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China nos mira con rabia: "Somos víctimas del miedo y la envidia de Occidente"
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crece la hostilidad china hacia lo extranjero

China nos mira con rabia: "Somos víctimas del miedo y la envidia de Occidente"

Las manifestaciones en Hong Kong, la guerra comercial y el veto a Huawei disparan la desconfianza hacia Occidente y propician la exaltación del nacionalismo chino

Foto: Estudiantes de secundaria en una escuela en Xuyi, China. (Reuters)
Estudiantes de secundaria en una escuela en Xuyi, China. (Reuters)

Un grupo de jóvenes de Hong Kong aprendiendo tácticas de protesta de la mano de activistas extranjeros. Eso es lo que la BBC mostró en una de las muchas informaciones que ha emitido sobre las manifestaciones que han sacudido la excolonia británica el último mes. En China, donde la señal de la cadena británica se corta cada vez que muestra algún contenido crítico con el régimen, ese clip se ha emitido subtitulado en multitud de canales locales. Todo con un solo objetivo.

Las imágenes de la BBC encajan a la perfección en la narrativa que el Partido Comunista ha construido para afianzar la idea de que fuerzas extranjeras están detrás de las multitudinarias manifestaciones que han recorrido el centro financiero y que desembocaron en el inédito asalto y vandalización del Parlamento hongkonés el pasado día 1 de julio contra la polémica ley de extradición. El mensaje que se quiere cimentar es claro: el mundo occidental busca desestabilizar a China y su auge en la esfera internacional.

Foto: Protestas en Hong Kong este miércoles. (Reuters)

Desde Pekín se afirma que ese también es el objetivo de la guerra comercial que Donald Trump le ha declarado al gigante asiático y del veto a Huawei en Estados Unidos. Siempre que puede, la prensa china recalca que la segunda potencia mundial es víctima del miedo y de la envidia que provoca entre los países desarrollados, y critica su doble moral.

“Si semejantes actos de violencia ocurren en Europa o Estados Unidos, ¿se mostrarían indiferentes? Si en España hay personas que proceden a cercar, forzar y destruir la sede de las Cortes Generales, ¿cómo actuarían la Policía y la Guardia Civil ante la violencia? ¿Creería la opinión pública española que los asaltos y las destrucciones arbitrarias son una manifestación de la democracia?”, se preguntaba el embajador de China en España, Lyu Fan, en un artículo publicado en ABC.

Si en España hay personas que quieren forzar y destruir la sede de las Cortes Generales, ¿cómo actuarían la Policía?

Complot contra China

En líneas similares se ha pronunciado la prensa china y el ejemplo de Hong Kong le viene como anillo al dedo. La ciudad refleja el ‘siglo de la humillación’ que comenzó con el sometimiento ante el imperio británico en la Primera Guerra del Opio y concluyó con la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial. Esas invasiones extranjeras pesan en la psique colectiva de China y poco odian más sus ciudadanos que ver a alguien en Hong Kong agitando la bandera colonial. El Partido Comunista aprovecha esas imágenes para incitar el rechazo a Occidente.

¿Por qué la juventud de Hong Kong rechaza su identidad china? ¿Por qué se siente inferior a sus colonizadores británicos y ayudan a fuerzas extranjeras a crear problemas en su propia ciudad?”, se preguntaba el miércoles el diario Global Times en un artículo en el que sus entrevistados criticaban la falta de educación patriótica en la excolonia y el amor ciego que algunos profesan por Occidente.

Foto: Joshua Wong durante una manifestación. (Reuters)

Este mensaje de un mundo compinchado para dañar a China ha calado entre la población de la República Popular, ya de por sí proclive a un nacionalismo que se alienta desde la infancia: el izado semanal de la enseña nacional y el canto del himno en las escuelas, las asignaturas de Historia convenientemente manipuladas para blanquear el despotismo chino y exacerbar las agresiones foráneas, los entrenamientos militares incluso antes de alcanzar la Universidad, y un férreo control en el acceso a la información privan a la mayoría de la ciudadanía de la posibilidad de desarrollar una perspectiva ponderada y un espíritu crítico.

Desencanto con Occidente

El Estado y el Partido Comunista se han convertido en elementos inseparables. Intrínsecos. Por ello, patriotismo y lealtad al Partido van de la mano. La hoz y el martillo está al mismo nivel que las cinco estrellas amarillas sobre fondo rojo. Es impensable que alguien pueda amar a su país y, a la vez, denostar al gobierno chino.

