“Este no es lugar para gatos”: un pueblo de Nueva Zelanda quiere prohibirlos
Una pequeña localidad del sur de Nueva Zelanda quiere prohibir a los felinos domésticos para proteger a las especies locales, especialmente las aves
Si vive en Omaui y tiene un gato, dentro de muy poco tendrá que castrarle, ponerle un chip, registrarle y, cuando el animal muera, no podrá reemplazarlo por otro. Esas son las normas que quieren poner en marcha en esta localidad neozelandesa, preocupados por el medio ambiente y la supervivencia de las especies locales, sobre todo de las aves.
Tal y como informa Newshub, desde esta pequeña localidad del sur de Nueva Zelanda se quiere acabar paulatinamente con la presencia de gatos porque son los responsables de la muerte de miles de aves cada año. Ali Meade, gerente del ayuntamiento, explica a ese medio que los gatos podrán vivir tranquilamente en la ciudad, pero que “cuando mueran, no podrán ser reemplazados”.
Esta medida es una de las propuestas para el plan regional del manejo de plagas y que da por buenas las tesis de algunos sectores, que aseguran que los gatos matan a miles de animales cada año. En ese sentido opina Peter Marra, del Centro de Aves Migratorias del Instituto Smithsoniano, en declaraciones a la BBC: "Los gatos son mascotas maravillosas, espectaculares, pero no se les debería permitir vagar a su aire. Jamás dejaríamos a los perros hacer eso. Es tiempo de que tratemos a los gatos como perros".
Castración, registro, chip… y muerte
Marra asegura que los gatos están entre las especies invasoras más peligrosas del mundo y cifra en 63 las especies que se han extinguido por una relación directa con los felinos. La solución pasaría por lo que se ha propuesto en Omaui: castrar a los gatos domésticos, tenerlos identificados y no permitir su reemplazo al morir. Es lo que tienen preparado a los gatos domésticos porque los gatos salvajes ni aparecen en la propuesta: serían arrasados como una plaga.
Otros países como Australia ya han tomado cartas en el asunto y han impuesto toques de queda para los gatos, no dejándolos salir a partir de ciertas horas. Los dueños son quienes deben estar pendientes de sus mascotas porque si salen de casa fuera de las horas establecidas…
En Nueva Zelanda hay un gato en la mitad de los hogares, pero John Collins, miembro de una ONG medioambiental, asegura al Newshub que no es un buen lugar para ellos: “No les odiamos, pero este no es realmente un lugar para gatos".
Si vive en Omaui y tiene un gato, dentro de muy poco tendrá que castrarle, ponerle un chip, registrarle y, cuando el animal muera, no podrá reemplazarlo por otro. Esas son las normas que quieren poner en marcha en esta localidad neozelandesa, preocupados por el medio ambiente y la supervivencia de las especies locales, sobre todo de las aves.
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