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¿Es posible frenar la ola de incendios más mortal de la historia de California?
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sequía y viento, factores clave

¿Es posible frenar la ola de incendios más mortal de la historia de California?

La sequía que vive California desde hace varios años y la fuerza de los vientos registrados en esta época del año dificultan seriamente la labor de los bomberos

Foto: Los incendios en el sur de California calcinan miles de hectáreas. (Reuters)
Los incendios en el sur de California calcinan miles de hectáreas. (Reuters)

La cifra de víctimas mortales en la ola de incendios del estado estadounidense de California es ya 44. La semana arrancaba con el hallazgo de 13 nuevos cadáveres en el norte de California, convirtiendo esta cadena de fuegos en la más mortífera de la historia del estado, inmerso en una profunda sequía desde hace años. Científicos de la Universidad de Minnesota y de la institución de oceanografía Woods Hole ya sugirieron en 2014 que California sufría la peor sequía desde hacía 1.200 años, afirmación que se basaba en una investigación elaborada sobre los anillos de los robles azules, árboles endémicos del estado y que según los investigadores son lo más próximo a un pluviómetro de la naturaleza.

Arde California

Se trata de árboles particularmente sensibles a los cambios de humedad, y sus anillos muestran muy claramente las fluctuaciones de la humedad. Junto a otras métricas sobre precipitaciones y humedad del suelo durante los últimos mil años, los científicos descubrieron que si bien es habitual que existan en California períodos de escasas lluvias, esta ausencia de precipitaciones junto a un registro sostenido de altas temperaturas han provocado la situación actual. Hasta ahora, son tres los grandes incendios registrados en el estado, a los que se le suman otros muchos de menores dimensiones.

  • El incendio de Camp ha arrasado ya cerca de 50.000 hectáreas y calcinado más de 7.000 estructuras, en su mayoría, viviendas unifamiliares. Hasta ahora, más de 52.000 personas han tenido que ser evacuadas de la zona de este fuego, del que a última hora del martes solo habían logrado contener un 30%.
  • El incendio de Woolsey, por su parte, ha quemado más de 37.000 hectáreas y destrozado casi 500 residencias. Al igual que el de Camp, solo han logrado contener un 30% de las llamas.
  • Entretanto, el incendio de Hill ocupa cerca de 2.000 hectáreas, y es el que más han logrado contener: los equipos de Bomberos tienen bajo control casi el 90% del incendio.

Con estos datos, es lógico preguntarse: ¿es posible frenar esta ola de incendios? Para el propio presidente, Donald Trump, la culpa de que las llamas aún no se hayan podido frenar responden a la "pobre gestión" de los equipos forestales del estado, gobernado por el demócrata Jerry Brown. "No hay otra razón para los masivos, mortales y costosos incendios forestales de California más que el hecho de que la gestión forestal es muy pobre", escribía el mandatario en Twitter. Eso sí, quitó de esta ecuación a los "bomberos, a la Agencia Federal de Emergencias (FEMA) y a los 'Primeros Respondedores' —los integrantes de un organismo, First Responders, integrado por personas con certificación de atención prehospitalaria para emergencias médicas—", a quienes define como "estupendos y muy valientes".

Foto: Un hombre camina entre los destrozos provocados por el huracán Michael en Florida, el 14 de octubre de 2018. (Reuters)

En cualquier caso, las causas de las llamas aún están siendo investigadas y todavía no se sabe qué es lo que puede pasar. No obstante, la historia se repite: hace solo unos meses, California ya empezaba a arder de forma desmedida; a finales del año pasado, en diciembre, el fuego calcinaba un área superior a la superficie de Nueva York; y en ambos casos, y en todos los demás, los expertos coincidían: lo peor está por llegar.

¿Por qué no se pueden detener las llamas?

Esta es la pregunta que se hacen muchos estadounidenses, y muchos ciudadanos de cualquier otra parte del mundo que se preocupan por la situación en el sur de Estados Unidos. El pasado mes de julio, hubo más de mil focos de incendios en una semana, más de tres veces la media de fuegos registrados durante esa misma temporada en otros años, según los datos del Departamento de Protección Medioambiental del estado. Este verano han ardido muchas más hectáreas que las que se calcinaron el año anterior en el mismo periodo. Y la temperatura no deja de subir: cada año se registra un nuevo récord de calor en el estado. Esto provoca que, verano sofocante a verano sofocante, el suelo no permita que sobreviva la vegetación, dejando un terreno lleno de pastos secos y árboles muertos que facilitan la propagación de las llamas. A este año, además, hay que sumarle las constantes olas de calor, asociadas al cambio climático del que Trump reniega.

placeholder Una zona calcinada en los incendios de verano de 2018. (Reuters)
Una zona calcinada en los incendios de verano de 2018. (Reuters)

¿Qué ocurre con esto? Según Daniel Swain, experto en clima de la Universidad de California, en declaraciones a la revista 'Time', "significa que cualquier fuego se va a propagar mucho más rápido y arderá de forma más intensa, cambiando el carácter del incendio". Pero a las sequías y altas temperaturas continuadas en el estado, hay que añadir un dato más: los fuertes vientos. En primavera y otoño, a esta zona de Estados Unidos le alcanzan los 'vientos del Diablo', una fuerza que impulsa los fuegos y fomenta su propagación. Se trata de unos vientos que pueden alcanzar velocidades que van desde la tormenta tropical (60 kilómetros por hora) hasta la fuerza de un huracán (120 kilómetros por hora), que a medida que descienden de las montañas de la zona occidental de California se comprimen y calientan gracias a un fenómeno llamado 'compresión adiabática'.

Además, en el sur de California también se generan los 'vientos de Santa Ana', también secos y cálidos, que proceden del este, llegan a través del valle del río Santa Ana, y que ocurren con mayor frecuencia desde octubre, durante el final del otoño y el invierno. Estos son los que están afectando, especialmente en el incendio de Woolsey, y dificultando la tarea a los bomberos. Este es el peor factor, según los científicos. A propósito de la queja del presidente Trump, Philip Dennison, investigador de la Universidad de Utah, asegura que los fuegos tienen varias explicaciones y que ninguna de ellas es la mala gestión: "los factores naturales y los efectos del calentamiento global, provocados por el ser humano", en este caso. "El principal factor (de la propagación de los incendios) es el viento", asegura Dennison. "Con estas velocidades de vientos, no hay bomberos que puedan detener las llamas".

La cifra de víctimas mortales en la ola de incendios del estado estadounidense de California es ya 44. La semana arrancaba con el hallazgo de 13 nuevos cadáveres en el norte de California, convirtiendo esta cadena de fuegos en la más mortífera de la historia del estado, inmerso en una profunda sequía desde hace años. Científicos de la Universidad de Minnesota y de la institución de oceanografía Woods Hole ya sugirieron en 2014 que California sufría la peor sequía desde hacía 1.200 años, afirmación que se basaba en una investigación elaborada sobre los anillos de los robles azules, árboles endémicos del estado y que según los investigadores son lo más próximo a un pluviómetro de la naturaleza.

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