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De moción de censura a otro referéndum: escenarios tras la tormenta de Westminster
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el escenario está cada vez más complicado

De moción de censura a otro referéndum: escenarios tras la tormenta de Westminster

Los cargos que han presentado su dimisión están preparados para tumbar el texto, por lo que los números cada vez se complican más

Foto: Manifestantes pro-Unión Europea, a las puertas del Parlamento en Westminster. (Reuters)
Manifestantes pro-Unión Europea, a las puertas del Parlamento en Westminster. (Reuters)

Theresa May cree con “cada fibra de su ser” que el borrador del acuerdo del Brexit pactado con Bruselas es el mejor divorcio al que puede llegar el Reino Unido tras más de cuatro décadas de relación con el bloque. La determinación de la primera ministra es quizá la única constante en esta montaña rusa de intensas negociaciones, donde la claridad y el caos más absoluto están divididos por una fina línea. “Voy a dirigir este proceso. (…) Seguiré poniendo delante el interés de la nación, no el del partido, no el mío personal”, afirma. La pregunta es: ¿le permitirán hacerlo?

Es complejo, por no decir imposible, vaticinar qué es lo que puede pasar ahora. El miércoles por la noche, el respaldo de su Gabinete a un documento de casi 600 páginas —que incluye un plan de emergencia para evitar frontera dura en Irlanda, una factura de 39.000 millones de libras y el compromiso para respetar los derechos de los ciudadanos— daba un respiro a Bruselas. Pero, en las últimas horas, las siete dimisiones del Gobierno y la amenaza de moción de censura por parte de los 'brexiters' vuelven a cuestionar toda la partida.

Foto: Un manifestante antiBrexit, ante el Parlamento británico, en Londres. (Reuters)
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Por el momento —no se descartan más en las próximas horas—, las renuncias con más peso son las de Esther McVey y Dominic Raab. La pérdida de la ministra de Trabajo y Pensiones no afecta especialmente a la estrategia, pero la del ministro del Brexit representa otras dificultades.

O quizá no. Porque cuando su predecesor, David Davis, abandonó el Ejecutivo en julio también protagonizó titulares, pero las negociaciones continuaron su curso. Es más, el Plan de Chequers, que también forzó la salida de Boris Johnson como ministro de Exteriores, está ahora plasmado en la declaración política de futuras relaciones que, junto con el acuerdo de divorcio, deberá ser ratificada en última instancia en el Parlamento Europeo y Westminster, donde May no cuenta con mayoría absoluta y el escenario está cada vez más complicado. Es obvio que los cargos que han presentado su dimisión están preparados para tumbar el texto, por lo que los números cada vez se complican más.

La 'premier' ofreció este jueves la cartera del Brexit a Michael Gove, uno de los euroescépticos con más poder. Pero el actual ministro de Medio Ambiente la rechazó porque no se aceptó su única condición: negociar otro tipo de acuerdo.

Foto: Theresa May abandona el 10 de Downing Street, en Londres. (Reuters)

Lo cierto es que, a día de hoy, tal y como ha denunciado la propia May, “nadie ha planteado otro plan que cumpla con el mandato del Brexit y evite una frontera dura en Irlanda”. Este sigue siendo el principal escollo tanto para el Partido Conservador como para los norirlandeses del DUP, de cuyo apoyo depende el Gobierno de la líder 'tory' tras perder la mayoría absoluta el año pasado.

Si finalmente hay acuerdo del Brexit, tras el 29 de marzo de 2019 existirá un periodo transitorio hasta el 31 de diciembre de 2020 en el que el Reino Unido seguirá formando parte del mercado único y la unión aduanera. Teniendo en cuenta que el acuerdo comercial entre la UE y Canadá tardó siete años en negociarse, nadie espera que con el Brexit se pueda llegar a algún milagro en 21 meses. Cabe la posibilidad de que este periodo de implementación se amplíe o que a partir de enero de 2021 entre en vigor el llamado 'backstop', el plan de emergencia para evitar una frontera en la isla.

Lo que el acuerdo plantea, hasta que se encuentre una solución, es dejar todo el Reino Unido dentro de la unión aduanera y a Irlanda del Norte alineada con el mercado único, solo respecto a bienes.

