"Erdogan está debilitado": qué hay detrás de las nuevas 'elecciones exprés' de Turquía
La decisión de adelantar las elecciones un año y medio ha cogido por sorpresa a la oposición, pero el Gobierno no puede esperar: la desastrosa situación económica le puede pasar factura
“Elecciones instantáneas”. Así ha bautizado la prensa turca a la cita electoral convocada por el Gobierno de Turquía para dentro de sólo dos meses. “Necesitamos adelantar las elecciones en la agenda lo antes posible”, ha declarado el presidente Recep Tayyip Erdogan ante la prensa, porque “los defectos del antiguo sistema pueden fallarnos en cualquier momento”. El anuncio de elecciones anticipadas a mediados de la semana pasada pilló por sorpresa a electores y a partidos de la oposición. Durante meses se había especulado con la posibilidad de adelantar la consulta, cuya fecha inicial era noviembre de 2019, pero ni siquiera el promotor de ese adelanto -Devlet Bahçeli, el líder del partido ultranacionalista MHP y socio del ejecutivo de Erdogan- se había atrevido a proponer una cita tan temprana.
Así, el 24 de junio Turquía acudirá a las urnas para votar, por primera vez en su historia, al Presidente y el Parlamento en una misma jornada. Unas elecciones históricas que introducirán el sistema presidencialista de Erdogan -aprobado en referéndum en abril de 2017- y que aglutina poderes ejecutivos, legislativos y judiciales en una sola persona. La sesión estará probablemente dividida en dos rondas de votaciones, que se celebrarán bajo el estado de emergencia, renovado por el Parlamento el pasado miércoles. La campaña electoral comenzará en menos de un mes, el 15 de mayo, por lo que la oposición deberá apresurarse para definir su estrategia.
Pero, ¿por qué el gobierno ha decidido acelerar de este modo la agenda electoral? “El ejecutivo ha previsto que en la segunda mitad de este año la economía del país no va a ir bien”, afirma a El Confidencial Erdal Guven, fundador del diario independiente Diken. “Por ello es conveniente celebrarlas lo antes posible, antes de que termine este año, cuando la mala situación tendrá un precio político para el AKP -Partido de la Justicia y el Desarrollo, en el poder-”. La imparable inflación, la devaluación de la lira turca -que ha perdido un 9% de su valor con respecto al euro en 2018- y las altas tasas de interés podrían hacer peligrar el apoyo electoral a Erdogan.
Campaña relámpago
El anuncio de elecciones exprés ha dejado a los partidos de la oposición con poco margen para preparar una candidatura. El principal partido rival, el socialdemócrata CHP -Partido Republicano del Pueblo- ni siquiera tiene un candidato. El legendario líder de la formación, Kemal Kiliçdaroglu, no se presentará a los comicios, según ha confirmado a este diario el vicepresidente del CHP Ozkurt Yilmaz. El caos político ha llevado al partido a buscar nuevos nombres para retar a Erdogan en la carrera presidencial. Yilmaz será uno de ellos. “Esto es un complot contra la voluntad de la gente y vamos a reorganizarnos. Por esto hace dos días decidí presentarme a la presidencia”, confirma a El Confidencial Yilmaz, que también desempeñó el cargo de cónsul en Mosul.
Otra de las formaciones con mejores datos en las encuestas, el Iyi Parti, ha tenido dificultades para inscribir su participación. El partido fue fundado por la nacionalista conservadora Meral Aksener el pasado mes de octubre. Un dato cuestionado por el Gobierno y que podría dejarles fuera, ya que la ley exige un plazo de al menos 6 meses entre el primer Congreso General y la cita electoral. La decisión final depende de la Junta Electoral Suprema -YSK- “que podría alegar que nuestro Congreso General fue en abril por lo que no tendríamos suficiente tiempo para participar en los comicios. Pero el primero fue celebrado en diciembre”, insiste a El Confidencial Osman Erturk Ozel, uno de los fundadores del Iyi Parti.
