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El partido de los erasmus que quiso llamarse Vox y propone unos EEUU de Europa
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se estrenan en estas europeas

El partido de los erasmus que quiso llamarse Vox y propone unos EEUU de Europa

Tras el Brexit, un grupo de erasmus montó una plataforma paneuropea. La han convertido en partido político y se presentan con el mismo programa y las mismas siglas en todo el continente

Foto: Uno de los actos fundacionales del partido, en Ámsterdam.
Uno de los actos fundacionales del partido, en Ámsterdam.

Habían pensado formar un partido político y llamarlo Vox. Querían convertirlo en la esperanza del europeísmo: en una alternativa atractiva con la que enfrentarse a populismos, nacionalismos, derrotismos y derechas identitarias. Pero cuando llegaron a España se dieron cuenta de que el nombre ya había sido registrado por una formación que, paradójicamente, era su némesis. Así que cambiaron el encabezado y dejaron todo lo demás. Ahora se llaman Volt, en referencia al voltaje con el que pretenden “electrificar” la Unión Europea. Se estrenarán con un discurso contratendencia en las elecciones europeas de esta primavera, en las que ya no solo peligran los valores, sino la propia existencia de la UE.

La historia de Volt empieza como uno de esos chistes en los que se encuentran un italiano, una francesa y un alemán. En este caso se trataba de un grupo de estudiantes erasmus arreglando el mundo. El italiano, Andrea Venzon, es el actual presidente. “Justo después del Brexit”, recuerda, “nos dimos cuenta de que no había una fuerza política así, un partido que pidiese más integración en lugar de menos. Empezamos a tener contactos entre universidades, montamos una especie de movimiento paneuropeo de estudiantes. Y hace un año y medio lo convertimos en un partido. Ahora nos vamos a presentar con el mismo nombre, el mismo programa y el mismo logo en toda la UE, algo que no se ha hecho nunca hasta la fecha”.

placeholder Presentación de Volt en un teatro.
Presentación de Volt en un teatro.

Chema Larrea es el presidente de Volt en España, donde han empezado a recoger las 15.000 firmas necesarias para postular candidatos al Parlamento Europeo. “Llevamos muy poco y tenemos ya cerca de mil afiliados, así que no creo que sea un problema. Como las listas transnacionales no están contempladas en la UE, vamos a presentar a varios euroresidentes en España, que creemos que además pueden ser uno de nuestros primeros nichos electorales porque son personas que entienden los beneficios de la integración europea y que a menudo no se sienten identificadas con los partidos nacionales”.

Volt es un partido bisoño en el que está todo por hacer. Venzon tiene 26 años, Larrea ha cumplido 35 y la mayoría de los líderes nacionales no llegan a los 40. Mantienen una pequeña sede en Bruselas con cuatro personas contratadas y una cierta estructura gracias a sus 25.000 afiliados, a campañas de 'crowdfunding' (han recaudado ya cerca de medio millón de euros) y a la simpatía de varios académicos e intelectuales, así como de medios de comunicación con 'The Guardian' o 'Washington Post'. “Tenemos posibilidades de conseguir un eurodiputado al menos en Italia, Alemania, Holanda, Rumanía y Bulgaria, los países donde hemos tenido más exposición”, explica el presidente. En Bulgaria algunas encuestas les dan ya un 3% de intención de voto, en Holanda algo más del 2% y en Rumanía han empezado a participar asiduamente en tertulias políticas de televisión.

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Se presentan como antídoto a los nacionalismos europeos en auge.

En España todavía no está claro que consigan formalizar su candidatura, pero Larrea se muestra muy optimista. “Aquí viven 500.000 euroresidentes con derecho a voto. Esa ya sería una bolsa importante. También podemos atraer a mucha gente joven. El primer eurodiputado se consigue con entre 150.000 y 300.000 votos. Creemos que no es imposible. El objetivo a medio plazo es lograr en total unos 25 eurodiputados de siete países distintos, lo que nos permitiría crear un grupo propio de euroentusiastas”, insiste.

Thomas Bartels, holandés afincado en Madrid, es uno de los euroresidentes que se ha afiliado a Volt en España. "Un primo mío, de los Países Bajos, pertenece desde 2017 y fue quién me hablo de ello. Los partidos tradicionales han dejado de representar a una mayoría de personas y Volt es un partido que va más allá de cualquier color politico o disputa que esté sucediendo en territorio español. Es aún desconocido aquí, pero representa un ideal en toda Europa. (...) Para liderar a nivel mundial, tenemos que mantenernos unidos. Las visiones de dirigentes como Salvini, Orbán, Wilders o Baudet son reduccionistas y tienen unos tiempos cortos. Se podría decir que Europa actualmente es un continente sin contenido", comenta.

Un ideario ecléctico

Para elaborar el programa (200 páginas, resumidas en este manifiesto) han contado con la ayuda de académicos, técnicos, 'think tanks', ONG y profesionales de casi todos los países de la Unión Europea. El resultado es un documento que propone transformaciones a medio y largo plazo y que hace un esfuerzo elocuente por alejarse de las soluciones fáciles para los problemas complejos que afronta la UE. La idea fuerza es avanzar en la integración: retomar las cosas más o menos donde se dejaron con la malograda Constitución Europea.

