May evita por los pelos una humillación parlamentaria sobre la unión aduanera

La 'premier' Theresa May ha vuelto a salvarse 'in extremis'. La Cámara de los Comunes ha rechazado este martes una enmienda al proyecto de Ley de Comercio, que pedía que el Reino Unido se quedase dentro de la unión aduanera en caso de que para el 21 de enero de 2019 no se hubiera conseguido llegar a un acuerdo con Bruselas. La enmienda, presentada por el 'tory' pro UE Stephen Hammond, fue rechazada por tan solo seis votos: 307 frente 301.

El proyecto de ley deberá pasar ahora a la Cámara de los Lores. La primera prueba superada en la Cámara Baja da un respiro a May, que atraviesa una grave crisis de gobierno. Desde que el pasado jueves presentara de manera oficial al bloque su propuesta comercial —que plantea la creación de “un área de libre comercio para bienes”, con equivalencia normativa y un “dispositivo facilitado de aduanas”— han dimitido 10 miembros del Gabinete. Prácticamente uno por día.

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May, de momento, va alargando su supervivencia política. Pero el difícil panorama que existe en Westminster plantea cada vez más dudas sobre hasta qué punto realmente el Brexit será una realidad el 29 de marzo de 2019.

El Ejecutivo gobierna en minoría, las filas 'tories' están completamente divididas y una líder sin autoridad se pasa el día haciendo concesiones a uno y otro bando para evitar la rebelión. Cuando se consigue apaciguar una revuelta euroescéptica se da más munición a los eurófilos, y viceversa. Y mientras tanto, la oposición laborista mira desde las gradas el circo romano. No es que los de Jeremy Corbyn tengan un plan establecido, pero desde luego no van a dejar pasar la oportunidad si ven posibilidad de elecciones anticipadas, una opción que, visto lo visto, ya nadie se atreve a descartar.

Aspectos por concretar

Más de dos años después del histórico referéndum, Londres y Bruselas tan solo han acordado el 80% del acuerdo de salida. Pero si el divorcio está siendo ya de por sí complejo, las negociaciones sobre las futuras relaciones comerciales están causando una crisis de gobierno sin precedentes. La mayoría de las dimisiones que se han presentado estos días son de aquellos que quieren romper por completo los vínculos con el bloque y no comparten la visión de un Brexit blando, el mismo que defiende May si se quiere evitar una frontera dura entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda.

En este sentido, el líder de los 'tories' euroescépticos, el influyente Jacob Rees-Mogg, planteó el lunes hasta cuatro enmiendas al proyecto de Ley de Aduanas que May tuvo que aceptar para evitar la rebelión y poder sacar la normativa adelante. La Cámara de los Comunes aprobó la legislación por 318 votos a favor y 285 en contra. Pero con las concesiones, el Ejecutivo se ha atado de alguna manera las manos, al imponer, por ejemplo, que el Reino Unido no pueda recaudar aranceles correspondientes a los Veintisiete a no ser que haya un sistema recíproco en la Europa continental, una de las piezas clave de la propuesta de May.

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Por otra parte, los euroescépticos también exigen descartar la creación de una frontera en el mar de Irlanda (para asegurar que Irlanda del Norte permanece en el régimen británico), que el Reino Unido quede fuera del sistema europeo del impuesto sobre el valor añadido y que se apruebe otra ley si el Gobierno quiere hacer una unión aduanera con la UE.

Está previsto que el jueves el nuevo ministro británico para el Brexit, Dominic Raab, se reúna con el negociador jefe de la UE, Michel Barnier, después de que este martes se iniciara otra ronda de conversaciones en la capital belga. La respuesta de la UE al plan británico será fundamental para determinar la supervivencia política de la 'premier'. Es tal la tensión que May ha presentado una moción ante el Parlamento para que el periodo de sesiones ordinario de la Cámara de los Comunes concluya este jueves en vez de la semana próxima, en un intento de reducir la amenaza a su liderazgo. Cuanto antes lleguen las vacaciones, mejor para ella.