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Los vertederos ilegales de Roma que nadie sabe cómo erradicar
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"Todos LO SABEN pero nadie hace nada"

Los vertederos ilegales de Roma que nadie sabe cómo erradicar

Muy cerca de las zonas turísticas se acumulan desechos que están contaminando el terreno. Un serio problema que se suma a la ya deficiente gestión de las basuras en la capital italiana

Foto: El cementerio de electrodomésticos de Tívoli, ilegal y al aire libre (Foto: @Legambiente)
El cementerio de electrodomésticos de Tívoli, ilegal y al aire libre (Foto: @Legambiente)

A unos 30 kilómetros al este de Roma, a poca distancia de los soberbios jardines de las villas romanas y renacimentales de Tívoli, entre bosques, cascadas y aguas termales visitadas por el turismo nacional e internacional, existe un insalubre descampado que antaño pertenecía a una fábrica de armamento y hoy es uno de los mayores vertederos ilegales de la región del Lacio. A primera vista, el paisaje es surrealista. Setecientos u ochocientos esqueletos de frigoríficos viejos, despojados de todos sus metales, yacen sobre unas 70 hectáreas de terreno contaminado, a unos cien metros de distancia del río Aniene, afluente del Tíber, en una zona donde —recuerdan los ecologistas— se halla también una de las principales cuencas acuíferas de la región. Es un cementerio de electrodomésticos al aire libre y lleva así años.

Roberto Scacchi, presidente de la sección de Lacio de la asociación ecologista italiana Legambiente, sabe que cuesta entender cómo se ha llegado a esta situación. “Hasta los 90 funcionó ahí una empresa que producía explosivos y detonadores, pero luego la empresa cerró y desde 2010 el área quedó abandonada. Entonces se instaló un campamento de gitanos y empezaron a llegar camiones que a toda hora, de día y de noche, vertían allí los electrodomésticos, que posteriormente los gitanos despojaban de sus partes metálicas”, cuenta Scacchi a El Confidencial.

“Un negocio armado probablemente por algunas empresas ilegales de transportistas para evitar pagar el impuesto debido para el desmantelamiento de estos frigoríficos, después de que estos productos fueran desechados por algunos grandes vendedores de electrodomésticos”, añade Scacchi. Así se acabaron por acumular montañas de residuos en un terreno que ya en sus entrañas alberga “algunas sustancias tóxicas que habían quedado allí después del cierre de la fábrica, entre ellos nitroglicerina. Y la zona nunca ha sido descontaminada”. Como tampoco se ha descubierto quién está detrás del negocio.

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Pero el vertedero ilegal de Tívoli no es un caso aislado. Un informe del Departamento de Higiene y Sanidad Pública de la ASL Roma B del 25 de mayo 2015, describía la zona este de la provincia de Roma como un área altamente contaminada por desechos tóxicos en la tierra, residuos industriales arrojados en vertederos ilegales y peligrosos solventes presentes incluso en pozos de agua. Todo fruto de controles ambientales inadecuados, monitoreos parciales y autorizaciones incompletas. Vertidos tirados por ahí, enterrados bajo tierra e incluso incendiados de manera abusiva, en un acto potencialmente mortífero, por la emanación de la dioxina. “Una situación que sigue vigente a día de hoy”, ha explicado recientemente al diario italiano Il Fatto Quotidiano el autor del mencionado informe, Fabrizio Magrelli.

Así, los primeros en dar voz de alarma han sido precisamente los habitantes de las comarcas de Case Rosse, Castelverde, Tor Sapienza, La Rustica, Ponte di Nona y Colle del Sole —todas localidades ubicadas en el este de la provincia de Roma— según los cuales se está produciendo un aumento de los tumores en la zona, que los vecinos atribuyen a las numerosas canteras abandonadas y vertederos ilegales que existen en la zona. No obstante, “no hay datos claros que permitan conectar estos fenómenos a las tasas de mortalidad, que son muy altas” en la zona, aclaró Magrelli, al añadir que, por esto, “sería necesario que las instituciones procedan a esclarecer los motivos que han llevado a originar estas difundidas patologías”.

placeholder Objetos en el vertedero ilegal de Tívoli (Foto: @Legambiente)
Objetos en el vertedero ilegal de Tívoli (Foto: @Legambiente)

Niveles inaceptables

Asimismo, los informes también citan de situaciones peligrosas y potencialmente dañinas para la salud en otras comarcas como Lunghezza, también situada en el este de la región, en una de las zonas más agrícolas del Lacio. Lo señalaba un estudio de la Agencia para la Protección Medioambiental de la región de Lacio (Arpa Lazio) ya en 2011, según el cual ya en esa época los niveles de plomo, hierro, hidrocarburos y cobre en las tierras de Lunghezza no eran aceptables. Una circunstancia que en 2015 provocó la apertura de algunas investigaciones judiciales que, sin embargo, se desconoce en qué han acabado.