Proponen reemprender el rumbo hacia una Europa federal con ejército y diplomacia propios para mirar a los ojos a China y EEUU, unos Estados Unidos de Europa con unidad fiscal en los que el Parlamento de Estrasburgo gane protagonismo y sea capaz de proponer proyectos de ley. “Es necesario acabar con la regla del consenso de todos los países y con las reuniones a puerta cerrada de los líderes donde se acaban decidiendo de verdad las cosas”, ejemplifica Venzon. Creen que es el único antídoto contra todos los nacionalismos, no solo contra los que cuestionan la integridad de los actuales estados europeos.

placeholder Una marcha del partido en Ámsterdam.
Una marcha del partido en Ámsterdam.

Los líderes de Volt insisten en que no son de izquierdas ni de derechas, aunque en su programa hay propuestas reconocibles a ambos lados del espectro político. Defienden el libre mercado y militan en la meritocracia; proponen un cambio radical en la educación y duplicar el gasto en investigación y desarrollo hasta el 4% del PIB antes de 2025, especialmente en lo relativo a inteligencia artificial; hablan de proteger la “dignidad y seguridad” de todos los trabajadores pero sobre todo de los “nuevos sectores”, como la economía colaborativa, adonde quieren llevar “estándares de protección comparables a los de las formas tradicionales de trabajo”.

Las becas Erasmus han llevado a la gente a sentirse más europea, pero han otorgado ese derecho solo a algunos afortunados

Hablan de garantizar “viviendas accesibles” y de propiciar “formas de trabajo flexibles que reflejen las necesidades de la persona, el equipo y la empresa”. Pero también exigen una gestión más responsable de los flujos migratorios con propuestas que recuerdan mucho a las desplegadas en las sociedades más vanguardistas al respecto, como la canadiense: cuotas ordenadas combinadas con ambiciosos -y costosos- programas de integración. Mientas, su agenda medioambiental y de género los acerca a los partidos verdes que ganan terreno en Centroeuropa.

En Bruselas, Volt ha llamado la atención sobre todo de los partidos encuadrados en la corriente liberal europea. El líder de ALDE, Guy Verhofstadt, los recibió hace unos meses. Chema Larrea, por ejemplo, pasó algún tiempo afiliado a UPyD, que en Bruselas siempre se relacionó en ese entorno y que, en su opinión, “no pudo ser posible por egoísmos y sectarismos”. Después pasó por la plataforma Libres e Iguales liderada por Cayetana Álvarez de Toledo. En términos ideológicos, y con muchos matices, lo que más se ajusta a su discurso es seguramente el proyecto socioliberal de Macron.

placeholder Afiliados de Volt durante una marcha.
Afiliados de Volt durante una marcha.

Andrea Venzon asegura que por ahora no han querido financiarse fuera de las campañas de 'crowdfunding' para mantener la independencia. En España en breve empezarán a cobrar una cuota mensual de 10 euros a los afiliados, aunque estudiantes, parados y jubilados solo pagarán la mitad. “No tenemos subvenciones ni ayudas de ningún tipo, pero queremos contratar a una persona a tiempo completo para temas de expansión, crecimiento, etcétera”, dice Larrea.

En honor a los orígenes, una de las propuestas del programa es reforzar y ampliar la estrategia de integración social europea más exitosa de todas. “Las becas Erasmus han llevado a la gente a sentirse más europea, pero al mismo tiempo representan uno de los grandes límites del proyecto: han otorgado derechos solo a algunos afortunados, aquellos que han ido a la universidad y han podido permitírselo. Queremos promover iniciativas parecidas para profesores, formación profesional, educación secundaria. Agrandar el espectro de gente que se siente europea”, dice Venzon.

placeholder Concentración de seguidores del partido.
Concentración de seguidores del partido.

Chema Larrea, que pasó su Erasmus en Milán, explica que esa experiencia marcó su vocación política y sigue inspirando el funcionamiento del partido. “Una cosa que hacemos ya es compartir las ideas y las experiencias de todos los países, para aplicarlas en el resto. Hablo todas las semanas con todos los presidentes de Volt y queremos llevar esto a las instituciones”. Ahora andan ocupados organizando un acto en Roma para marzo en el que presentarán a todos los candidatos europeos del partido. “Es algo que no ha hecho todavía nadie, por increíble que parezca”.

Cuando armaron el partido decidieron que no solo el nombre tenía que ser el mismo en toda Europa: también el logo y los colores debían ser unitarios y reconocibles. “Escogieron el morado porque no lo estaba utilizando casi nadie en en Europa. En España se identificaba con Podemos, pero como ya habíamos cambiado el nombre por Vox, no podíamos cambiar también el color por Podemos", bromea. "Pero es solo una casualidad. La verdad es que no tenemos mucho que ver con ellos”.

Habían pensado formar un partido político y llamarlo Vox. Querían convertirlo en la esperanza del europeísmo: en una alternativa atractiva con la que enfrentarse a populismos, nacionalismos, derrotismos y derechas identitarias. Pero cuando llegaron a España se dieron cuenta de que el nombre ya había sido registrado por una formación que, paradójicamente, era su némesis. Así que cambiaron el encabezado y dejaron todo lo demás. Ahora se llaman Volt, en referencia al voltaje con el que pretenden “electrificar” la Unión Europea. Se estrenarán con un discurso contratendencia en las elecciones europeas de esta primavera, en las que ya no solo peligran los valores, sino la propia existencia de la UE.

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