Guetos en islas, toque de queda y otras ideas 'ultras' para lidiar con los refugiados
La ultraderecha austriaca acaba de proponer establecer un toque de queda para los refugiados, que no podrían salir entre las 22:00 y las 06:00. No es la única propuesta extremista
La crisis migratoria ha empujado a muchos partidos a presentar alternativas para ver cómo gestionar lo que están siendo los flujos de personas más potentes desde la Segunda Guerra Mundial. Y entre todas las medidas que se han propuesto, algunas de ellas lo han hecho con el objetivo de apartar a los refugiados. Este mismo jueves, el jefe del grupo parlamentario del ultraderechista Partido de la Libertad (FPÖ) de Austria, Johann Gudenus, ha propuesto prohibir a los solicitantes de asilo que salgan a la calle por la noche. "Quiero que se examine la posibilidad de establecer un toque de queda para los solicitantes de asilo", ha dicho en una entrevista con el diario austriaco 'Tiroler Tageszeitung'. La razón que alega: cuestiones de seguridad ciudadana. La idea del FPÖ es que entre las 22:00 y las 6:00 no puedan circular por espacios públicos los refugiados que residen en el país, aunque es algo que todavía está en fase de idea.
Gudenus sostiene que los delitos violentos y los sexuales han aumentado "de forma masiva" en los últimos tres años, a causa de la llegada de inmigrantes al país. Sin embargo, según los datos oficiales, el número de denuncias por crímenes violentos el año pasado bajó en 2017 un 2,4% con respecto al año anterior, aunque todavía por encima de los datos de 2014. En 2017, el número de delitos cometidos por solicitantes de asilo bajó un 9,6%, aunque el año anterior había experimentado una fuerte subida. "Yo solo recuerdo el asesinato de Innsbruck", asegura Gudenus, recordando la muerte de un ciudadano a manos de un afgano. Pero esta no es la única propuesta de los partidos 'ultra' europeos.
Una isla solo para "ellos"
La propuesta del ultraderechista y xenófobo DF fue incluida en los presupuestos acordados entre la formación y el Gobierno conservador de Lars Lokke Rasmussen —el 21,1% de los votos en las últimas elecciones danesas fueron para la ultraderecha—. La idea del DF es enviar a la isla de Lindholm, ubicada al sureste de Dinamarca, a todos los "extranjeros que hayan abusado de la confianza de la sociedad": en este grupo, el partido engloba a peticionarios con la solicitud de asilo rechazada que hayan cometido delitos graves y a criminales extranjeros que no puedan regresar a sus países porque o bien no los aceptan o se arriesgan a ser víctimas de torturas. Se trata de una isla casi despoblada, pero salpicada con decenas de edificios, laboratorios y oficinas del centro de investigación en el que se fabricó la vacuna para la fiebre aftosa.
De hecho, el centro se trasladó a esta isla precisamente para minimizar los riesgos de infección: había bloqueos en los laboratorios, filtros de aire especiales para la ventilación, se quemaban los residuos peligrosos y las aguas residuales se calentaban por encima del punto de ebullición. Además, una vez que se acababan los experimentos, los animales se mataban y se quemaban en un crematorio ubicado en la propia isla. Por todo esto, el acceso a la isla está permitido únicamente con un permiso especial, y existe una zona de seguridad alrededor de la misma que alcanza a 100 metros de la costa.
"Los extranjeros que han abusado de la confianza de la sociedad danesa y cometido actos criminales deben tener las condiciones más austeras posibles y ser controlados de forma consecuente", dijo la ministra de Integración, Inger Støjberg. Støjberg, la cara más visible de la dura línea en inmigración del Gobierno de Lars Rasmussen, ya había asegurado dos años atrás, cuando se presentó el centro de Kærshovedgård, que el objetivo era hacerle la vida "lo más insoportable posible" a ese grupo de extranjeros. El Gobierno de Bangladesh propuso algo similar para reubicar a miles de musulmanes rohingya que se vieron obligados a huir de su Birmania natal: trasladarlos a todos a la isla de Thengar Char, que durante el monzón se inunda con frecuencia. Cuando el mar está en calma, los piratas deambulan por la isla para secuestrar a los pescadores.
Tanto eres, tanto vales
La agenda política con respecto a la migración del partido Nye Borgerlige —Nueva Derecha—, también danés, incluye otras medidas un tanto curiosas también con respecto a los llegados de otros países extracomunitarios. Además de proponer dejar de aceptar a todos los refugiados salvo los que entren a través del sistema de ACNUR, o limitar el número de nacionalizaciones que se otorgan cada año, una de sus medidas era permitir únicamente la inmigración de quienes lleguen "con un trabajo bajo el brazo" y además, establecer una tabla salarial en función del país de origen de los inmigrantes.
Un campo de refugiados europeo fuera de la UE
Otra iniciativa, respaldada entre otros por Dinamarca y Austria, es la de crear campos de refugiados en suelo europeo pero fuera de la Unión Europea. La idea no es nueva: en el año 2004 una propuesta similar surgió desde los ministerios del Interior de Alemania e Italia, sugiriendo la posibilidad de crear uno de estos campos en el norte de África; desde los países bálticos y Austria, propusieron establecer este tipo de centros en Ucrania para refugiados chechenos concretamente. Pero lo que ha regresado este verano pasado ha sido la idea de esos campos para extranjeros fuera de la UE.
