Italia se encamina a un choque frontal con Bruselas (y los mercados)
"No tenemos interés en una crisis entre la Comisión Europea e Italia, pero tampoco tenemos interés en que Italia no respete las reglas"
Primera advertencia de Bruselas. "No tenemos interés en una crisis entre la Comisión Europea e Italia. Italia es un país importante en la eurozona, pero tampoco tenemos interés en que Italia no respete las reglas". Lo dice Pierre Moscovici, el comisario europeo de Economía o, lo que es lo mismo, el encargado de vigilar que los países europeos no se salen del tiesto en sus políticas presupuestarias. Y eso es lo que justo acaba de hacer Roma, anunciando un presupuesto que elevará en medio punto el déficit de un país endeudado en un 131 % de su PIB. Moscovici no ha esperado a tener las cuentas sobre la mesa: "Es un presupuesto que hoy parece fuera de las reglas que son comunes", ha avisado en una entrevista con las francesas RMC y BFMTV.
No han pasado ni veinticuatro horas y las reacciones al presupuesto, que eleva el déficit al 2,4 % en contra de los compromisos asumidos por el país en contra de lo comunicado por el ministro de Economía, Giovanni Tria, a sus socios, no paran de sucederse. Los mercados han hablado: Los planes de expansión del gasto público italiano han golpeado con dureza a la prima de riesgo italiana, que alcanzó este jueves los 267 puntos básicos. La Bolsa de Milán, de igual manera, vivió una de las jornadas más negras de este año y llegó a caer más de un 4%, lastrada en particular por el sector bancario (Banco Bpm, Bper, Unicredit, Intesa Sp).
Desde temprano el viernes, los analistas económicos italianos avisaron de las consecuencias que acarrea el plan del gobierno formado por el Movimiento Cinco Estrellas (M5S) de Luigi di Maio y la Liga de Matteo Salvini. La más inmediata para Italia: la tormenta financiera, con fuertes e imprevisibles caídas de la Bolsa, que podrían continuar la semana que viene, y que amenazan con llevar en los próximos días a niveles de vértigo la prima de riesgo italiana. La segunda, que quizá tardará algún tiempo más: la posibilidad de que Bruselas opte por abrir un procedimiento de infracción contra Italia, por haber violado las previsiones enviadas con anterioridad a la Comisión Europea. Italia podría sufrir "un período prolongado de volatilidad”, como consideró un informe de Barclays.
Un golpe sobre la mesa y un ministro en el aire
La razón: más allá de las medidas en sí, la decisión del Ejecutivo pone patas para arriba lo anunciado por Italia hasta la fecha y abre una cuestión de credibilidad del país ante los mercados. La situación es tan delicada, que el presidente de Italia, Sergio Mattarella, ha pedido personalmente a Tria que no renuncie, ante el temor de que el pánico se apodere de los inversores que ven en Tria la única voz razonable en materia económica de la coalición populista. El movimiento del gobierno es un golpe sobre la mesa, tras años en los que los gobiernos -desde el tecnocratico de Mario Monti al socialdemócrata de Matteo Renzi- han ido reduciendo progresivamente el déficit del país, para cumplir con lo establecido en las reglas de disciplina fiscal europeas, el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
Este acuerdo, firmado en 2012 en plena voragine de la crisis, tiene como misión encontrar reglas comunes para que los países europeos limitasen los daños en caso de nuevas crisis económicas o financieras. En base a los objetivos que establece -un décifit máximo del 3 % del PIB y una deuda pública del 60 %, menos de la mitad de la que acumula ahora el país transalpino-, Bruselas hace cada año recomendaciones a los países sobre la senda presupuestaria a seguir. En el caso italiano, con un déficit ya inferior al 3 % (1,9 % en 2017, medio punto por debajo del propuesto para el próximo ejercicio), el foco está puesto en la deuda.
“Si los italianos se endeudan más, ¿qué ocurre? Ocurre que la tasa de interés (sobre la deuda) aumenta y que la deuda aumenta. (…) Cuando le decimos a Italia de respetar las reglas se lo decimos para su bien, porque cuando un país se endeuda, se empobrece”, ha recalcado Moscovici. Incluso el presidente del Parlamento Europeo, el italiano Antonio Tajani, colaborador estrecho de Silvio Berlusconi, ha disparado sus flechas contra el M5S y la Liga. “Parar [a este Gobierno] es un acto de amor hacia Italia y los italianos. Nosotros no retrocedemos”, tuiteó Tajani.
Mediadores e incendiarios
Ante el panorama, Di Maio, considerado como el gran ganador de la maniobra, intentó —aunque con cierta torpeza— calmar los ánimos. Afirmó que lo que quiere ahora es “negociar con la Unión Europea y con los grandes inversores privados”. “No tenemos ninguna intención de ir al choque”, agregó. Nadie fuera del Quirinal, probablemente tampoco sus socios de gobierno, lo ven así. Di Maio insiste en los argumentos económicos: “Además del 2,4%, también hemos aprobado 15.000 millones de euros en inversiones, el mayor plan de inversiones jamas hecho en Italia”, recalcó el jefe político del M5S, sin que ello tuviera repercusión alguna sobre los mercados.
Salvini fue menos conciliador. Afirmó que los mercados “lo superarán” y que la medida “es un paso hacia la civilización”. “El derecho al trabajo, a la vida, a la salud de los italianos están por delante de las amenazas europeas (...) o de cualquier argumento de los burócratas de la UE", ha dicho el líder de la formación soberanista. El pulso con Bruselas, y los mercados, no ha hecho más que empezar.
Inquietud en Italia
En verdad, pese a que sus efectos no serán efectivos en la inmediatez, que su contenido aún puede diluirse y aún debe ser discutido en el Parlamento, el nuevo Documento de Economía y Finanzas (DEF) italiano no dejó indiferente a casi nadie en Italia. Politólogos, comerciantes, banqueros sociólogos e incluso filósofos daban este viernes su opinión sobre el asunto en los programas de televisión, en las radios, en las redes sociales e incluso en las cafeterías de todo el país. En Milán, la capital financiera de Italia, la tensión se sentió particularmente alta. En los alrededores del Palacio de Mezzanotte, sede de la Bolsa, los apesadumbrado rostros de los agentes bursátiles evocaban los presagios más negros para Italia y toda Europa.
Primera advertencia de Bruselas. "No tenemos interés en una crisis entre la Comisión Europea e Italia. Italia es un país importante en la eurozona, pero tampoco tenemos interés en que Italia no respete las reglas". Lo dice Pierre Moscovici, el comisario europeo de Economía o, lo que es lo mismo, el encargado de vigilar que los países europeos no se salen del tiesto en sus políticas presupuestarias. Y eso es lo que justo acaba de hacer Roma, anunciando un presupuesto que elevará en medio punto el déficit de un país endeudado en un 131 % de su PIB. Moscovici no ha esperado a tener las cuentas sobre la mesa: "Es un presupuesto que hoy parece fuera de las reglas que son comunes", ha avisado en una entrevista con las francesas RMC y BFMTV.