Foto: Foto: EFE. Opinión
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Para el DUP, esto implica que la provincia británica queda con un estatus diferente al del resto del país. El portavoz de los norirlandeses, Nigel Dodds, asegura que se pone en riesgo “la unidad” del Reino Unido por lo que no se descarta que acaben retirando el respaldo a la 'premier'.

En medio de la gran tormenta política, el influyente Jacob Rees-Mogg, líder del grupo ERG —que aglutina al núcleo duro de los 'tories' euroescépticos— ha presentado su carta para forzar la salida de May.

Se trata de un movimiento tremendamente importante que en las próximas horas puede desencadenar una moción de censura contra la que es aún hoy líder 'tory'. Tal y como funcionan las reglas del Partido Conservador, para forzar una moción de confianza, el 15% de los diputados debe enviar una carta de solicitud formal a Sir Graham Brady, presidente del Comité 1922, que representa a los 'tories' sin cartera.

Se necesitan 48 cartas y se da prácticamente por hecho que se obtendrán si Rees-Mogg se ha tomado las molestias de hacer tanto ruido al anunciar públicamente su decisión. El político euroescéptico ha descartado que tenga una ambición personal por convertirse en el próximo líder. Sin embargo, en caso de que finamente haya primarias en esta novela dramática, hay muchos diputados que llevan maquinando desde hace meses la posibilidad de poner a Boris Johnson como primer ministro y a Rees-Mogg como su ministro de Economía.

A May le bastaría el apoyo de 158 de sus 317 diputados para ganar la moción de confianza y quedar inmune a desafíos durante un año, según estipulan las reglas de la formación. Pero si la pierde, no podría volver a presentarse como candidata en unas primarias.

Pongámonos en que hay elecciones internas y que incluso las gana el excéntrico de Boris. ¿Cambiaría en algo la situación? Los números en Westminster seguirían siendo los mismos. El Gobierno seguiría en minoría y con unas filas completamente divididas, ya que el exministro de Exteriores no es exactamente una figura que una a los suyos.

Por lo tanto, llegados a este punto, no se descartarían elecciones generales anticipadas. La Cámara de los Comunes puede forzar comicios de dos maneras. Se puede presentar una moción de confianza contra el Gobierno y si en el transcurso de 14 días sus señorías no aprueban la formación de otro Ejecutivo, se sacarían las urnas. Asimismo, si dos tercios de la Cámara presentan moción para elecciones y es aprobada, también se convocarían comicios.

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En caso de que ganara el laborista Jeremy Corbyn, se crearía otra situación curiosa porque él es euroescéptico, pero Momentum, la campaña que le puso al frente del partido, y la inmensa mayoría de sus diputados son pro UE. Por cierto, Momentum está ahora cada vez más próxima a People´s Vote, campaña que demanda un segundo referéndum.

En caso de elecciones, de primarias dentro del Partido Conservador o de la convocatoria de un nuevo plebiscito, es muy probable que se tuviera que alargar el artículo 50 porque se antoja complejo cumplir con el calendario del Brexit para el 29 de marzo de 2019. Pero esa es una elección que deben tomar por unanimidad los 27 miembros de la UE.

Desde Bruselas, se observa todo con detenimiento. Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, aseguraba este jueves que los líderes estaban listos para aprobar el acuerdo en la cumbre del 25 de noviembre “si no ocurre nada extraordinario”. Pero está visto que la situación ahora en Westminster es todo menos ordinaria.

Theresa May cree con “cada fibra de su ser” que el borrador del acuerdo del Brexit pactado con Bruselas es el mejor divorcio al que puede llegar el Reino Unido tras más de cuatro décadas de relación con el bloque. La determinación de la primera ministra es quizá la única constante en esta montaña rusa de intensas negociaciones, donde la claridad y el caos más absoluto están divididos por una fina línea. “Voy a dirigir este proceso. (…) Seguiré poniendo delante el interés de la nación, no el del partido, no el mío personal”, afirma. La pregunta es: ¿le permitirán hacerlo?

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