"Realmente no es un proyecto austriaco. Es un proyecto nacional que compartimos con Dinamarca y otro pequeño grupo de estados miembros", explicó el líder austriaco, Sebastian Kurz, en un mitin el pasado mes de junio, en el que subrayó la necesidad de sacar a estos extranjeros de la UE para "detener" esa tendencia de "elegir el país de destino como si fueran de compras". "Esa gente viaja a Europa de forma ilegal atravesando varios países y acaba escogiendo su favorito para presentar su solicitud de asilo. No debería ser así", explicó Kurz. ¿Y dónde tendrían que estar estos campos? "En algún país que no esté entre los destinos preferidos ni de los migrantes ni de los traficantes de personas" y que, además, "no sea particularmente atractivo", tal y como explicó poco después el primer ministro danés.
¿Y dejarlos sin sanidad?
En Reino Unido se propuso, aunque hace ya muchos años. En 2006 el Gobierno británico propuso acabar con la sanidad gratuita, aunque no para todos los refugiados, sino para un grupo denominado 'solicitantes de asilo fallidos': esta clasificación señalaba a aquellos cuya solicitud de asilo había sido rechazada y que ya hubieran agotado todas las vías posibles para apelar. Los médicos calificaron esta medida de "éticamente incorrecta y profesionalmente inviable": inviable porque en los hospitales no hay recursos suficientes para identificar a este tipo de solicitantes de asilo; e incorrecta porque "se le niega un servicio básico al grupo más desvalido del país, el que no puede trabajar de forma legal", reza el comunicado, publicado en el 'British Hournal of General Practice'.
Esta medida no es tan descabellada: el Gobierno de Pedro Sánchez aprobó al poco de arrancar la decisión de recuperar la universalidad al Sistema Nacional de Salud, después de que su antecesor, Mariano Rajoy, la echara para atrás. Con esta medida, se desligó la asistencia sanitaria de la condición de asegurado, algo que el nuevo Ejecutivo socialista tildó de "decencia política".
Guetos 'concentrados'
La formación de guetos de manera orgánica es algo intrínseco a los lugares con estrategias de integración ineficaces. No obstante, y una vez más en Austria —en este caso, el secretario general del FPÖ, Herbert Kickl— se propuso a principios de año la creación de "campos" para refugiados "para mantenerlos concentrados en un solo sitio".Kickl utilizó en su polémica frase la palabra 'concentrados', generando un gran revuelo en las redes sociales —se le acusó de ser una alusión a los campos de concentración nazis—. Luego explicó que el objetivo de esta iniciativa es ofrecerkes "servicios básicos e infraestructuras adecuadas que permitan concentrarn a la gente que está en proceso de solicitud de acceso en un solo lugar" y ante las críticas, añadió que su intención no era la de herir a nadie.
Más allá de Europa...
Pero estas medidas no son propuestas exclusivas de la derecha europea, fuera de las fronteras del Viejo Continente también se han seguido (o intentado seguir) iniciativas de este tipo para frenar la llegada de inmigrantes. En 2016, el primer ministro de Australia, Malcolm Turnbull, propuso aplicar una prohibición de entrada de por vida en el país a cualquier adulto que tratara de llegar por vía marítima, independientemente de donde sean asentados y aunque finalmente se les otorgue la ciudadanía. Normalmente, los refugiados que Australia no quiere asumir son enviados a las prisiones de Nauru y Papúa Nueva Guinea.
El Gobierno australiano tiene una férrea política contra la inmigración: una de sus políticas es, una vez identificados barcos cargados de solicitantes de asilo en el mar, remolcarlos y trasladarlos a aguas internacionales. La abogada del Centro Kaldor de Legislación Internacional para Refugiados de la Universidad de Nuevo Gales del Sur Madeline Gleeson se mostró muy contraria a esta medida, recordando que los que hoy son refugiados en el futuro serán "líderes mundiales, consejeros delegados de grandes empresas, médicos, científicos y abogados". "Con esta ley esa gente nunca podrá volver a Austrlia: ni siquiera como turistas, ni para asistir a una conferencia médica".
La crisis migratoria ha empujado a muchos partidos a presentar alternativas para ver cómo gestionar lo que están siendo los flujos de personas más potentes desde la Segunda Guerra Mundial. Y entre todas las medidas que se han propuesto, algunas de ellas lo han hecho con el objetivo de apartar a los refugiados. Este mismo jueves, el jefe del grupo parlamentario del ultraderechista Partido de la Libertad (FPÖ) de Austria, Johann Gudenus, ha propuesto prohibir a los solicitantes de asilo que salgan a la calle por la noche. "Quiero que se examine la posibilidad de establecer un toque de queda para los solicitantes de asilo", ha dicho en una entrevista con el diario austriaco 'Tiroler Tageszeitung'. La razón que alega: cuestiones de seguridad ciudadana. La idea del FPÖ es que entre las 22:00 y las 6:00 no puedan circular por espacios públicos los refugiados que residen en el país, aunque es algo que todavía está en fase de idea.
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