana, pero sólo un pequeño porcentaje de asiático-americanos se dejan atraer por la llamada de ese grupo religioso”.

El propio Cliff Li, que empezó apoyando a Jeb Bush en las pasadas elecciones presidenciales y acabó siendo asesor de campaña de Donald Trump, reconoce que la retórica del presidente es a veces un obstáculo para la causa. “Creo que muchos tuits de Donald Trump no ayudan, como el de ‘que vuelvan a sus países’”.

El republicano dice estar “muy preocupado” por el auge de los dos extremos políticos, y afirma que la polarización también se ha dado entre los asiáticos. “Si miras al año 2016, verás a un grupo muy conservador, de enérgicos seguidores de Trump. La mayoría son chinos, vietnamitas y coreanos. Es un fenómeno. Muy raras veces veo a los asiáticos tan motivados en política. Sólo Trump lo ha conseguido”.

Los chinos que aman a Trump

Li se refiere a grupos como Chinoamericanos por Trump (CAFT), que cayó deslumbrado por la fulgurante incorrección del entonces candidato, y que sigue activo como red de movilización en WeChat: el equivalente chino de Whatsapp.

“Trump es el primer presidente que tiene un pleno entendimiento de lo que ha ido mal en este país”, dice por mensaje Su Jin, portavoz de CAFT. Trump “no puede ser comprado y tiene la capacidad y el coraje para arreglar los problemas. Él ha identificado las políticas nacionales e internacionales que han debilitado al país y han dejado que el mundo se aprovechase de Estados Unidos durante tantos años”.

El número de votantes asiáticos ha pasado de 2,0 millones en 2001 a 5,0 en la actualidad, y sigue creciendo. Aunque su peso demográfico está concentrado en California y Nueva York, territorios demócratas, su presencia ya empieza a ser clave en estados del interior. “Nevada es uno de los ejemplos más notables”, declara el profesor Andrew Aoki, “y es concebible que Texas pueda ser competitivo en 2020”.

El “gigante dormido de la política americana”, en palabras del columnista David Leonhardt, fue fundamental en el viraje demócrata de un estado como Virginia. Florida, Carolina del Norte, Georgia y Arizona también tienen una minoría asiática en crecimiento; un nuevo granero de votos para los grandes partidos.

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Una de las estrellas políticas ascendentes, en el Partido Demócrata, es Andrew Yang, empresario de Silicon Valley y precandidato a presidente. Una campaña que sabe arañar titulares, y quien provoca la admiración de Cliff Li. “Es muy interesante. Muchos asiáticos conservadores están gravitando hacia él, no porque sea asiático, sino porque es un centrista. Muchos de nosotros somos centristas. Y aborda el desafío del impacto tecnológico en el empleo. Es fascinante”.

Preguntado por sus planes para 2020, si participará en la campaña electoral de Donald Trump, Cliff Li prefiere no pronunciarse. “Ahora mismo no tenemos un plan. Seguimos observando. Tenemos que aprender más”.

Mientras, la mayoría de los asiáticos sigue en los márgenes de la política. En las elecciones legislativas de 2014 sólo votaron un 17% de ellos; cuatro años después, en 2018, durante unos comicios marcados por mayor participación en aproximadamente un siglo (54%), apenas un tercio de ellos acudieron a las urnas.

“No creo que la aplastante ventaja demócrata vaya a persistir con seguridad”, concluye el profesor Aoki. “Los asiático-americanos son una población muy diversa, así que uno esperaría que se repartan más igualitariamente entre los partidos. En cuando los republicanos tengan un líder al que no le guste tanto hacer comentarios abiertamente racistas, su gran déficit probablemente se reduzca”.

Aunque parezca mentira, en EEUU aún queda territorio político virgen. No todos los miembros del electorado son “guerreros sociales” y bloques de hormigón electoral. Los asiático-americanos, la minoría étnica que más rápido crece del país, es también la que menos participa en las elecciones y la que tiene más votantes independientes. Los demócratas ya han tendido sus redes en este caladero. Ahora les toca el turno a los conservadores.

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