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Carta de amor a Europa desde York, la ciudad que encarna la esencia de Inglaterra
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la ciudad favorita de los británicos para vivir

Carta de amor a Europa desde York, la ciudad que encarna la esencia de Inglaterra

La localidad, una de las más turísticas del país, es muy consciente de dónde proceden sus visitantes, casi siempre europeos. La ciudad se prepara para la debacle de un Brexit sin acuerdo

Foto: La emblemática calle Shambles, uno de los puntos medievales mejor conservados de Europa. (E. Blanco)
La emblemática calle Shambles, uno de los puntos medievales mejor conservados de Europa. (E. Blanco)

De nuevo, The Times ha elegido a York como la ciudad preferida por los británicos para vivir. Su belleza medieval, sus establecimientos tradicionales, su estilo de vida tranquilo y su tamaño mediano, son los argumentos objetivos que ha esgrimido el rotativo londinense para promocionar entre sus compatriotas la ciudad del norte de Inglaterra. Aunque, York representa para el Reino Unido (e Inglaterra, en particular) algo más. Fundada por los romanos, conquistada por los vikingos en la Edad Media y centro ferroviario del país desde la Revolución Industrial, York no solo ha sido el testigo privilegiado de los capítulos claves en la historia inglesa, ha sido la perfecta representación de esa narración.

Hay ciudades que saben captar o guardar el ritmo interior de toda una nación. Y eso le pasa a York, pese a que sus habitantes disfrutan –ironías de la vida- del internet más rápido del país. Pero, fuera del mundo de la banda ancha, la localidad parece un modulador del paso del tiempo. Pese al cambio profundo del ritmo de la vida y los diferentes usos de las generaciones, la ciudad sabe encomendarse a sus tradiciones, algo que suspende (o al menos amortigua) los giros inesperados de la historia. Ese espíritu es, sobre todo, muy palpable en su calle más representativa, Shambles, que colinda con su icónica catedral, y es considerada como uno de los lugares medievales mejor conservados de toda Europa.

Fue el rey Jorge VI, padre de la actual reina Isabel II, quien aseguró que “la historia de York era la historia de Inglaterra”, verbalizando la relación del resto país con su ciudad más apreciada. Ciudad de servicios por antonomasia, con casi 7 millones de visitantes anuales, York se mide ahora al reto de no descolgarse de la ruta turística, mientras intenta mantener su estatus de niña bonita de los ingleses.

Foto: Un estudiante pasa delante del King's College de Cambridge. (Eugenio Blanco)

Muchos de los restauradores y hosteleros no muestran especial preocupación por la nueva relación que el Reino Unido y la UE puedan tener en el futuro. “No creo que las barreras que se vayan a poner van a afectar especialmente a alguien que viene de Francia o de Italia a pasar un fin de semana”, dice un dueño de una hostal de la ciudad: “Podremos sufrir en otras cosas, pero la gente seguirá viniendo a York porque es un ciudad bonita y muy bien preparada para la atención al turista”.

Los datos del departamento de Turismo, VisitBritain, también son positivos y han mostrado un verano al alza en el número de visitantes europeos, aunque fuentes de la propia institución ponen el énfasis sobre todo en la brusca bajada que está experimentando la libra esterlina. Si acaso existe desafección, las ventajas de poder comprar libras baratas están ganando la batalla a las posibles rencillas en el visitante de la UE.

Sin embargo, en York los datos no marcan exactamente esta tendencia. Kay Hyde, jefa de Relaciones Publicas del proyecto ‘Visit York’, confirma que las cifras de visitantes en 2017 por primera vez en muchos años sí mostraron una leve tendencia a la baja en el caladero del mercado europeo, mientras se aprecia una notable subida del turismo chino y norteamericano. Dicho así, podría ser el mismísimo sueño de Nigel Farage o Boris Johnson, autores del mantra de que fuera de la UE, el Reino Unido llegaría fácilmente a acuerdos bilaterales con China o Estados Unidos. En caso del turismo en York, sí parece funcionar ese mecanismo de salvaguarda utópico que siempre sonaba como un plan B económico improvisado.

placeholder Una panadera vista a través de la ventana del establecimiento. (E. Blanco)
Una panadera vista a través de la ventana del establecimiento. (E. Blanco)

