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Brasil acude a las urnas en las elecciones más cruciales de su historia
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147 millones de brasileños están llamados a votar

Brasil acude a las urnas en las elecciones más cruciales de su historia

El país elige hoy un nuevo presidente, con el ex militar ultraderechista Jair Bolsonaro en cabeza. Partidarios y detractores votan hoy con una sensación de trascendencia poco frecuente

Foto: Partidarios de Jair Bolsonaro durante la jornada electoral en Río de Janeiro, el 28 de octubre de 2018. (Reuters)
Partidarios de Jair Bolsonaro durante la jornada electoral en Río de Janeiro, el 28 de octubre de 2018. (Reuters)

Ocurrió hace apenas unas horas. Charlione Lessa Albuquerque, un joven de 23 años, participaba con sus amigos en un acto a favor del candidato izquierdista Fernando Haddad cuando un hombre sacó un arma y abrió fuego contra el grupo. Albuquerque fue alcanzado por los disparos y murió inmediatamente. El responsable de los disparos, según los testigos, era un hombre que se proclamaba partidario del ex militar ultraderechista Jair Bolsonaro. El mismo Bolsonaro que defiende la mano dura contra el crimen y apoya la dictadura, que ha prometido “poner fin a todos los activismos en Brasil”, y que, a menos que se produzca un vuelco electoral absolutamente inesperado, se convertirá esta noche en el próximo presidente del país latinoamericano. Y en el actual clima político de Brasil, muchos temen que crímenes como el de Albuquerque se conviertan en una realidad cada vez más frecuente.

Por ello, pocas veces los ciudadanos de Brasil han tenido la sensación de que se jugaban tanto en unas elecciones. Hoy, 147 millones están llamados a las urnas, en un país donde el voto es obligatorio. Pese a ello, muchos no acudirán a los centros electorales, llevados por el hastío y por la sensación de no sentirse representados por ninguno de los dos candidatos de esta segunda vuelta: Bolsonaro, del Partido Social Liberal, y Haddad, que sustituye al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva después de que la justicia inhabilitase su candidatura al frente del Partido de los Trabajadores. Sin embargo, serán muchos más los que vayan a votar con el convencimiento de que se trata de unos comicios cruciales para el futuro de Brasil.

“Nuestro país está en una encrucijada”, ha declarado el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva en el momento de depositar su voto. Es lo que sienten las personas que hoy votarán por el Partido de los Trabajadores: que si el ultraderechista Jair Bolsonaro es elegido presidente, la joven democracia brasileña está en serio riesgo, y las consecuencias podrían ser devastadoras.

Foto: Camisetas del candidato ultraderechista Jair Bolsonaro a la venta en Brasilia, el 27 de octubre de 2018. (Reuters)

Pero un sentido semejante de trascendencia reina también entre sus rivales políticos, que creen que ha llegado el momento de deshacerse de una vez por todas de los Gobiernos del PT. “Lo que está en juego no es la democracia. Lo que está en juego es la perpetuación de esta maquinaria podrida que tenemos aquí, que vive de la corrupción, que se lleva vuestra sanidad, educación y seguridad”, declaró anoche el propio Bolsonaro en un vídeo en directo en Facebook.

"Nunca antes yo había visto ese grado de odio y violencia, aparte de lo que leí en los libros de Historia. Ese odio está afectando la salud mental de las personas, hay mucha gente angustiada, ansiosa, familias en conflicto", señala el psiquiatra Carlos Bustamante, a la agencia EFE. Este profesional votó por el laborista Ciro Gomes en la primera vuelta, pero puesto en la tesitura de tener que elegir entre Haddad y Bolsonaro, no tiene dudas. "Haddad representa la esperanza de mantenerse una democracia, un diálogo, mientras que Bolsonaro es la personificación del odio y del miedo. Es un síntoma de una sociedad enferma", expresaba hoy en el colegio electoral donde ha votado por el candidato del PT.

placeholder Un hombre con una camiseta de Bolsonaro vota en un colegio electoral en Brasilia. (EFE)
Un hombre con una camiseta de Bolsonaro vota en un colegio electoral en Brasilia. (EFE)

"Desorden moral, cultural y de seguridad"

De un modo similar se expresa la abogada Ana Luiza Leão, que ha volado desde Australia para poder votar y de ese modo "luchar por la democracia”. "Tuve que venir, todas las instituciones están en riesgo. Hay un claro crecimiento del fascismo y un odio a todo y todos. A las mujeres, a los gays, a los indígenas, a la gente pobre", manifestó Leão a la agencia de noticias española.

Pero el sentimiento de emergencia no es exclusivo de progresistas y liberales. “Nuestro país está en un desorden moral, cultural y de seguridad”, afirma Monica Gamero, una funcionaria de 48 años que ha votado por Bolsonaro, en declaraciones al diario británico The Guardian.

Al candidato ultraderechista le ha ayudado, sin duda, el problema de inseguridad que aqueja a Brasil, donde el año pasado se produjeron casi 64.000 homicidios, una cifra record que convierte al país en uno de los más violentos del mundo. Por eso, propuestas como flexibilizar la tenencia de armas, dar más manga ancha a la policía en su actuación contra el crimen o ser más tolerantes con la tortura convencen a millones de brasileños que están dispuestos a darle una oportunidad a la fórmula que propone el ex militar. “Piensa como piensa la gente”, dice Cristina Gozdal, una analista de sistemas de 45 años entrevistada por The Guardian en Copacabana, en Río de Janeiro.

Foto: Seguidores del candidato Jair Bolsonaro se manifiestan contra el PT en Río de Janeiro. (Reuters)

“Este domingo, cuento con vuestro voto para recuperar el aliento de la democracia, para alejar los fantasmas de la dictadura, del odio y de la violencia”, afirmó ayer Haddad en su cuenta de Twitter. En las últimas horas, las encuestas muestran que el candidato izquierdista ha logrado reducir la distancia que le separa de Bolsonaro –todavía de entre 8 y 10 puntos porcentuales-, pero es improbable que vaya a ser suficiente.

Y mientras Brasil contiene el aliento a la espera de resultados, el expresidente conservador Michel Temer abandona la escena con una tasa de aprobación de apenas un 2%, la peor de la historia del país. El país, sin duda, quiere un cambio. El gran desacuerdo entre los brasileños es qué forma va a cobrar ese cambio, cuya esencia lo decidirá todo.

Ocurrió hace apenas unas horas. Charlione Lessa Albuquerque, un joven de 23 años, participaba con sus amigos en un acto a favor del candidato izquierdista Fernando Haddad cuando un hombre sacó un arma y abrió fuego contra el grupo. Albuquerque fue alcanzado por los disparos y murió inmediatamente. El responsable de los disparos, según los testigos, era un hombre que se proclamaba partidario del ex militar ultraderechista Jair Bolsonaro. El mismo Bolsonaro que defiende la mano dura contra el crimen y apoya la dictadura, que ha prometido “poner fin a todos los activismos en Brasil”, y que, a menos que se produzca un vuelco electoral absolutamente inesperado, se convertirá esta noche en el próximo presidente del país latinoamericano. Y en el actual clima político de Brasil, muchos temen que crímenes como el de Albuquerque se conviertan en una realidad cada vez más frecuente.

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