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La UE cierra un acuerdo casi vacío para crear CIE europeos (que nadie quiere)
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La UE cierra un acuerdo casi vacío para crear CIE europeos (que nadie quiere)

Trece horas y media de cumbre han sido necesarias para que los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea cerraran de madrugada un acuerdo de mínimos

Foto: Larga noche de negociaciones para un acuerdo de mínimos en Bruselas (EFE)
Larga noche de negociaciones para un acuerdo de mínimos en Bruselas (EFE)

Trece horas y media de cumbre han sido necesarias para que los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea cerraran de madrugada un acuerdo de mínimos sobre cómo hacer frente a la llegada de migrantes. Tensiones, broncas, varias propuestas y contrapropuestas, incluso un picoteo de madrugada, han sido necesarios para que los Veintiocho acordaran la creación -voluntaria- de centros para migrantes en terreno europeo. Una especie de Centros de Internamientos de Extranjeros (CIE) que, sin embargo, ningún país se ha mostrado dispuesto a acoger.

"No es el mejor de los acuerdos, pero es un acuerdo importante", ha dicho el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al término, al filo de las cinco de la mañana, de la primera jornada de la cumbre europea. El presidente del Gobierno ha celebrado también que las conclusiones pactadas reflejan el compromiso de sus socios europeos de destinar fondos europeos a España y Marruecos para apoyar la gestión de la migración. La cantidad y el origen de los fondos quedan por concretar.

Sánchez, el "nuevo chico" en Bruselas

"Es una buena señal (...) pero tenemos aún mucho trabajo que hacer para superar nuestras diferencias", ha dicho por su parte la canciller alemana Angela Merkel. Más triunfal se ha mostrado el primer ministro italiano, Giuseppe Conte: "Ha sido una larga negociación, pero Italia, desde hoy, ya no está sola", ha dicho. La clave del consenso es que los "centros en territorio europeo serán solo sobre la base voluntaria, es decir, en aquellos países que lo decidan y con una gestión colectiva europea", en palabras del "premier" italiano, quien ha dejado claro que Italia no tiene intención de abrir uno de estos recintos.

"Nosotros ya tenemos", ha dicho por su parte Sánchez, a la pregunta de si España abrirá una de estas instalaciones. "La realidad de cada país es distinta y esta es una opción que pueden tener algunos países que de manera voluntaria quieran abrir estas centros. En nuestro (caso) -lo hemos dejado claro al principio, durante y al final de la reunión- vamos a seguir con nuestros instrumentos y nuestras infraestructuras", ha añadido.

Foto: Matteo Salvini, en un campamento de gitanos. (EFE)

Conte ha detallado los puntos principales del acuerdo cerrado esta noche, que incluye la posibilidad de la creación de centros de acogida o plataformas de desembarco en países terceros -tal y como defendían los países partidarios de aplicar mano dura a los migrantes-, la necesidad de intensificar los acuerdos con los países de origen y de tránsito, una clara advertencia a los barcos que rescatan a migrantes para que "cumplan la ley" y no se crucen en el camino de los guardacostas libios y la conveniencia de reformar el sistema de Dublín, que establece que los demandantes de asilo son responsabilidad del primer país en el que ponen pie en la UE, entre otras cuestiones.

Las diferencias entre las posiciones de los distintos países son abismales y no han faltado momentos broncos, pero las posiciones han ido aproximándose, a la par que el cansancio iba en aumento. La Hungría de Viktor Orban rechazaba categóricamente la idea de que se creen centros para migrantes en territorio comunitario, ya que su prioridad es cerrar las fronteras europeas. “La gente pide dos cosas: no más migrantes dentro, así que hay que pararlos. Y que aquellos que ya están aquí, hay que mandarlos de vuelta”, ha asegurado el primer ministro magiar. Alemania tampoco estaba contenta: en las distintas propuestas apenas se recogía nada sobre la cuestión de qué hacer con las personas que piden asilo en un país europeo y luego se mudan a otro.

placeholder El primer ministro italiano Giuseppe Conte llega a la reunión con sus socios europeos (EFE)
El primer ministro italiano Giuseppe Conte llega a la reunión con sus socios europeos (EFE)

Italia, pisando fuerte

No más palabras, sino hechos. Italia ha llegado a la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno sobre migración dispuesta a romper la baraja. Si los socios europeos no se comprometían a facilitar el reparto de los migrantes llegados a sus costas en otros países, ha dicho Conte, vetarían las conclusiones del encuentro. Dicho y hecho: bloquearon las conclusiones prácticamente al inicio de las conversaciones, provocaron que los presidentes del Consejo Europeo, Donald Tusk, y la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, cancelaran su rueda de prensa prevista y mantuvieron por diez horas el bloqueo.