Fórmula para seducir a Europa

El leve declive del turismo europeo, pese a la pujanza de otros mercados, preocupa enormemente al Ayuntamiento de York. “Es difícil interpretar la razón clave”, asegura Hyde, “pero entendemos que hay cierta desafección que no podemos obviar a la hora de preparar nuestras campañas futuras para atraer a europeos”. La responsable de llevar toda la imagen de York al mundo lo tiene claro: “Perder el turismo continental o los trabajadores de la UE no es solo una merma económica, es sobre todo una perdida irreparable en términos humanos”. Hyde cree, que de igual manera que la historia de York es la historia de Inglaterra, la preservación de los lazos fraternales entre el Reino Unido y Europa van mucho más allá de los tratados comerciales: “El legado cultural está tan interconectado que no podemos cometer el error histórico de solo pensar en la relación económica”.

En este sentido el equipo de Kay está trabajando en una campaña con un ‘target’ netamente europeo. Todavía sin tener forma concreta, Hyde asegura que el eslogan será una carta de amor a Europa: “Tenemos que ser claros en nuestro mensaje, es un momento de tanta incertidumbre apuesto por el mensaje rotundo de ‘We love Europe’”, dice la relaciones púbicas, europeísta convencida que prefiere priorizar el mercado europeo por razones culturales e históricas -casi como una terapia de relación de pareja-, que poner únicamente sus esfuerzos en los mercados más pujantes.

Pese a que la caída de la libra ayude, más le vale al Reino Unido cuidar al turismo europeo porque, según datos de VisitBritain, 3 de sus 5 países con mas turistas son de la UE: Francia, Alemania y España, que ocupa la quinta plaza con mas 2,4 millones de visitantes registrados en 2017.

Foto: Dos hombres pasan frente a un restaurante polaco en Boston. (Reuters)
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Precisamente, el Ayuntamiento de York ha saltado a los titulares en la prensa nacional por impulsar un plan local de choque en el caso de que haya un escenario de no-acuerdo en el Brexit. El próximo 20 de diciembre el Consejo de la ciudad se reunirá bajo el liderazgo de Ian Gillies para promover un paquete de medidas que puedan atenuar las consecuencias del amenazante escenario de una ruptura por las bravas de la UE y el Brexit. “Queremos trabajar en conjunto con todos los agentes sociales para mitigar en la medida de los posible los efectos de un no-acuerdo, asegurando así el bienestar de todos los ciudadanos”, dice Gillies, cuyo plan contempla más de un centenar de medidas (más retoricas que concretas) que tienen una redacción un tanto alarmante. “Parece que nos estamos preparando para una guerra”, decía en un reciente debate para la confección del pan una de las consejeras.

Quien no quiere saber nada de guerras es Kay Hyde, que vive devanándose los sesos para que no se corte el cordón umbilical entre la UE y el Reino Unido. ¿Cómo volver a tender puentes con los países aliados una vez se haya consumado el Brexit? “Creo que tenemos que explorar de nuevo nuestra identidad y también vender como país nuestros emblemas más conocidos y hacerlo de una forma nítida”, asegura con un entusiasmo y duda al mismo tiempo: “Esa es mi tarea en este momento de preparación para el nuevo tiempo”. En otras palabras, volver a seducir a los vecinos del continente tirando de los símbolos de siempre: el té de las cinco, el ‘yorkshire’ pudding, las americanas de cuadros… o, incluso, el Kit-Kat, uno de los inventos más desconocidos de la localidad. Creado en 1911 por la fabrica de York de Rowntree’s, el eslogan de la popular chocolatina es la evasión que todos buscan para escapar del Brexit: “Todos necesitamos un respiro de toda esta historia,” dice Kay como pergeñando algo, “y una brújula tampoco nos vendría mal”.

De nuevo, The Times ha elegido a York como la ciudad preferida por los británicos para vivir. Su belleza medieval, sus establecimientos tradicionales, su estilo de vida tranquilo y su tamaño mediano, son los argumentos objetivos que ha esgrimido el rotativo londinense para promocionar entre sus compatriotas la ciudad del norte de Inglaterra. Aunque, York representa para el Reino Unido (e Inglaterra, en particular) algo más. Fundada por los romanos, conquistada por los vikingos en la Edad Media y centro ferroviario del país desde la Revolución Industrial, York no solo ha sido el testigo privilegiado de los capítulos claves en la historia inglesa, ha sido la perfecta representación de esa narración.

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