Intenta robar un mono ardilla, se pelea con él y termina cojo y en la cárcel
John Owen Casford, de 23 años, apareció con una pierna rota, dos dientes partidos, un esguince de tobillo y magulladuras en la espalda tras su intento de robo
En Nueva Zelanda pasan cosas que, cuanto menos, resultan curiosas. En las últimas semanas hemos conocido la noticia de un pueblo que quiere acabar con los gatos, la de tres hermanos que se encontraron a un calamar de más de cuatro metros en una playa o la de un hombre que fue abandonado en una isla durante más de treinta años y allí vivió en soledad.
Ahora nos llega la historia de John Owen Casford, un joven de 23 años que intentó robar un mono para regalárselo a su novia y ha terminado en la cárcel. Y es que alguien que se define a sí mismo como “con un globo impresionante” tiene todas las papeletas para acabar mal.
Según informa el NZ Herald, un juzgado del distrito de Wellington ha juzgado esta semana lo ocurrido el pasado 7 de abril. Aquel día o, mejor dicho, aquella noche, John Owen tuvo una feliz idea: colarse en el zoo de Wellington, robar un mono ardilla y regalárselo a su novia. Sin embargo, sus planes no salieron como esperaba.
El juez narra en su sentencia el inexplicable asalto: “Su intención fue la de capturar a un mono y regalárselo a su novia, pero su intento no salió bien. No sé lo que pasó en la jaula de los monos ardilla. Sólo ellos lo saben. Usted dice que no pudo encontrarlos y yo no hablo idioma ardilla. Lo que sé es que, por la mañana, todos los monos estaban estresados, dos de ellos estaban heridos y usted tenía una pierna rota, dos dientes partidos, un esguince de tobillo y magulladuras en la espalda”.
Los responsables del zoo aseguran que, afortunadamente, Casford no fue capaz de capturar a un mono ardilla, “por el bien del mono y el suyo propio”. Sin embargo, las secuelas de los animales han durado semanas: uno tenía un hematoma en su hombro; otros, marcas de haber forcejeado… incluso hay un ejemplar que mostraba signos de estrés después de tres meses del incidente. Lo curioso es que, pese a dejarse la puerta de la jaula abierta, ninguno de los monos decidió escapar, posiblemente por el estrés causado.
John Owen Casford se enfrentó esta semana a este juicio por el asalto al zoo, pero no era su única deuda pendiente: se declaró culpable de una agresión de este verano, de haber atacado a un conductor en un semáforo, de asaltar una fábrica de leche y de agredir a dos vigilantes nocturnos por no darle un cigarrillo. Todas estas bromas le van a costar dos años y siete meses de cárcel. Quizás, la próxima vez que se defina a sí mismo, no vuelva a hablar de globos.
En Nueva Zelanda pasan cosas que, cuanto menos, resultan curiosas. En las últimas semanas hemos conocido la noticia de un pueblo que quiere acabar con los gatos, la de tres hermanos que se encontraron a un calamar de más de cuatro metros en una playa o la de un hombre que fue abandonado en una isla durante más de treinta años y allí vivió en soledad.