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Trump ofrece protección a colectivos de inmigrantes a cambio de fondos para el muro
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como forma de sortear el cierre de gobierno

Trump ofrece protección a colectivos de inmigrantes a cambio de fondos para el muro

El presidente estadounidense se ha ofrecido a revocar la cancelación del programa DACA y el Estatus de Protección Temporal si los demócratas aceptan los 5.700 millones de dólares que pide

Foto: El presidente Donald Trump, en el momento de anunciar la oferta. (EFE)
El presidente Donald Trump, en el momento de anunciar la oferta. (EFE)

El cierre de Gobierno más largo de la historia de EEUU, que se prolonga desde hace ya 28 días –el anterior, durante la presidencia de Bill Clinton, duró 21-, se está convirtiendo en un serio problema para la presidencia de Donald Trump, quien esta semana se vio obligado a agasajar a sus invitados en la Casa Blanca con comida rápida ante la falta de personal en las cocinas. No es que a Trump parezca importarle demasiado, pero el descontento amenaza con hacer mella. Por eso, el presidente ha tenido que ceder en varios puntos importantes de su programa anti-inmigración, a cambio de mantener el más simbólico: el muro en la frontera con México.

En un dramático anuncio televisado, Trump ha hecho una oferta a los demócratas: la extensión de la protección de numerosos inmigrantes dentro de EEUU a cambio de los fondos necesarios para la construcción del muro, presupuestado en 5.700 millones de dólares. La negativa de Trump a aceptar los presupuestos –lo que ha provocado el cierre del Gobierno al agotarse los fondos de los anteriores- se debe, precisamente, al rechazo frontal del Partido Demócrata a aprobar la financiación del muro.

En su propuesta, Trump ofrece extender el programa de Acción Referida para Llegadas de la Infancia (más conocido como DACA, por sus siglas en inglés), lo que permitirá a los inmigrantes que fueron traídos al país por sus padres siendo menores permanecer en EEUU. También permitirá que los inmigrantes cubiertos por el Estatus de Protección Temporal permanezcan en el país. Ambas medidas habían sido revocadas por Trump en diferentes momentos de estos dos primeros años de su mandato.

Foto: Manifestantes pro-Trump intentan interrumpir un mitin de un senador demócrata en California, en octubre de 2017. (Reuters) Opinión

"Esto es un compromiso de sentido común que ambas partes deben abrazar", ha dicho Trump durante el anuncio. "La izquierda radical nunca podrá controlar nuestras fronteras. No dejaré que pase", ha añadido.

El plan, según informa el diario New York Times, es revertir la narrativa establecida por el Partido Demócrata, que asegura que la intransigencia de Trump es la única razón para el cierre del Gobierno. Para el presidente, la oferta implica una concesión casi inadmisible ante una parte de sus bases y apoyos en el Partido Republicano, para quienes el desmantelamiento de las medidas de protección de inmigrantes establecidas durante la Administración Obama es una prioridad. Sin embargo, desde el punto de vista político, la jugada es astuta: si los demócratas aceptan para preservar la protección de miles de personas, transigen a cambio en la cuestión del muro, lo que implicaría una derrota seria y le daría a Trump el gran premio de su presidencia. Si lo rechazan, la culpa empieza a repartirse a ojos de la ciudadanía.

Conscientes de que se trata de una oferta venenosa, los demócratas la han calificado de "no-principio" desde el cual iniciar una negociación. "El presidente debe firmar estos proyectos de ley para reabrir el Gobierno inmediatamente y dejar de mantener al pueblo americano como rehén con este cierre sin sentido", ha declarado la portavoz de la Cámara, la demócrata Nancy Pelosi. Además, la oferta de Trump no otorga un estatus legal permanente o ciudadanía a los inmigrantes afectados, por lo que lo ofrecido en realidad por el presidente es relativamente poco. Algunos congresistas prominentes esperaban arrancar esas concesiones al presidente a cambio de aceptar un incremento masivo de las medidas de seguridad en la frontera. Pero esa medida, a diferencia del muro, carece de la espectacularidad que necesita Trump, y que parece dispuesto a llegar hasta donde sea necesario para conseguirlo. Y no está claro que, desde ahora, los estadounidenses le vayan a responsabilizar solo a él.

El cierre de Gobierno más largo de la historia de EEUU, que se prolonga desde hace ya 28 días –el anterior, durante la presidencia de Bill Clinton, duró 21-, se está convirtiendo en un serio problema para la presidencia de Donald Trump, quien esta semana se vio obligado a agasajar a sus invitados en la Casa Blanca con comida rápida ante la falta de personal en las cocinas. No es que a Trump parezca importarle demasiado, pero el descontento amenaza con hacer mella. Por eso, el presidente ha tenido que ceder en varios puntos importantes de su programa anti-inmigración, a cambio de mantener el más simbólico: el muro en la frontera con México.