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Política de 'cero entierros': China se queda sin espacio para sepultar a sus difuntos
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más de 9 millones de chinos mueren cada año

Política de 'cero entierros': China se queda sin espacio para sepultar a sus difuntos

El país asiático, cuya población está cada vez más envejecida, arrastra este problema desde la época de Mao Zedong. El Gobierno trata de impulsar medidas alternativas, sin mucho éxito

Foto: Entrada al cementerio Tianchang de Shanghái. (L. García-Ajofrín)
Entrada al cementerio Tianchang de Shanghái. (L. García-Ajofrín)

Las miles de lápidas en fila, con las fotos en forma ovalada de los difuntos, descansan en el cementerio Tianchang de Shanghái frente a un bosque de torres de hormigón. A un lado de la vía, una inmensa pared de ladrillos de colores oculta las tumbas de la vista de los peatones; al otro lado, las minúsculas ventanas con balcón de los edificios de apartamentos iluminan la rutina de las familias. Una calle separa la vida y la muerte junto a la estación de metro de Caolu y sirve de metáfora del boom urbanístico del país. China tiene un problema de espacio para los vivos y, ahora, también para los muertos.

Con casi 1.400 millones de personas –un quinto de los habitantes del planeta—, una población cada vez más envejecida –241 millones de mayores de 60 años— y un terreno más urbanizado, el gobierno chino busca soluciones para deshacerse de los difuntos. En el país más poblado del mundo todo viene en millones, también la muerte: más de 9 millones al año. Las soluciones gubernamentales varían desde los “entierros en grupo” de Shanghái a incentivos para los denominados “entierros ecológicos”. Algo que, especialmente en las zonas rurales, choca con las tradiciones de los que despiden a sus seres queridos.

Vídeos de una excavadora engullendo cientos de ataúdes frente a familiares llorando, en la provincia de Jianxi, el Sudeste de China, incendiaron Internet el pasado agosto. Corresponden a una medida de la política denominada “cero entierros” de está región que determina que desde el 1 de septiembre los enterramientos se sustituyan por incineraciones. Calificada “de sangre fría y autoritaria” hasta por el ‘Diario del Pueblo’, como publica el diario ‘The Guardian’, esta medida saca a relucir un problema que arrastra el gigante asiático desde la época de Mao Zedong, que también instó a poner fin a los entierros.

Foto: Un trabajador de un establecimiento de artesanía muestra un colmillo de elefante, en Hong Kong, en octubre de 2015. (Reuters)

“En la cultura china, los huesos de los antepasados ​​se consideran un bien preciado que debe atesorarse para asegurar la prosperidad del clan familiar”, explica a El Confidencial Natacha Aveline-Dubach, profesora de la Sorbona y directora de Investigaciones del Centro Nacional Francés para la Investigación Científica (CNRS), que ha pasado más de una década en Asia y cuyos recientes trabajos abordan la metamorfosis del entorno urbano de las sociedades que envejecen y la financiación de los bienes raíces.

“Tradicionalmente, los chinos han invertido mucho en funerales y ataúdes al considerar que es una forma de mostrar piedad a sus antepasados”, explica la investigadora del CNRS. “Por lo tanto, la cremación de cadáveres ha sido una práctica muy difícil de imponer. Es por esto que el Partido Comunista Chino se ha encontrado con tantos problemas en las zonas rurales que actualmente están urbanizando”, aclara la investigadora. Dice que, en estas zonas, “algunas personas mayores llevan años preparando sus ataúdes y ropas funerarias porque creen que hacerlo puede traer longevidad y felicidad a sus familias y los gobiernos locales les están obligando a renunciar a los ataúdes que guardan, pagándoles por ello”. Para muchos no es una mera cuestión de dinero. “En la prensa ha habido un gran revuelo al respecto porque las autoridades gubernamentales han sido acusadas de violar las costumbres tradicionales de los funerales chinos”, explica.

