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Trump, el euroescéptico: torpedea a May por sus concesiones al 'Brexit blando'
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miles de personas protestan contra su visita

Trump, el euroescéptico: torpedea a May por sus concesiones al 'Brexit blando'

El viaje del presidente estadounidense al Reino Unido ha empezado con el peor pie posible, poniendo en riesgo incluso la "relación privilegiada" a ambos lados del Atlántico

Foto: Donald Trump estrecha la mano de Theresa May durante la rueda de prensa conjunta. (EFE)
Donald Trump estrecha la mano de Theresa May durante la rueda de prensa conjunta. (EFE)

Imagínense un campo seco donde alguien tira una cerilla. El fuego es imparable. Y así es precisamente como está siendo la visita de Donald Trump al Reino Unido. Downing Street había diseñado un plan para que nadie se saliera del guion establecido. Pero el presidente norteamericano está pasando cual apisonadora por cada uno de los frenes abiertos que tiene la premier Theresa May, cuyo liderazgo está más cuestionado que nunca. Se suponía que con el Brexit, Londres tenía que estrechar más que nunca los lazos con Washington, pero lo cierto es que ahora mismo cuesta ver algún atisbo de “relación especial”.

En plena crisis del Gobierno británico por la guerra civil que se vive en el Gabinete ante las complejas reuniones con Bruselas, el inquilino de la Casa Blanca pone en duda que el Brexit que May está negociando sea por el que votaron los británicos, acusa a la líder tory de ignorar sus consejos, descarta un pacto comercial entre ambos países y asegura que Boris Johnson -el gran enemigo de su anfitriona- podría ser un gran primer ministro. Al menos califica a la mandataria británica de “buena persona” y niega que la haya llamado alguna vez “aburrida maestra de escuela”.

La entrevista que Trump ha concedido a The Sun ha creado una gran tensión diplomática. En el Numero 10 sabían que el presidente norteamericano había hablado con el tabloide el miércoles en Bruselas en la cumbre de la OTAN. Creían que iba a mandar un mensaje positivo coincidiendo con su visita y que la noticia no se publicaría hasta el viernes. Sin embargo, el texto repleto de críticas salió a la luz el jueves por la noche minutos antes de que May pronunciara su discurso en la cena de gala que se organizó para agasajar al invitado en el Palacio de Blenheim, a la que también acudieron líderes empresariales.

Foto: Un grupo de manifestantes inflan un globo de helio con la forma de un Donald Trump bebé, que será desplegado durante la visita del presidente estadounidense al Reino Unido. (Reuters)

En la rueda de prensa conjunta que ambos mandatarios ofrecieron este viernes por la tarde en Chequers, Trump aseguró que la entrevista publicada por The Sun era “fake news”, ya que no se habían resaltado todos los comentarios positivos que había hecho sobre la premier. “Esta increíble mujer aquí está haciendo un trabajo fantástico, un gran trabajo”, señaló el norteamericano que una vez más se negó a contestar las preguntas de CNN.

El inquilino de la Casa Blanca explicó que no había dado “consejos” a la premier sobre cómo negociar el Brexit, sino que simplemente le había “sugerido ideas que quizá más adelante pueda llevar a cabo”. “Creo que el Brexit es una oportunidad increíble”, manifestó. En este sentido, aseguró que tanto el triunfo del divorcio del bloque como su propia victoria se deben al problema de la inmigración, un fenómeno dijo: “muy negativo”. “Decir algo así no es que sea muy políticamente correcto, pero lo digo en voz muy alta: creo que la inmigración está cambiando la cultura y la seguridad. Mirad lo que está pasando a estos países que hasta ahora no habían tenido ningún problema. Es una lástima, pero no creo que sea bueno para Europa, ni bueno para mi país”, añadió.

En cuanto a las relaciones comerciales, a pesar de lo expresado en The Sun -cuyo audio se puede escuchar en la web- señaló que “Estados Unidos espera cerrar un gran acuerdo bilateral con el Reino Unido”. En cualquier caso, sí matizó luego que haga lo que haga Londres es “asunto suyo” aunque lo único que le pide es que lo que negocie con la UE “no dificulte” el acuerdo comercial con Washington, ya que la UE se estaba “comportando de manera muy injusta” con su país. La advertencia queda hecha por partida doble.

placeholder Un globo que representa a Donald Trump como un bebé enfadado, durante las protestas contra la visita del presidente estadounidense al Reino Unido, hoy en Londres. (Reuters)
Un globo que representa a Donald Trump como un bebé enfadado, durante las protestas contra la visita del presidente estadounidense al Reino Unido, hoy en Londres. (Reuters)

"Boris Johnson es muy majo conmigo"

A pesar de la gran polémica que ha desatado su entrevista, Trump dijo que las relaciones con el Reino Unido se encontraban “al más alto nivel especial” y que estos dos días “había conocido más a la premier que en los últimos dos años”. Pero está claro que cuesta creer la química personal que ambos mandatarios intentaban aparentar.

En esta línea, no tuvo reparos en volver a repetir sus simpatías por el que fuera titular de la diplomacia británica, uno de los mayores críticos con May. "Boris Johnson es muy majo conmigo. Ha dicho cosas muy buenas de mí como presidente. Creo que opina que estoy haciendo un gran trabajo. Y estoy haciendo un gran trabajo, se lo puedo asegurar, por si no se habían dado cuenta. Yo creo, sería un gran primer ministro”, manifestó ante su anfitriona.

