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El Gobierno de Tsipras se quema en las ascuas de la tragedia de Mati
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NI UNA SOLA MEDIDA PARA IMPEDIR QUE SE REPITA

El Gobierno de Tsipras se quema en las ascuas de la tragedia de Mati

La tragedia que arrasó Mati puede producirse de nuevo. Enzarzadas en un cruce de acusaciones, las autoridades no han diseñado un plan para mejorar la respuesta a desastres de este tipo

Foto: Griegos observan un incendio forestal en la ciudad de Rafina, cerca de Atenas, el 23 de julio de 2018. (Reuters)
Griegos observan un incendio forestal en la ciudad de Rafina, cerca de Atenas, el 23 de julio de 2018. (Reuters)

El cinismo del Gobierno griego ha sido proporcional a la solidaridad de la población con los afectados por los incendios del este de la región de Ática. Mientras los fuegos que mataron a más de 90 personas y dejaron más de 100 heridos siguen desvelando al paso de los equipos de rescate más y más consecuencias, el Ejecutivo de Alexis Tsipras, y las autoridades subordinadas, hacen caso omiso a las señales de que hubo un grave problema de planificación y coordinación. Y, sobre todo, de que la tragedia que arrasó Mati puede producirse de nuevo si tras el duelo se evita la autocrítica. Enzarzados en un cruce de acusaciones, falta una toma de distancia y un plan para mejorar la respuesta a este tipo de desastres.

“He mirado cuidadosamente todo lo que hemos hecho y no he podido encontrar ningún error en nuestra actuación”, decía tras el incendio Nikos Toskas, ministro de Orden Público. Tsipras, que apareció para visitar una zona afectada y después se escondió en su despacho -para mantener reuniones, dijo- durante unos días, salió golpeándose el pecho y asumiendo “toda la responsabilidad política” ante su gabinete “y todo el pueblo griego”. Animó además a sus ministros “a hacer lo mismo, no importa lo difícil que sea”.

Simple palabrería: nadie había dimitido, más allá de dos concejales de una de las localidades afectadas, hasta el fin de semana, cuando Toskas pareció el fusible necesario para evitar que cayera todo el Gobierno. Toskas, que no ha pedido disculpas por su coordinación de los cuerpos de policía, bomberos y protección civil -de hecho nadie del Gobierno ha pedido disculpas-, se despedía más como víctima de las circunstancias que asumiendo su responsabilidad.

Las acusaciones del Ejecutivo recaen veladamente sobre los residentes de Mati a los que, indirectamente, se culpa de que sus “construcciones ilegales” estuvieran mal organizadas, lo que habría impedido que se ejecutara la evacuación correctamente, cundiendo el pánico conforme avanzaba el fuego. Lo cierto es que estas localidades tendrían que ser propiamente llamadas “alegales”, ya que hasta hace poco el catastro griego, allá donde existía, era muy incompleto, lo que permitía la construcción sin plan urbanístico y, por tanto, el crecimiento de éstas de manera prolífica. Sucesivos gobiernos han tenido que legalizar poblados enteros -Mati fue “legalizado” recientemente- donde el arraigo hacía imposible tirar las casas abajo. Al fin y al cabo, son muchos los votantes que viven o veranean en pueblos como Mati, porque hay muchas localidades como esta en Grecia.

placeholder Un hombre ante su casa quemada en el pueblo de Mati, cerca de Atenas. (Reuters)
Un hombre ante su casa quemada en el pueblo de Mati, cerca de Atenas. (Reuters)

Tsipras se ha apresurado a asegurar que se planea la demolición de entre 200 y 300 estructuras, tanto casas como otras construcciones, en toda la región del Ática, apuntando siempre a estas como las culpables del peor incendio en número de víctimas de la historia de Grecia.

No obstante la “versión” del Gobierno es tan incompleta que llega a ser negligente. La Universidad de Atenas ha publicado un informe con sus conclusiones sobre las causas y consecuencias del incendio. En el documento reconoce que se propagó de una manera fulminante aprovechando los fuertes vientos y que la vegetación baja de la zona ayudó a su extensión. Pero, dada la estructura anárquica de Mati -con calles estrechas, muchos callejones sin salida y giros que permiten los atascos- el informe no profundiza en el hecho de que no se activó ningún plan de evacuación. En base a los testimonios recogidos por los académicos, que concuerdan con los plasmados en la prensa, quienes evacuaban la zona lo hacían tras ser llamados por otros vecinos que escapaban del fuego, y no por ninguna autoridad competente que les organizara.

