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La pregunta que Londres debe responder ante la UE para retrasar el Brexit: ¿para qué?
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a la espera de que el reino unido dé una respuesta

La pregunta que Londres debe responder ante la UE para retrasar el Brexit: ¿para qué?

En el proceso de salida de la Unión Europea está todo codificado, incluyendo la posibilidad de una prórroga. Pero si la solicita, el Reino Unido deberá explicar en qué piensa usar la ampliación

Foto: Manifestantes en contra del Brexit, frente al Parlamento británico, el 16 de enero de 2019. (Reuters)
Manifestantes en contra del Brexit, frente al Parlamento británico, el 16 de enero de 2019. (Reuters)

Aunque el Brexit es una cuestión tremendamente política, que ha llevado al Reino Unido a un caos inexplorado y a la Unión Europea a una crisis existencial, lo cierto es que el procedimiento por el que se estructura y se vertebra es totalmente legal. Y lo hace a través del artículo 50, una cláusula de los tratados que permite a un Estado miembro abandonar la UE.

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Por eso, durante los próximos días se escuchará mucho esta pregunta: ¿pedirá Londres la prorrogación del artículo 50? Dicha cláusula establece dos años de negociación desde que se notifica (el Reino Unido lo hizo el 29 de marzo de 2017), tras los cuales el país abandona el bloque comunitario. También establece la posibilidad de prorrogar estas negociaciones: el único requerimiento es que esto se haga por unanimidad, pero el artículo no establece limitaciones temporales.

Foto: Theresa May durante la votación de la moción de censura en el Parlamento. (Reuters)

Ante el bloqueo total de la situación en el Reino Unido y la falta de tiempo para renegociar ningún punto del acuerdo, en las últimas horas todo el mundo ha empezado a dar por hecho que la prórroga es ya casi una realidad. Si bien en Bruselas todos asumen que una prórroga será necesaria, y las capitales están bastante abiertas a concederla, antes tendrá que pedirla el Gobierno británico. Y con su petición deberá contestar a una pregunta sencilla y directa que la UE le hará: ¿para qué?

La UE está preparada para hacerlo, pero antes quiere saber para qué va a utilizar el Reino Unido ese tiempo extra. ¿Va a ser para no cambiar su estrategia de negociación y sencillamente ganar algunos meses? ¿Aprovechar ese tiempo extra para intentar derribar el plan de emergencia para Irlanda o ‘backstop’ que tanto irrita a algunos diputados conservadores?

Bruselas comenzará a obtener la respuesta a alguna de estas preguntas en las próximas horas, a medida que Theresa May vaya dando forma a su plan B después de que el acuerdo del Brexit fuera enterrado con 230 votos en contra en la Cámara de los Comunes el pasado martes.

placeholder La primera ministra, Theresa May, habla durante la votación de la moción de censura en el Parlamento, el 16 de enero de 2019. (Reuters)
La primera ministra, Theresa May, habla durante la votación de la moción de censura en el Parlamento, el 16 de enero de 2019. (Reuters)

La hora del miedo

El escenario ideal para la UE sería que el Reino Unido modificara sus posiciones maximalistas: en 2017, May estableció que tras el Brexit el país no quería estar ni en el mercado único ni en la unión aduanera, ya que ambas relaciones con la UE obligarían a Londres a no poder cerrar sus propios acuerdos comerciales y a aceptar normas europeas y pagos al presupuesto en el caso del mercado único, algo a lo que se oponen también desde el Partido Conservador.

Este miércoles, Michel Barnier, negociador jefe de la Comisión Europea, señaló que si el Reino Unido “decide cambiar sus líneas rojas y hace que sean más ambiciosas para ir más allá de un simple acuerdo comercial, la UE estará inmediatamente lista para acompañar ese desarrollo y dar una respuesta favorable”.

Foto: El negociador europeo para el "brexit", Michel Barnier, este miércoles. (EFE)

Es la única forma de que el acuerdo que hay encima de la mesa pueda ser sometido a cambios sustanciales, aunque por el momento el Ejecutivo comunitario insiste en que el acuerdo no está abierto a renegociación, y señala que cualquier modificación que se quiera hacer a partir de ahora debe ser en la declaración política de relaciones futuras, un documento no vinculante adjunto al tratado de salida que establece a grandes rasgos qué relaciones quieren mantener en el futuro la UE y el Reino Unido. Sin embargo, a la hora de la verdad, otras voces apuntan que sí se podría reabrir el texto en caso de que el Reino Unido modificara sus líneas rojas, y a consecuencia de ello se pudieran modificar elementos del acuerdo.

