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Un año (y 33) después: una sola fecha para dos de los peores terremotos de México
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19 de septiembre, fecha negra

Un año (y 33) después: una sola fecha para dos de los peores terremotos de México

En 1985, el seísmo más devastador de la historia del país dejó hasta 10.000 muertos; el año pasado, cuando se conmemoraba el 32.º aniversario de éste, el suelo volvió a temblar

Foto: Un altar en honor a las víctimas que murieron en el terremoto del 19 de septiembre de 2017 en México. (Reuters)
Un altar en honor a las víctimas que murieron en el terremoto del 19 de septiembre de 2017 en México. (Reuters)

Era un 19 de septiembre cualquiera y como cualquier 19 de septiembre, Ciudad de México se despertaba sabiendo que de un momento a otro sonarían las alertas sísmicas por toda la ciudad: una alarma que, con una antelación de al menos 50 segundos, es capaz de avisar de un movimiento telúrico. Lo que los mexicanos no sabían era que el 19 de septiembre de 2017, hace ahora un año, no sonaría únicamente un simulacro, sino que poco después habría una alerta real. En torno a las 11:00 de la mañana, millones de empleados de entidades oficiales, empresas privadas, alumnos de colegios y universidades salían a la calle: más de 17.000 inmuebles fueron evacuados durante el anual simulacro de terremotos. Algo más de dos horas después, sobre las 13:15, cuando los mexicanos ya habían regresado a sus puestos, la alarma volvía a sonar.

Fue un seísmo de magnitud 7,1 en la escala Richter, más de un punto por debajo de otro terremoto registrado solo doce días antes, el que se convirtió en el mayor terremoto registrado en la historia de México: el 7 de septiembre, un movimiento de magnitud 8,2 dejó casi un centenar de fallecidos, especialmente en el estado de Oaxaca. Sin haberse recuperado todavía de éste, y con el simulacro sísmico aún reciente, los residentes de la capital mexicana se vieron obligados a salir de sus viviendas, esta vez al notar bajo sus pies cómo temblaba la tierra de verdad. "Pensé que iba a ser pasajero, y suave; pero se empezaron a mover las edificaciones y salimos todos porque pensábamos que se iba a caer", aseguraba entonces a la agencia Efe el colombiano Jonathan Barbosa, residente en Ciudad de México. "Ha sido horrible, lo he sentido peor que el del otro día", añadía Ana Bofill, española afincada en la ciudad, recordando el seísmo que había tenido lugar días atrás.

El gran terremoto de septiembre de 2017 dejó unos 370 muertos —además de los cerca de 100 que perdieron la vida días atrás— y muchos de los barrios de la capital, especialmente en los que se concentra la comunidad española, quedaron reducidos a escombros. Entre las víctimas, dos nombres españoles: Leopoldo Nieto Cisneros, un médico de origen español, y Jorge Gómez Varo, un joven malagueño que trabajaba en Ciudad de México y cuyo cuerpo quedó atrapado durante diez días bajo los restos del edificio en el que trabajaba.

placeholder Las brigadas de rescate de España y México pudieron extraer el cuerpo sin vida de Gómez Varo diez días después del terremoto. (EFE)
Las brigadas de rescate de España y México pudieron extraer el cuerpo sin vida de Gómez Varo diez días después del terremoto. (EFE)

La solidaridad mexicana salió pronto a relucir: inmediatamente después del seísmo, miles de mexicanos y extranjeros salieron a las calles de la superpoblada ciudad para ofrecer su ayuda a todos los afectados, llevando comida y agua, participando en las labores de rescate o dando apoyo a quien lo necesitara. No es de extrañar que ésta sea la reacción común: los mexicanos están acostumbrados a vivir movimientos de tierra. Segun las estadísticas del Servicio Sismológico de México recogidas por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), desde 1997 todos los años ha habido más de mil temblores.