"Es una posibilidad que no quiero considerar, pero si llegamos a eso, seguramente por mi parte no tendremos conclusiones compartidas", había anticipado Conte a su llegada al encuentro en Bruselas. En concreto, Italia quería asegurarse de que quedase claro que cuando un migrante llega a Italia, llega a la UE, y que no es solo un problema de los italianos, sino de todos. Dice Conte que lo han conseguido. Aunque, a la vista de lo acordado, aún no queda muy claro cómo.

El embiste con la que ha entrado Italia en la reunión ha sentado mal a sus socios europeos. Todos consideran que, de un modo u otro, la migración es una preocupación de primer orden en sus países. El ambiente se ha enrarecido, hasta el punto de crear malestar en prácticamente todas las delegaciones, lo que ha dificultado aún más llegar a un consenso. Tras varias rondas de contactos, varias pausas y varias propuestas sobre la mesa, los líderes seguían a las 4:00 am negociando un texto que fuera potable para todo el mundo.

Juego de suma cero

A nadie le interesaba acabar la cumbre sin resultados. El nuevo gobierno italiano, que se autodenomina "del cambio", tiene que mostrar que gracias a sus posiciones agresivas con la migración han logrado arrancar a la UE los resultados que sus predecesores del "establishment" no consiguieron. Aquellos líderes que dirigen países donde el populismo tiene un importante tirón, como Francia u Holanda, necesitan demostrar que son capaces de dar respuestas a las preocupaciones de sus ciudadanos. Pero sobre todo, un fracaso perjudicaría a la canciller alemana, Angela Merkel, que ha llegado a Bruselas más debilitada que nunca.

Merkel, que ha hecho un guiño a Roma recalcando en público la necesidad de ser "solidarios" con Italia, necesitaba regresar a Berlín con algún acuerdo o consenso que le permita apaciguar a sus socios bávaros. Su líder y ministro de Interior, Horst Seehofer, amenaza con poner en evidencia a la canciller y poner en marcha una política de devolución de demandantes de asilo que estén en Alemania pero se hayan registrado anteriormente en otro país europeo. La canciller quiere evitar a toda costa medidas unilaterales, pero para eso necesita un acuerdo con su socio. Y para evitar una posible caída de su gobierno. Este domingo su futuro será decidido en el congreso que celebra con su partido.

placeholder Tusk habla con el primer ministro húngaro, Viktor Orban durante la cumbre. (Reuters)
Tusk habla con el primer ministro húngaro, Viktor Orban durante la cumbre. (Reuters)

Pero la sombra del avance de los populismos y la ultraderecha -presente en gobiernos del este, pero también en el de Austria, que asumirá en tres días la presidencia de la UE- está marcando un debate migratorio cada vez más centrando en cómo evitar que lleguen a Europa, antes que en cómo recibirlos. Y, aunque hoy no han logrado imponerse, sí que han conseguido bloquear cualquier avance tangible. Ya lo decía Tusk, ante la sorpresa que ha generado el tono de los planteamientos que preparó para esta cumbre: "Algunos pueden pensar que soy muy duro en mis propuestas, pero créanme, si no las acordamos, entonces se verán algunas propuestas realmente duras del algunos 'tíos' realmente duros".

Emmanuel Macron, presidente francés, que ha mantenido una marcada tensión con Conte durante el encuentro, se ha mostrado optimista por el resultado del encuentro. Considera, Macron, que se ha llegado a una "solución europea", pese a que ésta carezca apenas de contenido concreto, al menos por el momento. Y ha dejado claro que la situación exige de la cooperación entre los Veintiocho, mal que les pese a algunos países que preferirían no saber nada de los migrantes. "No somos un isla", ha resumido.

Trece horas y media de cumbre han sido necesarias para que los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea cerraran de madrugada un acuerdo de mínimos sobre cómo hacer frente a la llegada de migrantes. Tensiones, broncas, varias propuestas y contrapropuestas, incluso un picoteo de madrugada, han sido necesarios para que los Veintiocho acordaran la creación -voluntaria- de centros para migrantes en terreno europeo. Una especie de Centros de Internamientos de Extranjeros (CIE) que, sin embargo, ningún país se ha mostrado dispuesto a acoger.

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