De ahí que las comarcas en cuestión hayan sido rebautizadas como “la Tierra de los Fuegos” de Lacio, una sugerente mención a la más famosa zona de vertidos tóxicos de Campania, la región de Nápoles, donde la alarma solo se encendió después de 2006 —más de 10 años después de la primera denuncia—, cuando salió a la luz Gomorra, el bestseller de Roberto Saviano. “Todos saben lo que pasa en esa zona de la provincia de Roma, pero nadie hace nada, porque el negocio está en manos del crimen organizado”, comenta un vecino, al añadir que llegaron a amenazarlo con una pistola por las averiguaciones que estaba haciendo. Investigar, de hecho, no ha sido cosa fácil en años pasados y también ha habido quien incluso han perdido la vida haciéndolo, en circunstancias poco claras.

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Una situación extrema cuyo debate político, sin embargo, todavía está verde. Y eso pese a que, como llegó a sugerir un informe de diciembre de 2017 de la Comisión de Investigación sobre la Degradación de las Ciudades y sus Periferias del Parlamento italiano, sería necesario que se lleven adelante en el Lacio medidas “como las adoptadas para la Tierra de los Fuegos en Campania”. “Activaremos el ejército, de ser necesario”, dijo en septiembre de 2017 el ministro de Interior, Marco Minniti.

No obstante, desde entonces el asunto desapareció nuevamente de las agendas políticas y ninguna iniciativa definitiva fue llevada adelante por las instituciones. “La entrada de basuras ilegales en el vertedero abusivo de Tívoli fue interrumpida por el ayuntamiento local en 2014 pero, a pesar de las promesas de algunos políticos, la limpieza de la zona todavía no se ha llevado a cabo, y la empresa que adquirió ese terreno, pagándolo a un precio muy bajo, dice que no tiene dinero”, ejemplifica Scacchi, el ecologista de Legambiente.

placeholder El ejército participa en una intervención contra tres vertederos ilegales en Giugliano, Campania, el 3 de marzo de 2015. (EFE)
El ejército participa en una intervención contra tres vertederos ilegales en Giugliano, Campania, el 3 de marzo de 2015. (EFE)

Residuos de ida y vuelta

Según este observador, en efecto, la situación remite también a una mala gestión política de la eliminación de las inmundicias en Roma, una ciudad que produce un millón y medio de toneladas de basuras anualmente y cuya recogida separada ha bajado recientemente al 42%. “Roma, por ejemplo, es una ciudad que atraviesa graves deficiencias en la recogida de basuras. Se debe al cierre en 2013 de la planta de Malagrotta, cuyo cese exigía la Unión Europea por motivos ambientales”, explica Scacchi. No obstante, desde 2013, no se ha construido ninguna nueva planta de procesamiento de residuos y, por el contrario, el ayuntamiento, liderado por la alcaldesa Virgina Raggi, ha optado por apoyarse en la política de exportar estos desechos a otras regiones italianas.

Resultado: el problema ha regresado a cada acuerdo interrumpido o caducado. “Una situación que alimenta las ilegalidades”, es el comentario de los ciudadanos. “Mantengan la paciencia. Les pido tiempo. Las empresas de recogida son corruptas. Estamos buscando nuevas alternativas”, ha sido el lema han repetido desde el ayuntamiento. La paciencia se volvió a acabar, sin embargo, en abril, después de que una región a la que Raggi había pedido ayuda decidiese poner fin a su acuerdo con Roma. Con ello, los malolientes contenedores desbordados por residuos de todo tipo volvieron a aparecer en cada rincón de la capital de Italia, zonas centrales incluidas. Una situación que no se ha resuelto a día de hoy.

Foto: Miembros de una ONG recogen basura junto al Coliseo de Roma. (Efe)

Con todo, según los analistas, no todo es culpa de Raggi y de su administración. Y esto no solo porque algunas zonas, como Tívoli (localidad administrada por Giuseppe Proietti, un alcalde que llegó al poder con el apoyo de una coalición de listas cívicas), están fuera de la zona administrada por la alcaldesa Raggi. El problema, según Daniele Diaco, presidente de la Comisión Medioambiental de Roma, es que el de las basuras es “un negocio millonario que encuentra sus raíces en las actividades del crimen organizado, cuya lucha no es de competencia de los ayuntamientos, sino que requiere una intervención específica” por parte del Estado.

Desde hace años, de hecho, Lacio se mantiene establemente como la primera región de la Italia central por número de delitos medioambientales registrados, mientras que la provincia de Roma se sitúa tercera a nivel nacional, antecedida solo por Nápoles y Salermo (ambas en la sureña Campania). Una situación que, con toda probabilidad, dará todavía de qué hablar en el futuro, en un hemisferio que ya no sabe qué hacer con sus basuras.

A unos 30 kilómetros al este de Roma, a poca distancia de los soberbios jardines de las villas romanas y renacimentales de Tívoli, entre bosques, cascadas y aguas termales visitadas por el turismo nacional e internacional, existe un insalubre descampado que antaño pertenecía a una fábrica de armamento y hoy es uno de los mayores vertederos ilegales de la región del Lacio. A primera vista, el paisaje es surrealista. Setecientos u ochocientos esqueletos de frigoríficos viejos, despojados de todos sus metales, yacen sobre unas 70 hectáreas de terreno contaminado, a unos cien metros de distancia del río Aniene, afluente del Tíber, en una zona donde —recuerdan los ecologistas— se halla también una de las principales cuencas acuíferas de la región. Es un cementerio de electrodomésticos al aire libre y lleva así años.

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