China ha enterrado a sus muertos desde hace siglos. Los famosos guerreros de terracota de Xi’an, en el centro de China, más de 8.000 figuras de soldados y caballos enterrados junto al emperador Qin Shi Huang, de la Dinastía Qin, evidencian que no son una moda reciente. El imponente mausoleo del siglo III a.C., fue descubierto en 1974. Se cree que el emperador fue enterrado cerca de las réplicas de un ejército a tamaño real para que continuaran defendiéndole en otra vida.

placeholder El cementerio Tianchang de Shanghái, acorralado por las obras de nueva construcción. (L. García-Ajofrín)
El cementerio Tianchang de Shanghái, acorralado por las obras de nueva construcción. (L. García-Ajofrín)

Cenizas en urnas biodegradables

Bajo el titular “los chinos adoptan nuevas alternativas para despedirse de la vida”, la agencia oficial de noticias china Xinhua explicaba, el pasado abril, que el gobierno chino pretende incrementar en un 50% para 2020 el porcentaje de los denominados “entierros verdes”. Se ha denominado así a las cremaciones y posterior depósito de las cenizas del difunto en agua, flores, en el césped de los cementerios o en urnas biodegradables que se descomponen en un plazo de seis meses, el tiempo que tardan las cenizas en degradarse.

Hasta el momento, 24 gobiernos provinciales chinos ya han introducido medidas para promover los entierros ecológicos, según la agencia Xinhua. Entre las medidas gubernamentales se encuentran los entierros gratuitos si se opta por el llamado “entierro verde” o incentivos a las familias. En algunos casos, son los ‘potenciales nuevos difuntos’ los que deben apuntarse en una lista para recibir un dinero hasta que mueran si eligen el entierro ecológico. Es el caso del gobierno local de Wenling, en la provincia de Zhejiang, donde se han empezado a entregar cheques de dinero a las personas mayores que se inscriban para recibir cuando mueran un entierro ecológico, publica Xinhua. Todos los mayores de 70 años pueden optar a la ayuda, que va de entre 100 yuanes (unos 12 euros) a 400 yuanes (50 euros), según la agencia china.

“En Shanghái, y en otras grandes ciudades del país, donde la oferta de terreno en cementerios no satisfará la demanda, los gobiernos locales intentarán activamente promover el ‘entierro ecológico”, subraya la investigadora del CNRS, que explica que si bien el gobierno cifra en unos 40.000 los casos de aquellos que han sido depositado en cenizas en el mar en Shanghái, en las zonas rurales no está siendo tan fácil. “En las grandes ciudades de China, existe la opción de cementerios públicos y privados”, explica Aveline-Dubach, que dice que los públicos son más baratos pero hay poca oferta. Las políticas actuales implican regular el espacio de tierra para la tumba y el tiempo de uso.

Foto: Imagen de un funeral masivo celebrado en Seúl. (Foto: Nicolás Kronfeld)
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A la entrada del cementerio Tianchang de Shanghái hay una gran pantalla LED con algunos servicios del cementerio para despedir de la vida a los seres queridos. Con 9 millones de muertos al año en China, lo que para unos es un problema, para otros se ha convertido en un goloso negocio. En algunas partes del país, una tumba cuesta ya más por metro cuadrado que un apartamento, según datos del Grupo Fu Shou Yuan International Group, el mayor proveedor de servicios funerarios de China, una empresa que ofrece desde la ceremonia funeraria a la planificación paisajística de cementerios o “cremadores inteligentes”, “respetuosos con el medio ambiente, que procesan los gases peligrosos de manera proactiva”, anuncia su web.

Fu Shou Yuan International Group aumentó más del 60% el pasado año, según datos de Bloomberg, que explica que el elevado precio del terreno en los cementerios es un factor clave en sus ganancias. Solo en 2017 el precio de un nicho aumentó un 17%, hasta los 102.416 yuanes (unos 13.000 euros). Un lujo para millones de ciudadanos chinos que no quieren prescindir de tener un lugar en el que honrar a sus muertos cada Fiesta de Qingming, el Día de los Difuntos de China, que tiene lugar 15 días después del equinoccio. En 2019, se celebrará el 5 de abril. A algunos puede que les toque llorar frente a un ataúd, una flor o un trozo de césped.

Las miles de lápidas en fila, con las fotos en forma ovalada de los difuntos, descansan en el cementerio Tianchang de Shanghái frente a un bosque de torres de hormigón. A un lado de la vía, una inmensa pared de ladrillos de colores oculta las tumbas de la vista de los peatones; al otro lado, las minúsculas ventanas con balcón de los edificios de apartamentos iluminan la rutina de las familias. Una calle separa la vida y la muerte junto a la estación de metro de Caolu y sirve de metáfora del boom urbanístico del país. China tiene un problema de espacio para los vivos y, ahora, también para los muertos.

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