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Inmigrantes que votan ultraderecha y otros fenómenos: cómo leer el resultado de Suecia
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Inmigrantes que votan ultraderecha y otros fenómenos: cómo leer el resultado de Suecia

El apoyo entre los extranjeros al partido ultra Demócratas de Suecia habría ascendido hasta el 11,3 por ciento, según un estudio reciente. Las causas son variadas y complejas

Foto: Peatones pasan junto a varios carteles electorales cerca del Parlamento sueco, en Estocolmo, el 10 de septiembre de 2018. (Reuters)
Peatones pasan junto a varios carteles electorales cerca del Parlamento sueco, en Estocolmo, el 10 de septiembre de 2018. (Reuters)

En Rinkeby y otros suburbios periféricos de las principales capitales de Suecia, muchos inmigrantes están preocupados tras el ascenso de la ultraderecha. No saben exactamente qué consecuencias tendrá ni cómo repercutirá en sus vidas. Pero intuyen que las cosas están cambiando: que aquél país al que llegaron atraídos por su espíritu humanitario e integrador ya no es lo que era. Sin embargo, entre los mismos extranjeros que pueblan estos barrios, también hay quienes lo celebran.

En este mismo distrito de Estocolmo, donde la inmensa mayoría de habitantes es de origen inmigrante, casi el 3 por ciento de la población votó a la ultraderecha en las elecciones de 2014. Sin embargo, según un estudio reciente realizado por la agencia estatal de estadísticas a escala nacional, el 11,3 por ciento de los nacidos en el extranjero apoyaría ahora a la formación de extrema derecha Demócratas de Suecia (SD). Para éstos, la explicación está en que gran parte del aumento de la criminalidad se está dando principalmente en estas barriadas, también llamadas guetos, lo que hace que muchos de sus habitantes extranjeros se estén empezando a hartar. "Son sus coches los que arden, las escuelas de sus hijos las que se convierten en un caos", detallaba hace unas semanas Mattias Karlsson, ideólogo y líder en el Parlamento del SD.

Con el 17,6 por ciento de los votos, lo cierto es que el SD no ha subido todo lo que predecían las encuestas. Sin embargo, su avance, que es de casi cinco puntos con respecto a las elecciones de 2014, ha sido el mayor experimentado por un partido en los comicios suecos en toda su historia reciente.

Foto: El líder de los Demócratas de Suecia, Jimmie Akesson, habla ante sus seguidores tras conocerse los resultados electorales, en Estocolmo, el 9 de septiembre de 2018. (Reuters)
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Entre los extranjeros de estos barrios que les apoyan figuran algunos ciudadanos de Oriente Medio de religión cristiana que, como fruto de la importación de los conflictos que viven en sus países, sienten como una amenaza el tener que vivir rodeados de musulmanes. Hábiles en su estrategia propagandística, los ultraderechistas no han tardado en aprovechar la oportunidad, reforzando sus actos de campaña en algunos de estos suburbios.

Hace unos días, Richard Orange, el corresponsal del diario británico The Guardian, recogía una anécdota ocurrida en Rosengård, a las afueras de Malmö, cuando una mujer con pañuelo interpeló al ultraderechista Jörgen Grubb sobre su propuesta para prohibir el velo integral. "Lo que lleva usted en la cabeza está absolutamente aceptado", le respondió el político con amabilidad y en tono conciliador, detallando que su intención es vetar el velo que cubre la cara, a lo que la musulmana respondió asintiendo con la cabeza, como signo de concordancia.

placeholder Una manifestación antimusulmana en Malmö, en 2015. (Reuters)
Una manifestación antimusulmana en Malmö, en 2015. (Reuters)

Tensiones no reconocidas... hasta ahora

Nima Gholam Ali Pour es seguramente uno de los inmigrantes ultraconservador más conocidos. Nacido en Irán, llegó a Suecia como refugiado cuando era un niño, en 1987. Su madre había perdido su trabajo por dar cobijo a unos activistas de izquierda y la familia decidió emigrar. El país nórdico les concedió el asilo y, aunque los inicios no fueron fáciles, la madre consiguió un trabajo como cuidadora en una guardería. Pero a pesar de haber sido uno de los beneficiarios de la generosa política de acogida sueca, Gholam Ali Pour no quiere que el país nórdico siga acogiendo a más refugiados.

Tras militar durante un tiempo en el Partido Socialdemócrata, Gholam Ali Pour abandonó esa formación para inscribirse en los Demócratas de Suecia, con quienes hoy ostenta un cargo de responsabilidad en la ciudad de Malmö. "Nadie quiere hablar de inmigración y de los choques culturales. Yo simplemente me uní al partido que sí habla de ello", explicaba hace unos años al diario digital en inglés The Local.