Aunque los rumores no paren de correr por los pasillos de la capital comunitaria, lo cierto es que la UE todavía no ha debatido en profundidad ni ha tomado una postura definitiva sobre qué hacer con la prórroga, y no lo hará abiertamente hasta que el Reino Unido no la haya solicitado.

Lo que está claro es que la dinámica ha cambiado en los últimos meses. Alemania, que ha mantenido un perfil duro durante todas las negociaciones, ha sido uno de los países donde más abiertamente se ha hablado de la prórroga. Peter Altmaier, ministro de Economía alemán y durante mucho tiempo mano derecha de la canciller Angela Merkel, ha señalado en declaraciones a la BBC que si “el Parlamento necesita más tiempo, entonces eso es algo que debe ser considerado por el Consejo Europeo”. “Yo, personalmente, lo vería como una petición razonable”, ha señalado.

placeholder El negociador europeo para el Brexit, Michel Barnier, interviene durante una sesión en el Parlamento Europeo en Estrasburgo, el 16 de diciembre de 2018. (EFE)
El negociador europeo para el Brexit, Michel Barnier, interviene durante una sesión en el Parlamento Europeo en Estrasburgo, el 16 de diciembre de 2018. (EFE)

¿Hasta cuándo?

Algunos estados miembros apuestan por mantener una línea más dura y no abrir la puerta demasiado rápido a una prórroga que quite seriedad al bloque comunitario. Esa división entre los que defienden una línea dura o blanda se verá con otro asunto: hasta cuándo ofrece la UE una prórroga. Aunque el artículo 50 recoge la posibilidad de prorrogar las negociaciones y no establece un límite de tiempo para ello, lo cierto es que esta vez sí hay un elemento que complica las cosas: las elecciones europeas.

Las capitales que defienden que la UE se mantenga firme, así como el Parlamento Europeo y como seguramente defienda la Comisión Europea llegado el momento, creen que la prórroga no debe ir más allá de los comicios europeos, que finalizan el 26 de mayo de 2019. ¿Por qué? Porque si para entonces el Reino Unido sigue siendo miembro de la Unión Europea, señalan que el país debería celebrar elecciones europeas, ya que los tratados apuntalan el derecho de todos los ciudadanos europeos a votar para elegir a sus representantes en la Eurocámara.

Eso generaría muchos problemas. Por un lado políticos, porque el Gobierno británico debería explicar a sus ciudadanos que, a pesar de haberles prometido que abandonarían la Unión el 29 de marzo de 2019, tendrán que participar en unas elecciones europeas celebradas casi dos meses después. Por otro lado, problemas técnicos, ya que hay bastantes retos legales en el hecho de que los eurodiputados británicos ocupen sus escaños para abandonarlos unos meses después.

Foto: Banderas de la UE frente a la sede de la Comisión Europea en Bruselas. (Reuters)

Sin embargo, parece poco probable que la UE ofrezca una prórroga solo de un par de meses, y los defensores de esta postura lo saben. Por eso, desde hace tiempo en Bruselas se habla de una triquiñuela legal que permitiría que el Reino Unido siguiera siendo Estado miembro de la Unión hasta el 30 de junio, justo antes de que se inaugure el Parlamento Europeo de la nueva legislatura.

También comienza a escucharse la posibilidad de que la prórroga vaya más allá de julio. El Parlamento Europeo, que ya arquea las cejas ante una hipotética prórroga hasta finales de junio, se opone frontalmente a que el Brexit se retrase más allá de la inauguración de la nueva Eurocámara, y aunque no tiene formalmente ningún rol en la toma de la decisión, los eurodiputados prometen utilizar toda la presión e influencia posible para frenarlo.

Todos estos escenarios son los que se llevan barajando desde hace semanas, de los que se conversa en las cenas con altos funcionarios y en los pasillos de las instituciones. Pero por el momento a la UE solo le queda cruzarse de brazos hasta saber si el Reino Unido pide una ampliación, algo que se espera que ocurra, y a que Londres responda a esa pregunta. ¿Para qué quiere ese tiempo extra?

Aunque el Brexit es una cuestión tremendamente política, que ha llevado al Reino Unido a un caos inexplorado y a la Unión Europea a una crisis existencial, lo cierto es que el procedimiento por el que se estructura y se vertebra es totalmente legal. Y lo hace a través del artículo 50, una cláusula de los tratados que permite a un Estado miembro abandonar la UE.

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