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El Paso es la punta del iceberg: el terrorismo racista mata el triple que el yihadista
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LOS DEMÓCRATAS CULPAN A DONALD TRUMP

El Paso es la punta del iceberg: el terrorismo racista mata el triple que el yihadista

Dos tiroteos masivos en apenas 24 horas en Estados Unidos han acabado con la vida de 29 personas, y uno de ellos, en El Paso, ha sido perpetrado por un terrorista supremacista blanco

Foto: Una mujer, tras el tiroteo masivo en el Walmart de El Paso. (Reuters)
Una mujer, tras el tiroteo masivo en el Walmart de El Paso. (Reuters)

Las alarmas suenan ya desde hace muchos años: entre 2007 y 2016, el terrorismo supremacista blanco mató en Estados Unidos al triple de personas que el terrorismo yihadista. Unas cifras que no dejan de aumentar, junto con el resto de crímenes de odio; unas cifras a las que se añadirían los 20 asesinados este fin de semana, la mayoría de origen latino, en un Walmart de El Paso, en Texas.

“La mayoría del terrorismo que hemos investigado está motivado por alguna versión de lo que podríamos llamar violencia supremacista blanca”, decía, hace menos de dos semanas, el director del FBI, Christopher Wray, durante una comparecencia en el Senado. El FBI ha detenido, desde el pasado octubre, a 100 personas relacionadas con este tipo de fanatismo. Más que en todo 2018.

Foto: La policía, tras el tiroteo en un Walmart de El Paso, Texas. (Reuters)

Sin embargo, pese a los números y las advertencias del FBI, el terrorismo supremacista no parece gozar de una gran atención pública. Las encuestas siguen indicando que lo que más preocupa a los estadounidenses, desde los atentados del 11-S de 2001, es que su Gobierno los defienda terrorismo internacional.

La oposición también ha percibido esta paradoja, y acusa al actual Gobierno de no estar prestando la debida atención al incremento de la violencia racista. “Existe la preocupación de que esto no está tomándose tan en serio como se debería, al ser una de las amenazas reales para este país”, dijo el senador demócrata Dick Durbin durante la comparecencia del director del FBI.

El presunto culpable de la masacre de El Paso, Patrick Crusius, de 21 años, habría publicado un manifiesto racista hora y media antes del ataque. La policía todavía no ha confirmado la autoría del texto, que apareció sin firmar, pero sus 2.300 palabras vaticinan con escalofriante detalle lo que pasaría poco después.

Estados Unidos ha sufrido 250 ataques con armas de fuego en lo que va de año.

Terrorismo supremacista blanco

El manifiesto, titulado 'El gran reemplazo', tocaba los palos habituales del supremacismo: se refería a los inmigrantes como una “plaga” que venía a destruir un país blanco, denunciaba una “invasión hispánica de Texas” y usaba el vocabulario habitual del presidente Donald Trump, que también se había referido a la inmigración ilegal como una “invasión”. El autor hablaba de 'fake news' y pedía que no se culpara al presidente de lo que iba a ocurrir. “Sé que los medios probablemente me llamarán supremacista blanco y culparán a la retórica de Trump”.

Foto: Un memorial a las víctimas en El Paso. (Reuters)

Media docena de candidatos presidenciales demócratas culparon efectivamente a Trump, aunque en diferente grado. “Este presidente está contribuyendo a un clima de odio en nuestro país”, dijo el senador Corey Booker en MSNBC. “Tiene que aceptar la responsabilidad en ello. Si no, tenemos que quitarlo de ese puesto”. La senadora Amy Klobuchar y el alcalde Pete Buttigeg ofrecieron reacciones similares.

El más duro en su condena fue Beto O’Rourke, natural de El Paso y ex representante de esta ciudad en el Congreso, donde estuvo seis años. “Hay hombres blancos motivados por el tipo de medio con el que trafica el presidente”, declaró en la CNN, y ofreció ejemplos precisos en los que el presidente había quitado importancia a crímenes de odio como el sucedido en Charlottesville, Virginia, hace dos años. “No solo lo está tolerando, lo está incentivando, llamando a los inmigrantes violadores y criminales”.

Foto: Italian interior minister and deputy prime minister matteo salvini

No ha sido la primera vez que un presunto terrorista se refería a Trump en términos positivos, o que las palabras del presidente parecían tener un eco en actos violentos. Cesar Sayoc, culpable de 65 delitos al haber enviado bombas caseras a diferentes personalidades demócratas y mediáticas, era un reconocido seguidor de Trump. En un mitin del pasado mayo, el republicano se preguntó qué podría hacerse con los inmigrantes que cruzan la frontera ilegalmente. Cuando una voz anónima propuso “dispararles”, el presidente sonrió con ademanes en medio de las risas del público.

“No podemos ignorar el rol que las políticas de Trump, sus nombramientos y la retórica juegan en los casos de terrorismo doméstico que siguen asolando nuestro país”, escribió Heidi Beirich, directora de Inteligencia del Southern Poverty Law Center (SPLC). “A medida que nos metemos en otro ciclo electoral, Trump no da signos de parar y está, de hecho, redoblando sus esfuerzos para generar en este país un clima cada vez más hostil para cualquiera que no sea blanco”.

Aumentan los crímenes de odio

El SPLC, que lleva vigilando los crímenes de odio desde los años setenta, ha acusado repetidas veces al presidente de animar a los extremistas, de dar un hueco público a su mensaje y contribuir al aumento de los crímenes de odio. Según la contabilidad del Centro de Estudios del Odio y el Extremismo, de la Universidad Estatal de California, el año pasado los crímenes suscitados por la raza, la religión o la orientación sexual subieron un 9% en EEUU. Un 41% más que en 2013. Sobre todo en 30 ciudades. Mientras, la delincuencia común descendía sostenidamente.

“Si quieres saber cómo es un tiroteo masivo en tu ciudad”, escribió el historiador Richard Parker en 'The New York Times', “es así: alertas de texto en tu teléfono, una mujer frenética en la televisión local suplicando a la gente que lleve agua a las familias que esperan (...), helicópteros atronando sobre nuestras cabezas (...). Una puñalada en el corazón no ya de tu ciudad, sino de tu gente, en mi caso los latinos”.

Foto: Un cordón policial tras el tiroteo masivo en El Paso. (Reuters)

Parker, autor de un libro sobre el futuro de Texas, recuerda que los mexicanos ya vivían allí en el año 1690, cuando aquellas tierras se llamaban Nueva España. A día de hoy, el 83% de la población de El Paso es de origen hispano. La del sábado fue la mayor matanza de latinos de la historia de Estados Unidos. Para encontrar un caso similar hay que retroceder un siglo: cuando, en 1918, varios 'rangers' ejecutaron extrajudicialmente a 15 mexicanos para hacer cundir el miedo.

Más allá del oscuro motivo, político o no, de estos ataques, al tiroteo de El Paso se unió, 13 horas después, el de Dayton, en Ohio, que dejó nueve muertos. Un ritmo trágicamente habitual. En EEUU hay más tiroteos masivos (con tres o más víctimas) que días tiene el año: 2019 va por el día 219, y ya ha habido 251 ataques de este tipo.

Las alarmas suenan ya desde hace muchos años: entre 2007 y 2016, el terrorismo supremacista blanco mató en Estados Unidos al triple de personas que el terrorismo yihadista. Unas cifras que no dejan de aumentar, junto con el resto de crímenes de odio; unas cifras a las que se añadirían los 20 asesinados este fin de semana, la mayoría de origen latino, en un Walmart de El Paso, en Texas.

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