La universidad, que también denuncia la falta de infraestructuras como carreteras laterales, que hubieran permitido escapar más rápidamente, y accesos a las playas por escaleras -la zona está plagada de acantilados-, apela directamente a la responsabilidad gubernamental. El portavoz del Gobierno, Dimitris Tzanakópulos, dijo horas después el incendio que no había sido necesario ejecutar ningún plan de evacuación. Muchos dudan de que tan siquiera existiese uno.

Por ejemplo, la policía cortó la carretera principal que va a Mati, Marathonos, pero no las secundarias, obligando a muchos a tomar un desvío donde se encontraron con un atasco, y no pocos con la muerte. Tanto la policía como los bomberos defienden su labor y aseguran que los errores hay que buscarlos en sus jefes.

Algunos bomberos han reconocido que, a pesar de la alerta por fuego señalizada el día anterior, los aviones no estaban en el lugar adecuado para despegar con vientos tan fuertes, lo que ralentizó la extinción. Estos además apuntan a los recortes como causantes de su impotencia. Señalan que su flota de camiones está avejentada, el 15% de ellos necesitan reparaciones antes de poder ser utilizados. El jefe de la policía y de los bomberos fueron destituidos el fin de semana.

“No sé cómo algunos pueden dormir por las noches”, resumía el líder de la oposición, el conservador Kyriakos Mitsotakis.

placeholder Una mujer mientras intenta encontrar a su mascota tras los incendios en el pueblo de Mati, cerca de Atenas. (Reuters)
Una mujer mientras intenta encontrar a su mascota tras los incendios en el pueblo de Mati, cerca de Atenas. (Reuters)

Las ayudas públicas para los afectados, que rondan los 5.000 euros y que incluyen ofertas de trabajo, se están tramitando mucho más rápido que los servicios de emergencia. Muchos ya han recibido esta indemnización, aunque el caso está lejos de quedarse en este punto: ya se están recopilando las primeras denuncias criminales contra el Gobierno, que se pondrán en marcha cuando termine el luto. Un fiscal de lo penal ya tiene en sus manos las primeras demandas de algunos de los afectados, incluidas las de los ayuntamientos, que aseguran que el Ministerio no les comunicó cómo actuar.

El precedente más cercano a estos trágicos incendios los encontramos en 2007. Unos fuegos que duraron varios días en el oeste del Peloponeso, en la región de Élide, mataron a más de 60 personas y dejaron centenares de hectáreas quemadas. Se celebraron juicios penales que acabaron con sentencias de prisión para, entre otros, el gobernador regional por negligencia. Ahora, por cierto, no se sabe nada de la gobernadora del Ática, la gran promesa dentro del aparato de Syriza, Rena Dourou.

En 2007 gobernaba Nueva Democracia, con Konstantinos Karamanlís de primer ministro, y las cosas fueron mucho mejor que de lo que pueden irle a Tsipras. Todos los analistas coinciden en que reaccionó más rápido y mejor, lo que le permitió convocar elecciones anticipadas un mes después. Volvió a ganar por su gestión de la crisis. Es dudoso que el actual primer ministro Tsipras pueda hacer lo mismo.

Lo cierto es que la investigación sobre si el incendio fue provocado o fortuito apenas cambiaría nada de este caso porque Grecia, como España, sufre estos fuegos cada verano. La verdadera diferencia la marcará si la tragedia sirve al Ejecutivo mejora la seguridad de sus ciudadanos antes de que se produzca otro Mati o si seguirá enroscado en su caparazón esperando a que amaine la tormenta… y que lo resuelva el Gobierno siguiente.

El cinismo del Gobierno griego ha sido proporcional a la solidaridad de la población con los afectados por los incendios del este de la región de Ática. Mientras los fuegos que mataron a más de 90 personas y dejaron más de 100 heridos siguen desvelando al paso de los equipos de rescate más y más consecuencias, el Ejecutivo de Alexis Tsipras, y las autoridades subordinadas, hacen caso omiso a las señales de que hubo un grave problema de planificación y coordinación. Y, sobre todo, de que la tragedia que arrasó Mati puede producirse de nuevo si tras el duelo se evita la autocrítica. Enzarzados en un cruce de acusaciones, falta una toma de distancia y un plan para mejorar la respuesta a este tipo de desastres.

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