El caos político ha activado la maquinaria de las alianzas en el terreno de la oposición, que baraja unir fuerzas para desbancar a Erdogan. “Esta semana terminaremos conversaciones para ver con qué partido formamos una alianza”, revela Yilmaz. “Estoy abierto a acuerdos", afirma. Y en un gesto político sin precedentes, ayer 15 diputados del CHP abandonaron su partido para unirse a Iyi Parti y así garantizar su participación el 24 de junio. "Es un paso para eliminar los obstáculos en nuestro camino a la democracia", ha declarado el portavoz del CHP Bülent Tezcan, "nuestros compañeros están actuando como escudos para prevenir los intentos de debilitar nuestra democracia. Pasarán a la historia como héroes". Sin duda, el paso sugiere que los principales partidos de la oposición están elaborando acuerdos a contrarreloj.
“Un síntoma de la debilidad del Gobierno”
Finalmente el YSK, tras el cambio de siglas de los parlamentarios del CHP, ha aceptado el registro de Iyi Parti. Sin embargo, el AKP y el MHP han tildado el gesto de "juego sucio". “Dejar fuera a Iyi Parti habría sido una decisión poco inteligente”, mantiene Guven, ya que podría disgustar a gran parte del electorado -Iyi Parti obtuvo el 19% de la intención de voto en su lanzamiento- que se vengaría en las urnas contra el partido en el poder. Los últimos sondeos elaborados por el AKP dan un 55,6% de apoyo a la coalición de Erdogan y el MHP, según el portavoz del AKP Mahir Ünal.
“[La convocatoria] es prácticamente como decir que celebramos las elecciones mañana”, declara a El Confidencial Murat Somer, profesor de política comparativa de la Universidad de Koç. “El gobierno quiere utilizar el factor sorpresa para que la oposición no tenga las mismas oportunidades ni el tiempo suficiente para ganar”, señala. El académico destaca que la oposición -CHP, Iyi Parti, el Partido de la Felicidad, e incluso el HDP- podría establecer alianzas para derrotar a Erdogan. “Hay diferentes formas de cooperar”, destaca, “pueden acudir a las elecciones por separado y cooperar en la formación de un Gobierno posterior; otro nivel de alianzas sería ir de manera independiente en las parlamentarias pero apoyarse en la segunda vuelta de las presidenciales”.
Sin embargo, los expertos coinciden en que la convocatoria de elecciones anticipadas -19 meses antes de lo previsto- es un “síntoma de debilidad”, afirma Somer: “Parece que el gobierno cree que no va a ganar si se celebran a su tiempo, incluso si tienen lugar en el otoño”. Y piensa que es un giro arriesgado, “la injusticia de esta decisión puede volverse en contra y los electores pueden simpatizar con la oposición”. A pesar del limitado margen de maniobra para las otras formaciones, Somer ve esperanza: “Hay otros ejemplos en la historia en los que países bajo gobiernos autoritarios establecidos, o en proceso de ser regímenes autoritarios, han convocado elecciones y la oposición ha sido capaz de unirse y ganar”, sentencia.
“Elecciones instantáneas”. Así ha bautizado la prensa turca a la cita electoral convocada por el Gobierno de Turquía para dentro de sólo dos meses. “Necesitamos adelantar las elecciones en la agenda lo antes posible”, ha declarado el presidente Recep Tayyip Erdogan ante la prensa, porque “los defectos del antiguo sistema pueden fallarnos en cualquier momento”. El anuncio de elecciones anticipadas a mediados de la semana pasada pilló por sorpresa a electores y a partidos de la oposición. Durante meses se había especulado con la posibilidad de adelantar la consulta, cuya fecha inicial era noviembre de 2019, pero ni siquiera el promotor de ese adelanto -Devlet Bahçeli, el líder del partido ultranacionalista MHP y socio del ejecutivo de Erdogan- se había atrevido a proponer una cita tan temprana.
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