El oscuro secreto del héroe que salvó a una docena de niños de ser atropellados

Parecía un día más en Maine (EEUU) en el que los más pequeños disfrutaban de un partido de béisbol al aire libre: los dos equipos se encontraban en pleno encuentro cuando, de repente, un extraño ruido de neumáticos se hizo audible. Todas las miradas fueron a parar a un vehículo que había invadido el campo de juego: carreras, gritos, una huida contrarreloj y un atropello mortal al héroe que salvó a varios de los niños... pero que tenía un oscuro secreto.

Douglas Parkhurst, un vecino de West Newfield, se encontraba en la grada viendo el partido en el que estaba jugando su nieto. Hombre respetado y venerado por sus vecinos, por ser un veterano de la Guerra de Vietnam, fue uno de los primeros en darse cuenta de lo que estaba sucediendo: según vio aparecer el coche, no lo dudó y se lanzó al campo para tratar de evacuar a los niños, que se habían convertido en un blanco fácil para un vehículo que circulaba a alta velocidad.

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El coche entró por un lateral del campo hasta alcanzar el 'infield' y, tras varias vueltas sobre las bases, decidió acelerar hacia la valla lateral que protegía la grada. Mientras el vehículo realizaba este recorrido a toda velocidad, Parkhurst se encargó de evacuar a cuantos niños pudo, incluido su nieto. Y, cuando todos estaban a salvo, intentó correr hacia el exterior del campo... pero no llegó a tiempo: cuando escapaba, el coche, a más de 80 km/h, acabó con su vida tras arrollarle.

Aunque los servicios médicos acudieron rápido al campo de béisbol, nada pudieron hacer por salvale. Pronto, Douglas Parkhurst se convirtió en un verdadero héroe, uno de esos hombres que no solo había peleado por su país en Vietnam sino que, lo último que hizo en su vida, fue salvar a varios niños de ser atropellados por Carol Sharrow, una mujer que conducía en estado de embriaguez y que ya había sido condenada en dos ocasiones por el mismo motivo.

Sin embargo, Parkhurst guardaba un secreto que nadie conocía, hasta que él mismo lo contó hace cinco años y, ahora, se ha filtrado a los medios de comunicación. En 1968, durante la noche de Halloween, Douglas y su hermano cogieron el coche para ir a cenar a casa, en Fulton: tras una tarde de diversión, con excesivo alcohol de por medio, el veterano de guerra golpeó con su vehículo a alguien que había en la carretera: se trataba de Carolee Ashby, una niña de cuatro años que falleció al instante.

Un secreto contado demasiado tarde

Nadie lo supo jamás, ni tan siquiera el hermano que le acompañaba que, a consecuencia del alcohol ingerido, se encontraba dormido en el momento del suceso. Durante cuatro décadas calló su secreto, hasta que en 2013, tras asegurar que no aguantaba más ese peso, decidió confesar: "Solo había tomado tres cervezas pero, mientras conducía, escuché un ruido sordo, como si chocara con un perro. No recuerdo haber visto niños, pero mi corazón me dice que golpeé a la niña".

Sin embargo, aquella confesión ante las autoridades de poco sirvió -salvo para aliviar su conciencia- pues, en 2013, el delito ya había prescrito. Cinco años después de su confesión y cincuenta más tarde de aquel atropello mortal, otro vehículo conducido por una persona ebria iba a acabar con su vida. Eso sí, después de conseguir salvar a una decena de niños de morir.

Ahora, Carol Sharrow, la conductora ebria que atropello mortalmente a Parkhurst, se enfrenta a una pena de prisión de 30 años, especialmente por contar ya en su historial con dos detenciones previas por mostrar síntomas de embriaguez mientras conducía. Actualmente, se encuentra detenida bajo fianza de 500.000 euros y el tribunal que se encargará de juzgarla ya ha pedido una evaluación de su estado mental.