Asimismo, pese a que las relaciones entre Londres y Moscú atraviesan la peor crisis diplomática desde la guerra fría tras el episodio del Novichok, Trump dijo que su relación con Rusia “era buena”. Por su parte, May dijo que estaba negociando “el tipo de Brexit por el que han votado los británicos” y que su Libro Blanco plantea la “plataforma” para conseguir un buen acuerdo comercial tanto con Estados Unidos como con la UE.

El equipo del presidente insiste en que no se pretendía socavar la autoridad de May. Pero si ya es inusual que un mandatario se pronuncie sobre los asuntos internos de otro país, Trump no ha tenido ningún tipo de reparos en valorar el Brexit en un momento especialmente delicado para el Ejecutivo británico, ante la gran división que ha creado la propuesta sobre la relación comercial con el bloque que May ha presentado este jueves de manera formal a Bruselas.

Como adelantaba el resumen aprobado en la reunión del Gabinete que tuvo lugar la semana pasada en Chequers, el Libro Blanco plantea crear “un área de libre comercio para bienes”, con equivalencia normativa y un “dispositivo facilitado de aduanas”, que haría que el Reino Unido y los Veintisiete funcionaran como “un territorio aduanero combinado”.

El hecho de que finalmente no se apueste por romper por completo los lazos con el bloque ha provocado la dimisión de dos de los ministros con más peso, los euroescépticos Davis Davis y Boris Johnson. “Si aprueban un tratado como ese, estaríamos tratando con la Unión Europea en lugar de con Reino Unido, y eso puede matar probablemente el acuerdo (entre Londres y Washington”, advierte ahora Trump, quien se refiere a Johnson como “un tipo muy talentoso”. “Me entristeció mucho ver que dejaba el Gobierno y espero que vuelva en algún momento”, añade.

placeholder Melania Trump y Philip May, el marido de la primera ministra británica, conversan con escolares y veteranos en el Royal Hospital Chelsea en Londres. (Reuters)
Melania Trump y Philip May, el marido de la primera ministra británica, conversan con escolares y veteranos en el Royal Hospital Chelsea en Londres. (Reuters)

Espaldarazo a los 'Brexiteers'

Sus comentarios dan más oxígeno a los 'Brexiteers' capitaneados por el influyente diputado Jacob Rees-Mogg, que ha presentado varias enmiendas al proyecto de aduanas que se discutirá la próxima semana en la Cámara de los Comunes. Ninguna tiene posibilidades de salir adelante, pero sus votaciones serán un buen indicador para saber el número de rebeldes que existen en unas filas tories completamente divididas.

En Westminster no existe mayoría para sacar adelante un Brexit duro. Pero tampoco queda claro que haya los escaños suficientes para aprobar ahora un Brexit blando porque con la crisis del Gobierno los laboristas no van a desaprovechar cualquier oportunidad que se plantee para forzar elecciones anticipadas.

Mientras se disputa la batalla política, en la calle se esperan este viernes las manifestaciones más masivas desde las protestas contra la intervención en Irak en 2003. Según una encuesta de YouGov, el 77 por ciento de los británicos tiene una opinión desfavorable sobre Trump.

Foto: TLa primera ministra británica, Theresa May (i), saluda al presidente estadounidense, Donald Trump. (EFE)

Por la mañana un globo gigante de seis metros con la forma de un Trump naranja, caricaturizado como un bebé enfadado, en pañales y pegado a un teléfono móvil se ha colocado a 30 metros de altura sobre Westminster. La persona que ha firmado la autorización para instalarlo en la casa de una de las democracias más antiguas del mundo ha sido el mismísimo Sadiq Khan, el hombre que hizo historia al convertirse en el primer alcalde musulmán de Londres y que, a juzgar por los continuos enfrentamientos públicos que ambos mantienen en Twitter, no es precisamente el mejor amigo del inquilino de la Casa Blanca. Con todo, el presidente asegura que los británicos le apoyan. El norteamericano culpa al alcalde de las protestas y ahora sentirse apoyado por los británicos.

May y Trump ofrecerán este viernes por la tarde una rueda de prensa conjunta en Chequers, la casa de campo que se pone a disposición de los primero ministros. Durante ese tiempo, el esposo de la líder tory, Philip May, se ocupará de Melania, para lo que, según reveló May “se ha comprado un traje nuevo”. Posteriormente, el presidente y la primera dama se desplazarán al castillo de Windsor, condado de Berkshire, donde se encontrarán con la jefa del Estado, la reina Isabel II, que no es la principal anfitriona al no tratarse de visita de Estado.

El viernes por la noche Trump y Melania volarán a Escocia, donde también se esperan numerosas protestas en Glasgow y Edimburgo, en un tramo de la visita que se considera privado y en el que se prevé que el presidente visite sus campos de golf en la región donde nació su madre. A diferencia de sus predecesores, no se dirigirá al Parlamento -el propio presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, ha asegurado que no se ha ganado tal honor- y no se reunirá con ningún líder de la oposición.

Imagínense un campo seco donde alguien tira una cerilla. El fuego es imparable. Y así es precisamente como está siendo la visita de Donald Trump al Reino Unido. Downing Street había diseñado un plan para que nadie se saliera del guion establecido. Pero el presidente norteamericano está pasando cual apisonadora por cada uno de los frenes abiertos que tiene la premier Theresa May, cuyo liderazgo está más cuestionado que nunca. Se suponía que con el Brexit, Londres tenía que estrechar más que nunca los lazos con Washington, pero lo cierto es que ahora mismo cuesta ver algún atisbo de “relación especial”.

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