Hay un documental popular estos días en Suecia que describe muy bien y desde múltiples ángulos estas tensiones aparentemente contradictorias. Bajo el título 'Un Elefante Sueco', recoge el punto de vista de personalidades muy variadas del ámbito ciudadano, político y cultural sobre ese choque de trenes que está sufriendo la sociedad sueca. Férreamente identificados con su lado más humanitario, a muchos suecos les ha costado percatarse de los cambios que poco a poco se estaban dando en su pequeña nación. Pero, de alguna manera, gracias a la presión ejercida por el SD, ahora los reconocen.

Foto: La audiencia escucha a Jimmie Akesson, líder de Demócratas de Suecia, durante un evento de campaña en Motala. (Reuters)

Esto no quiere decir que comulguen con sus ideas. Las ideas contra la inmigración de los Demócratas de Suecia siguen siendo rechazadas por una inmensa mayoría de la población. Sin embargo, la grave crisis de los refugiados que forzó al Gobierno socialdemócrata a rectificar su política de puertas abiertas en 2015 constituyó un importante toque de atención.

La mayor parte de los inmigrantes no está cómoda ante la idea de que la mentalidad del SD progrese en la sociedad. "Por supuesto, no son los resultados que esperaba", explica a El Confidencial Rami Sabbagh, de 34 años y origen sirio, "pero sigo pensando que Suecia es el lugar perfecto para la humanidad". Él llegó al país nórdico como refugiado en el año 2012 y considera que el nuevo avance del SD "pondrá más presión a los inmigrantes para demostrar que se pueden integrar a la sociedad sueca y entender sus valores".

placeholder Portadas de la prensa sueca ayer lunes, tras las elecciones. (Reuters)
Portadas de la prensa sueca ayer lunes, tras las elecciones. (Reuters)

Polarización de la sociedad

Sabbagh, que ha tenido la suerte de encontrar un buen trabajo en la exitosa tecnológica Spotify, admite que el avance de los ultraderechistas le afecta, de alguna manera, en su vida diaria. Y le da pena. "¿Tienen la ideología correcta para mejorar Suecia? No, de ninguna manera. Sus ideas se basan en el discurso del odio, apuntando a la inmigración en general, pero sin tener la visión política que se necesita para lograr que Suecia sea un país mejor".

El SD ha avanzado considerablemente, pero no tanto como se vaticinaba. Que no lo haya hecho lo explica, en parte que las empresas de sondeos hayan intentado corregir el fallo que cometieron en 2014, infravalorando el peso que el SD estaba ganando ya en ese momento. Sin embargo, esos miedos han hecho que ahora muchas se hayan pasado de 'optimistas'.

Foto: Tess Asplund, con el puño en alto contra la extrema derecha en Suecia. (David Lagerlöf/Twitter)

Aparte, también puede haber influido la movilización de otros sectores. Esto explicaría el avance que también ha experimentado el excomunista Partido de Izquierda, que en esta pasada legislatura ha dado apoyo parlamentario al Gobierno en minoría saliente, compuesto por socialdemócratas y verdes. De hecho, que los partidos que más han subido sean, precisamente los que se encuentran en las antípodas el uno del otro en temas de inmigración hace que algunos analistas lean los resultados no como un rechazo a la inmigración sino como una polarización de la opinión sueca al respecto.

Laila Johansson tiene 81 años. Procedente de un pequeño pueblo de la costa oeste sueca, nos explica que, donde ella vive, abundan los votantes de ultraderecha. No es que allí vivan muchos inmigrantes. La suya es una zona eminentemente rural. Pero el miedo al otro, la divulgación por las redes de noticias de dudoso origen y la falta, en general, de más cultura e información, hace que este tipo de votantes se sientan atraídos por formaciones como estas.

Ella ha votado a los Liberales y no entiende a la gente que opta por los ultraderechistas. Donde vive, explica, "no hay inseguridad". "Los que me preocupan -añade- son mis hijos y mis nietos, pues recuerdo el miedo que vivimos en la Segunda Guerra Mundial y el terror de los nazis".

En Rinkeby y otros suburbios periféricos de las principales capitales de Suecia, muchos inmigrantes están preocupados tras el ascenso de la ultraderecha. No saben exactamente qué consecuencias tendrá ni cómo repercutirá en sus vidas. Pero intuyen que las cosas están cambiando: que aquél país al que llegaron atraídos por su espíritu humanitario e integrador ya no es lo que era. Sin embargo, entre los mismos extranjeros que pueblan estos barrios, también hay quienes lo celebran.

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