Bolsonaro se enzarza con las ONG mientras se quema el Amazonas: "Les falta el dinero"

El pulmón de oxígeno del planeta lleva más de dos semanas ardiendo a una velocidad récord. Uno de los países más afectados es Brasil, donde se han producido más de 40.000 incendios en lo que va del año. Mientras las llamas se expanden en la selva, el Gobierno de Jair Bolsonaro y las ONG intercambian culpas. Los ambientalistas achacan el incendio a la “política anti-ambiental” del Estado y el presidente insinúa que las organizaciones han iniciado los fuegos para vengarse del recorte de casi 23 millones de dólares que han sufrido con su gestión.

El líder ultraderechista defendió su teoría a través de las redes sociales: "El crimen existe. A estas personas les falta el dinero". El mandatario aseguró que no tiene pruebas contundentes para respaldar sus acusaciones porque "nadie deja por escrito que va a quemar un lugar", pero que las ONG son los "principales sospechosos".

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“Enfermiza y patética” es como ha calificado la acusación de Bolsonaro Marco Astrini, de Green Peace. Los ambientalistas han señalado que sus declaraciones son una “cortina de humo” para ocultar el desmantelamiento de la protección para el Amazonas que ha provocado este Gobierno al darle más libertad a granjeros y mineros para desarrollar sus actividades en la selva. Las organizaciones alegan que "hacendados decidieron crear el 'Día del Fuego' e incendiar los bosques para abrir paso y colocar pastos para el ganado, tener espacio en tierras públicas y mostrarle al presidente que estarían 'trabajando' y por lo tanto merecerían la amnistía prometida para el crimen que estaban cometiendo", precisó el director de WWF.

Bolsonaro responsabilizó a la época de la "queimada", momento en que los agricultores usan el fuego para limpiar la tierra, cuando un grupo de periodistas lo increpó sobre la propagación de los incendios y sus causas. Para él las querellas son una campaña contra el país: "Me llamaban capitán Motosierra. Ahora soy Nerón, el incendiario del Amazonas”.

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La situación es compleja porque en un discurso retransmitido por la red social Facebook, Bolsonaro ha admitido que el Gobierno de Brasil carece de los recursos necesarios para luchar contra las llamas. Las críticas hacia la gestión de la crisis no se han hecho esperar en la esfera política. La excandidata presidencial, Marina Silva, recurrió a Twitter para arremeter contra Bolsonaro: "El presidente dice que las ONG pueden estar detrás de esto. La falta de compromiso con la verdad es una patología crónica. Esta actitud irresponsable solo agrava un desastre ambiental en Brasil".

Me llamaban capitán Motosierra. Ahora soy Nerón, el incendiario del Amazonas

El líder brasileño ha negado el cambio climático en varias ocasiones. De hecho, rechazó acoger la Cumbre del Clima de las Naciones Unidas de este año porque no quería reunirse con los representantes del “activismo ambiental chiíta que quieren extender el alarmismo por todo el planeta”. Bolsonaro también se ha mostrado crítico hacia el Acuerdo de París y se ha apoyado en su homólogo estadounidense, Donald Trump, para amenazar con retirarse: “Si este fuera tan bueno Estados Unidos se hubiera quedado en él”.

Greenpeace ha calificado a Bolsonaro y su Gobierno como una “amenaza para el equilibrio climático” y ha advertido de que a la larga sus políticas acarrearían un “alto costo” para la economía brasileña. Por su parte, el mandatario ha apuntado a las organizaciones como las culpables de la crisis y resaltado de su interés en dejar mal a su Administración a nivel internacional. La investigación para saber qué ocasionó el incendio sigue en curso mientras los grupos enfrentados por la tragedia y las llamas no dan señales de tregua.