Así, la única razón que muchos encuentran para explicar que cientos de miles de personas se manifiesten contra las autoridades por un asunto político y que acaben atacando los símbolos nacionales -como hicieron quienes destrozaron la sede del Legislativo de Hong Kong- es que estén espoleados por países con intereses oscuros. En concreto, las sospechas se dirigen hacia uno.

Foto: Trump estrecha la mano a Xi Jinping en la cumbre del G-20. (Reuters)

Es una estrategia de la CIA”. “Los americanos quieren desestabilizar a China porque tienen miedo de su poder”. “Como Trump está perdiendo la guerra comercial, impulsa revueltas políticas”. “Los occidentales agitan la bandera de la democracia, pero solo cuando les interesa. Hong Kong nunca la tuvo cuando fue colonia británica, y en Guantánamo tampoco existe”. Son solo algunos de los comentarios que se han vertido en Weibo, el Twitter chino, a raíz de las revueltas de Hong Kong.

“Los chinos siempre hemos tenido una relación contradictoria, de amor y odio, con Occidente. Por un lado, admiramos su desarrollo y, hasta cierto punto, sus valores democráticos. Tradicionalmente, hemos envidiado a Estados Unidos también por su fortaleza militar. Pero ahora que China crece como potencia mundial, estamos desencantados con la actitud que ha adoptado”, explica Wei Lin, una estudiante de Sociología de la Universidad de Fudan, en Shanghái.

placeholder Manifestantes con la antigua bandera colonial de Hong Kong. (Reuters)
Manifestantes con la antigua bandera colonial de Hong Kong. (Reuters)

Desconfianza, al alza

La prensa extranjera solo busca atacar a China y humillarla”, me dijo una mujer que se negó a responder mis preguntas sobre un asunto tan inofensivo como la recogida selectiva de basuras.

“¿Es de los que critican todo lo relacionado con China?”, le preguntó a mi asistente local la responsable de Relaciones Públicas de una gran multinacional del gigante asiático.

¿Es de los que critican todo lo relacionado con China?

La desconfianza crece. Y los periodistas extranjeros establecidos en China lo notamos claramente. La gente que antes hablaba sin reparos ante una grabadora, ahora sacude la cabeza y se aleja de nosotros como si fuésemos la peste.

En una chispa peligrosa que en ocasiones anteriores ha prendido la llama de la violencia. Las protestas contra intereses japoneses en 2012, desencadenadas por un conflicto territorial que enfrentó a ambos países por un grupo de islas deshabitadas, acabaron con comercios asaltados, vehículos destrozados, y la llamada a un boicot de todos los productos nipones.

Foto: Los manifestantes, rompiendo la puerta de acceso al Parlamento. (EFE)

EEUU paga extra

En esta ocasión todavía no se ha llegado a ese extremo. Pero ya hay restaurantes que advierten de que sus comensales estadounidenses deben pagar un extra del 25% en justo pago por los aranceles que Trump impone a los productos chinos y algunos ciudadanos piden que se boicotee a Apple en represalia por lo sucedido con Huawei.

placeholder Un comercio chino anuncia un sobrecoste del 25% para clientes estadounidenses. (Z.Aldama)
Un comercio chino anuncia un sobrecoste del 25% para clientes estadounidenses. (Z.Aldama)

La sensación de que China está siendo atacada sí que ha propiciado un consenso sobre la necesidad de aumentar la autosuficiencia tecnológica del país y ha agudizado una hostilidad hacia los extranjeros que ya lleva unos años creciendo. Un curioso ejemplo es la polémica canción del rapero Xie Di, que en 2017 llamaba a disparar contra los extranjeros y en cuyo videoclip aparecía decapitando con un bate un maniquí en el que se leía “golpea al extranjero”.

Es solo una anécdota que no refleja, ni mucho menos, una realidad extendida por el país. Pero sí que demuestra cómo la admiración por lo exterior se va perdiendo y cómo su espacio va siendo ocupado por un recelo que cada vez recuerda más al de la Guerra Fría.

Un grupo de jóvenes de Hong Kong aprendiendo tácticas de protesta de la mano de activistas extranjeros. Eso es lo que la BBC mostró en una de las muchas informaciones que ha emitido sobre las manifestaciones que han sacudido la excolonia británica el último mes. En China, donde la señal de la cadena británica se corta cada vez que muestra algún contenido crítico con el régimen, ese clip se ha emitido subtitulado en multitud de canales locales. Todo con un solo objetivo.

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