¿Venezuela patrocina el terrorismo? Ofensiva "sin pruebas" de Trump contra Maduro

La Administración Trump se prepara para incluir a Venezuela en la lista de países patrocinadores del terrorismo por supuesto vínculos con la milicia libanesa Hizbulah y las desaparecidas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). La medida supone un aumento dramático de la presión contra el Gobierno de Nicolás Maduro: dicha lista, elaborada por el Departamento de Estado y reservada para estados que "proporcionan un persistente apoyo para acciones de terrorismo internacional”, acarrea duras sanciones e incluye actualmente a Corea del Norte, Siria, Irán y Sudán.

Hace tiempo que miembros del Partido Republicano acusan a Venezuela de vínculos con organizaciones terroristas, aunque los expertos han desestimado la amenaza y la solidez de estas conexiones. Advierten además de que semejante acusación, sin pruebas concretas que la respalden, puede debilitar la legitimidad de la lista elaborada por EEUU, una lista cuya aplicación ya es inconsistente, según sus críticos.

“Sospecho que (la inclusión en la lista) se basará en rumores y fuentes de integridad cuestionable”, declara David Smilde, investigador de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), al diario 'The Washington Post'. En el pasado, otros expertos han destacado que los vínculos con Hizbulah y otros grupos se han exagerado. “Toda la línea (de conexión) con Hizbulah ha sido distorsionada por motivos políticos por las figuras más extremistas de la derecha estadounidense”, declaró a la agencia Reuters un antiguo alto cargo de la CIA.

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Miembros del Gobierno de EEUU consultados por el 'Washington Post' se niegan a confirmar si la decisión está tomada, aunque en los últimos días el Departamento de Estado ha consultado a otras agencias gubernamentales, como el Departamento de Salud y Servicios Humanos, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades y la Agencia de EEUU para el Desarrollo Internacional.

La inclusión de Caracas en la lista puede implicar un embargo al petróleo venezolano, cuyos efectos para el sector han provocado el rechazo de políticos republicanos de estados con refinerías, como Texas o Luisiana. La industria estadounidense procesa la mayor parte del crudo de Venezuela. A ello se suman “restricciones a la ayuda exterior de EEUU, prohibición de importaciones y exportaciones de material de defensa (...) y diversas restricciones a activos financieros”.

Quien más ha presionando a favor de la medida es el senador republicano Marco Rubio, citando los supuestos vínculos de Venezuela con Hizbulah, el grupo armado más poderoso de Oriente Medio, las FARC y otros grupos. Desde su llegada a la Casa Blanca, Donald Trump ha redoblado la presión contra el Gobierno de Nicolás Maduro. En julio la cadena CNN informó de que el presidente había planteado a su Gabinete la posibilidad de invadir Venezuela alegando cuestiones de seguridad nacional. Poco después, en septiembre, Trump dejó la puerta abierta en septiembre a una intervención militar en el país y, según 'The Washington Post', miembros de su Administración se han reunido en varias ocasiones con militares venezolanos dispuestos a promover un golpe contra Maduro.

Incluir a Caracas en la lista de países patrocinadores del terrorismo podría dañar los esfuerzos para financiar programas sanitarios en el país, aunque Trump conceda una exención a los grupos implicados en dichas ayudas, advierte al 'WP' William Brownsfield, exembajador de EEUU en Venezuela. La situación límite que atraviesa el país ha provocado la mayor crisis migratoria de Latinoamérica: más de cuatro millones de venezolanos, un 13% de la población, han cruzado a países vecinos o lo ha intentado.