Un país que no deja de temblar

Solo en 2017, se registraron un total de 26.364 seísmos en el país norteamericano: si bien la gran mayoría (21.619) fueron de magnitud superior a 3 e inferior a 4 en la escala Richter y otros 4.156 entre la magnitud 4 y la 4,9, hubo 80 terremotos de magnitudes entre 5 y 6 puntos; dos por encima de magnitud 6 y otros dos superiores: el del 19 de septiembre, de 7,1, y el del 7 de septiembre, de 8,2, el más potente de la historia. La última vez que se registró un seísmo de tal magnitud fue en 1995, en el mes de octubre, un seísmo de magnitud 8 en la escala Richter localizado en la costa de Colima: este temblor provocó la muerte de 49 personas. Pocas veces se han registrado movimientos telúricos de estas características.

La situación geográfica del país es la única culpable de esta alta intensidad sísmica en la región. México se encuentra en el Cinturón Circumpacífico, más conocido como el Cinturón de Fuego, un área que recorre varios países: en toda esta línea se concentra la mayor actividad sísmica del planeta, provocada por la interacción entre las placas tectónicas de Norteamérica, Cocos, Pacífico y Caribe, a las que se suman fallas locales que recorren varios estados: Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Michoacán, Colima y Jalisco son los estados mexicanos con mayor sismicidad.

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El terremoto de 1985, el más devastador

Pero la fecha en cuestión del gran terremoto de 2017 tiene a sus espaldas no solo el dolor que implica una importante cifra de víctimas y una gran cantidad de daños estructurales, sino que además coincide con la del terremoto de 1985, el más devastador de la historia mexicana. Conocido como el seísmo de Lázaro Cárdenas, fue un temblor registrado pasadas las 7:00 de la mañana en todo el sur, centro y oeste de México. Su epicentro fue el que le dio el nombre: Lázaro Cárdenas, en el estado de Michoacán. Este seísmo tuvo numerosas réplicas, una de ellas, al día siguiente, de magnitud 7,3.

Foto: Terremoto en Michoacán (México) en 1985 (United States Geological Survey)

La capital, Ciudad de México, fue la gran afectada. El balance de muertos nunca llegó a cerrarse: el Gobierno, entonces presidido por Miguel de la Madrid, cifró las víctimas mortales entre 6.000 y 7.000 personas. Sin embargo, numerosas investigaciones realizadas años después, elevan este balance hasta los 10.000 muertos. El estadio de béisbol del Seguro Social se convirtió en una auténtica fosa común: las autoridades utilizaron estas instalaciones para realizar las labores forenses.

Más de 4.000 personas fueron rescatadas de entre los escombros; más de 30.000 edificios se destruyeron por completo y cerca de 68.000, de forma parcial. Más de un millón de personas se quedaron sin servicio eléctrico, y tres días después sólo se restableció la electricidad de algo más de un tercio de los afectados. Además de compartir fecha, las dos catástrofes vieron cómo de entre los escombros surgía la miseria humana en forma de farsa: en 1985, la búsqueda de 'Monchito', un niño ficticio que, dicen, alguien inventó para alcanzar una caja de seguridad con millones de pesos; en 2017, la historia de Frida Sofía, una niña que habria quedado atrapada bajo los escombros de una escuela y que, lamentablemente, tampoco existió.

Era un 19 de septiembre cualquiera y como cualquier 19 de septiembre, Ciudad de México se despertaba sabiendo que de un momento a otro sonarían las alertas sísmicas por toda la ciudad: una alarma que, con una antelación de al menos 50 segundos, es capaz de avisar de un movimiento telúrico. Lo que los mexicanos no sabían era que el 19 de septiembre de 2017, hace ahora un año, no sonaría únicamente un simulacro, sino que poco después habría una alerta real. En torno a las 11:00 de la mañana, millones de empleados de entidades oficiales, empresas privadas, alumnos de colegios y universidades salían a la calle: más de 17.000 inmuebles fueron evacuados durante el anual simulacro de terremotos. Algo más de dos horas después, sobre las 13:15, cuando los mexicanos ya habían regresado a sus puestos, la alarma volvía a sonar.

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